Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Históricas
Pueblos Prerromanos
Los pueblos prerromanos eran aquellos establecidos en la Península Ibérica antes de la conquista romana. Entre ellos destacan:
- Los Tartesios: Se desarrollaron en el suroeste peninsular durante la primera mitad del I Milenio a.C., siendo la primera cultura urbana de la península. Su principal riqueza provenía del comercio de metales con los fenicios.
- Los Íberos: Ubicados en la costa mediterránea y meridional, alcanzaron su máximo esplendor cultural entre los siglos V-III a.C. Tenían una lengua común, desarrollaron la escritura y sus ciudades-estado eran independientes. La sociedad ibérica estaba fuertemente influenciada por guerreros. La cerámica torneada y el uso del hierro fueron adoptados gracias a fenicios y griegos.
- Los Celtas: Llegaron desde el 1.200 a.C. a través de los Pirineos, asentándose en el norte y la Meseta. Eran sociedades tribales que construían poblados fortificados (castros). Su economía era de subsistencia, pero conocían el uso del hierro. En zonas de contacto con los íberos, surgieron los celtíberos, con una cultura más avanzada.
Colonizaciones Históricas
Durante los tres primeros cuartos del I milenio a.C., se produjeron las colonizaciones históricas en las costas mediterráneas y andaluzas por pueblos del Mediterráneo oriental:
- Fenicios: Establecieron colonias y factorías comerciales en las costas andaluzas, como Gadir (Cádiz, s-IX a.C.), Malaka (Málaga), Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra). Difundieron el uso del hierro, la conserva en salazón, el torno de alfarero y la escritura alfabética.
- Griegos: A partir de los siglos VIII y VII a.C., fundaron colonias en Levante y Cataluña, siendo Emporion (Ampurias) la principal. Su influencia sobre los íberos se aprecia en el arte, la lengua, la agricultura (cultivo de la vid y el olivo) y el comercio (introducción de la moneda).
- Cartagineses: Presentes comercialmente desde el siglo VI a.C. con asentamientos en las Baleares (Ibiza), comenzaron la conquista de Andalucía y Levante durante las Guerras Púnicas (mediados del siglo III a.C.) para obtener recursos. Fundaron Cartago Nova (227 a.C.) como su capital en la península.
Conquista y Romanización de Hispania
La Conquista Romana
La conquista romana de la Península Ibérica comenzó durante la II Guerra Púnica y se extendió durante 200 años, con tres etapas principales:
- 218 a 197 a.C.: Ocupación del litoral mediterráneo y los valles del Guadalquivir y Ebro.
- 154-133 a.C.: Conquista del centro y oeste peninsular durante las guerras celtíbero-lusitanas.
- 29-19 a.C.: Ocupación de la cornisa cantábrica tras las guerras cántabro-astures.
La Romanización
La romanización fue el proceso de adaptación de los pueblos hispanos a las estructuras romanas. Este proceso, más intenso en la zona mediterránea y Andalucía, tuvo elementos fundamentales como:
- Unificación política-administrativa: Establecimiento de provincias romanas.
- Latinización: El latín, lengua del Imperio, dio origen a las lenguas romances como el castellano, catalán y gallego.
- Derecho romano: Introducción del derecho romano y la ciudadanía romana.
- Urbanismo romano: Fundación de nuevas ciudades (colonias) y expansión del sistema administrativo local (municipios).
- Construcciones monumentales: Templos, foros, teatros (Mérida), anfiteatros (Itálica), calzadas, puentes (Alcántara), pantanos y acueductos (Segovia).
- Difusión del cristianismo: Legalizado en el 313 d.C., el cristianismo se extendió rápidamente, convirtiéndose en religión oficial del Imperio en el siglo IV d.C.
Las Invasiones Bárbaras y el Reino Visigodo
Las Invasiones Bárbaras
En el año 409 d.C., suevos, vándalos y alanos invadieron la Península. Roma pactó con los visigodos, concediéndoles tierras a cambio de expulsar a los invasores. Los vándalos y alanos fueron expulsados, mientras que los suevos establecieron un reino en Galicia. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente (476 d.C.), los visigodos, derrotados por los francos en Vouillé (507 d.C.), se asentaron en la Península, estableciendo un reino con capital en Toledo.
El Reino Visigodo
Para consolidar el Reino de Toledo, se buscó la fusión entre visigodos e hispanorromanos. Recaredo se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589 d.C.), unificando la religión. La unificación jurídica se logró con el Fuero Juzgo (654 d.C.) promulgado por Recesvinto.
La monarquía visigoda era electiva, lo que generaba disputas por la sucesión. El rey contaba con:
- Officium Palatinum: Nobles que administraban el reino.
- Aula Regia: Asamblea de nobles que intervenía en la sucesión real.
- Dux: Gobernaba las provincias, divididas en territorios controlados por condes o jueces.
El Reino de Toledo logró unificar toda la Península Ibérica tras la conquista del reino suevo de Galicia por Leovigildo (571-586 d.C.) y la incorporación de territorios del sureste por Suintila (621-631 d.C.).
La cultura visigoda, principalmente obra de eclesiásticos hispanorromanos como San Isidoro de Sevilla, tuvo en la arquitectura religiosa su mayor exponente, con iglesias de piedra con arcos de herradura.
La disputa sucesoria entre Don Rodrigo y los herederos de Witiza facilitó la invasión musulmana del 711 d.C., que puso fin al Reino Visigodo.