El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política interior y conflictos europeos
Carlos I (1516-1556), es el primer representante de la dinastía de los Habsburgo (también conocida como casa de Austria), que regirá los destinos de la Monarquía Hispánica durante los siglos XVI y XVII.
La llegada de los Austrias fue la consecuencia directa de las políticas matrimoniales diseñadas por los Reyes Católicos. Carlos, nieto de los RRCC, acumuló por herencia un inmenso patrimonio territorial, que le convirtió en el monarca más poderoso de Europa, reuniendo territorios de Castilla, Aragón, Austria y Borgoña, alcanzando además la corona imperial, convertido en Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico (SIRG).
En el desarrollo de su acción política tuvo que enfrentarse a conflictos internos y externos, de los que destacamos:
- En el ámbito interior, dos levantamientos o revueltas, producidos entre 1520 y 1523 que, teniendo un origen distinto, coincidieron en convertirse, finalmente, en dos movimientos esencialmente antiseñoriales. Son las revueltas protagonizadas por las Comunidades de Castilla y por las Germanías de Valencia y Mallorca.
- En el ámbito internacional, debemos destacar sus enfrentamientos con los príncipes alemanes, con la Francia de Francisco I y su lucha contra el Imperio Turco Otomano.
Las Comunidades de Castilla
El origen del movimiento comunero se encuentra en el rechazo a la política impulsada por Carlos, recién llegado a Castilla, caracterizada por la imposición de sus consejeros flamencos en los altos cargos de la administración castellana y en la presión para conseguir el pago de nuevos impuestos, con el fin de conseguir el dinero necesario para costear la aspiración del nuevo rey de convertirse en emperador del SIRG, mostrando un profundo desinterés y desprecio por la resolución de los asuntos castellanos. La indignación se extendió por las principales ciudades castellanas, derivando en un levantamiento armado, protagonizado por capas de artesanos y comerciantes, apoyados por miembros de la baja nobleza y el bajo clero.
El movimiento, liderado por Padilla, Bravo y Maldonado, se acabó radicalizando con la incorporación de elementos campesinos que denunciaron abusos del régimen señorial, creando una reacción de los elementos de la alta nobleza que respondieron en defensa de sus intereses y colaboraron en la derrota definitiva de las fuerzas comuneras por parte de los ejércitos reales (batalla de Villalar, 1521).
Las Germanías de Valencia y Mallorca
En el caso de las Germanías valencianas estamos, desde el principio, ante un movimiento de carácter antiseñorial que se extendió por algunas ciudades del Reino de Valencia y acabó trasladándose a Mallorca. El origen del problema está en la movilización de artesanos y comerciantes de las ciudades que protestan por el control que la nobleza ejerce en los gobiernos municipales. Aprovechando la huida de las ciudades de nobles y autoridades por un brote de peste, estos grupos populares se hicieron con el control de las ciudades y extendieron sus protestas a los entornos de las ciudades con saqueo de tierras y haciendas. Fue un movimiento de violencia antiseñorial, pronto acompañado de estallidos de violencia contra la población morisca. La reacción de la corona, que volvió a contar con el apoyo de la alta nobleza, acabó con la derrota de las germanías, facilitando el fortalecimiento de las relaciones entre el nuevo rey/emperador y la nobleza.
Conflictos Internacionales de Carlos V
El enfrentamiento con los príncipes alemanes, se produce en el contexto de la aparición y extensión de la Reforma protestante luterana, ante la que Carlos no tuvo otra salida que renunciar a su sueño de universalidad cristiana concediendo, en la Paz de Augsburgo (1555), la el reconocimiento del derecho de los príncipes protestantes a establecer la religión luterana en sus territorios.
El enfrentamiento con Francisco I de Francia, que se hizo crónico durante todo el reinado al sentirse cercados por tierras de los Habsburgo, tuvo por escenario preferente las tierras de Italia (Milanesado y Nápoles), con sucesivas derrotas francesas (Pavía, 1525), firmas de paz (Paz de Cambrai, 1529) e incumplimientos de lo acordado por parte de Francisco I.
Finalmente, frente al Imperio turco Carlos se tuvo que emplear en frenar las ansias expansivas de la que se había convertido en potencia hegemónica del Mediterráneo oriental, llegando a amenazar a la Europa cristiana tanto por tierra -poniendo en peligro la caída de Viena-, como por mar -amenazando el dominio español del Mediterráneo occidental- contando con la colaboración de piratas berberiscos del norte de África.