7. Crisis y hundimiento del comunismo (1985-1991) 7.1. Los problemas del modelo soviético
Durante décadas, la URSS fue la segunda potencia militar del mundo y el referente para muchos países, y parecía que, a principios de la década de 1980, su influencia en el mundo se acrecentaba. Pero era un gigante con graves problemas. Su economía estaba estancada, su tecnología se retrasaba respecto a Occidente, el nivel de vida de su población era bajo y los enormes gastos militares y de apoyo a los
países bajo su influencia resultaban excesivos para su riqueza. Además, existían serios problemas políticos. En el exterior, sobre todo en la Europa del Este, donde la imposición del modelo soviético se había llevado a cabo con problemas, los movimientos de protesta y los grupos disidentes contra la presencia soviética eran cada vez más destacados en la década de 1980. En la propia URSS, el Partido Comunista había generado una casta de privilegiados que controlaban el poder e impedían las reformas.
7.2. Las reformas de Gorbachov
En 1985, Mijaíl Gorbachov fue elegido secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética e inició un proceso reformista para hacer frente a los problemas de la URSS. En el ámbito económico propuso la perestroika, un plan para revitalizar la economía y aumentar la producción de bienes de consumo, con la introducción del espíritu de empresa, la noción de mercado y la innovación tecnológica. En el terreno político, la glasnost (transparencia) suprimió la censura y el monopolio político del Partido Comunista, a la vez que se reconocieron otros partidos y se inició la reforma de las instituciones. En 1990 se convocaron las primeras elecciones libres, que dieron la presidencia de la República Federal de Rusia a Boris Yeltsin. En política exterior, se propició el diálogo con Estados Unidos para negociar los conflictos y avanzar en el desarme. También se reorientaron las relaciones con el
bloque de países comunistas, con el fin de animarlos a seguir su propio proceso reformista, tras anunciar que la URSS no intervendría en sus asuntos internos.
7.3. La desaparición del bloque del Este
El movimiento reformista, que acabaría con los regímenes comunistas en la Europa del Este, se inició en Polonia, donde unas elecciones, convocadas en 1989, fueron ganadas por el sindicato católico Solidaridad, enfrentado al Partido Comunista. Un nuevo gobierno, presidido por Lech Walesa, mostró su deseo de aproximarse al modelo occidental. El ejemplo polaco fue seguido, poco después, por la caída de los regímenes comunistas de Hungría, Checoslovaquia (que acabó con la partición en dos repúblicas) y Bulgaria. En Rumania, un alzamiento popular, con el apoyo de parte del ejército, acabó con la dictadura de Nicolae Ceausescu. Los acontecimientos de mayor alcance tuvieron lugar en Alemania Oriental. En noviembre de 1989, y ante la fuerte presión popular, se logró la apertura del muro de Berlín. En 1990 se convocaron elecciones, que fueron ganadas por los partidarios de reunificar la Alemania Oriental con la Occidental, hecho que se produjo ese mismo año con el tratado de unificación.
7.4. La disolución de la URSS
Las reformas de Gorbachov suscitaron la oposición de los sectores más inmovilistas del PCUS, que no querían perder el monopolio del poder y sus privilegios. En agosto de 1991, con Gorbachov ausente, dichos sectores protagonizaron un golpe de Estado militar en Moscú, que fue vencido por la resistencia de la población rusa y por la decidida actitud contraria al levantamiento de Yeltsin y del Parlamento ruso. A partir de ese momento, las reformas se aceleraron. Yeltsin decretó la supresión del régimen
comunista y disolvió el PCUS. Se reconoció la independencia de las repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania) y de Ucrania y Bielorrusia. La URSS acabó finalmente dividida en 15 repúblicas independientes y Gorbachov dimitió de su cargo en 1991. La nueva Federación Rusa heredó muchos de los problemas de la URSS. Por un lado, los enfrentamientos entre etnias y nacionalidades diversas. Por otro, una crisis económica, como resultado de la rápida privatización, que significó el hundimiento caótico de la propiedad estatal, una enorme subida de los precios, el aumento del paro y el empobrecimiento de la población.
7.5. La desintegración del bloque comunista
El rápido proceso de crisis y hundimiento del régimen comunista en la URSS y en los países del Este de Europa tuvo sus repercusiones en aquellos territorios que, de una u otra manera, habían estado ligados o integrados en el bloque socialista. En el decenio siguiente, la mayoría de países del Tercer Mundo con regímenes socializantes desaparecieron o introdujeron cambios que significaron la aceptación de economías de libre mercado y de sistemas políticos formalmente multipartidistas y electivos. Sólo algunos países, como Cuba, Vietnam o el muy complicado caso de China, mantendrán su orientación de carácter socialista.Ahora bien, la desaparición del bloque comunista a finales del siglo XX, no significó el fin de los conflictos y los enfrentamientos bélicos; simplemente éstos son, hoy en día, de nuevo tipo y con otros objetivos.