La Guerra Civil Española (1936-1939): Un Conflicto Fratricida

Introducción

La Guerra Civil Española (1936-1939) fue un conflicto armado que supuso el final de la Segunda República (1931-1939). Este periodo se caracteriza por ser el enfrentamiento entre dos grandes bloques sociales: las élites (terratenientes, Iglesia y Ejército) contra las clases populares y la pequeña burguesía.

La Guerra Civil se desencadenó a partir de varios precedentes tanto a nivel nacional como internacional:

Antecedentes de la Guerra Civil Española

A nivel nacional

La Segunda República se ganó muchos enemigos con las numerosas reformas que ésta proponía. Por una parte, puso a la Iglesia en su contra al implementar un estado laico. De igual manera, consiguió el desapego de los terratenientes y la alta burguesía al implementar reformas económicas en la agricultura e implementar leyes a favor de los derechos de los trabajadores. Por último, consiguió el enfado del Ejército al proponer un modelo de estado que permitía el avance en la autonomía de las regiones.

A nivel internacional

En Europa, se vivía un periodo de tensión entre las grandes potencias derivado del surgimiento de gobiernos fascistas en varios países (siendo las más importantes las dictaduras de Mussolini en Italia y la de Hitler en Alemania) con el objetivo de eliminar el impacto del movimiento obrero y al reciente comunismo implementado por la Unión De Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

El Golpe de Estado y el Estallido de la Guerra

Desde la victoria del Frente Popular en 1936 ya habían rumores sobre el golpe de Estado. Para prevenirlo, el gobierno cambió de destino a los militares conspiradores, que eran: el general Mola (destinado a Navarra), el general Franco (destinado a Canarias), el general Goded (destinado a las Baleares) y el general Sanjurjo que se hallaba exiliado en Portugal desde 1932. A pesar de ésto, los militares y oligarcas lograron conspirar y llevar a cabo el golpe de estado.

Días previos al golpe de estado, un grupo de extrema derecha asesina a Castillo de la Guardia de Asalto, ligado mutuamente con las milicias socialistas. El golpe se inicia el 17 de julio con el apoyo de tropas regulares y la Legión que ocupaba Melilla, sumadas al ejército que ocupaba Ceuta y Tetuán. Cabe aclarar que no todo el Ejército se sublevó.

Mientras tanto, en Madrid, Quiroga se niega a armar a la población como exigían ciertos partidos, y acaba dimitiendo el día 18. Azaña elige a Martínez Barrios como jefe de estado que dimite el día siguiente. Después Manuel Azaña eligió a José Giral, que sí acepta armar a la población y con ésto se crean las milicias populares. Además, los sindicatos y partidos obreros movilizan a sus militantes para combatir la rebelión.

La rebelión dominó rápidamente los territorios de Galicia, Aragón, Oviedo y Navarra en el norte y Cádiz, Sevilla, Granada, Córdoba y Canarias en el sur, además de las Baleares.

Los Bandos en Conflicto

El Bando Sublevado

El bando sublevado fue apoyado por conservadores, monárquicos, católicos y falangistas. Además contaba con el apoyo de los poderes oligárquicos (incluyendo Ejército y oficiales de la Armada) y de Alemania e Italia. Este bando estaba inspirado por el fascismo (de ahí la ayuda de Alemania e Italia) y buscaban defender la unidad de España. Se definían como católicos y “nacionales”. Entre los integrantes de este grupo no había consenso sobre qué hacer tras el golpe, solamente buscaban eliminar la democracia.

El Bando Republicano

Por su parte, el bando republicano estaba formado por clases populares, influidas sobre todo por partidos socialistas, comunistas y anarquistas [Partido Comunista Español (PCE), Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Confederación Nacional del Trabajo (CNT)]. Tenían el apoyo de la Aviación y la marinería de la Armada. Tenían intereses distintos pero todos defendían la legitimidad de la República.

Internacionalización del Conflicto

A nivel internacional, el conflicto tuvo gran impacto ya que era visto como un enfrentamiento entre la democracia y el fascismo. Gran Bretaña defendió una política de apaciguamiento y comunicó a Francia que, si intervenía, no le ayudaría ante la amenaza de Hitler. Francia firmó un acuerdo y creó un Comité de NO intervención, al que se unieron un total de 27 países. Aún así, ambos bandos recibieron ayuda del exterior.

Ayuda al Bando Republicano

El bando republicano fue ayudado por dos lados principalmente. El primero de ellos fue la URSS, que le vendía armas y combustible a cambio de oro tras las manifestaciones que exigían a Stalin intervenir. La otra fuente de ayuda fueron las Brigadas Internacionales, que estaban formadas por grupos comunistas y antifascistas de todo el mundo y que ayudaron enviando alrededor de 60.000 tropas.

Ayuda al Bando Sublevado

El bando sublevado fue ayudado por Alemania e Italia, que enviaron armamento en grandes cantidades además de la Legión Cóndor por parte de Alemania y el “Corpo Truppe Volontarie” por parte de Italia, cerca de 80.000 soldados y armamento, permitiendo con ellas el cruce del estrecho de Gibraltar.

Desarrollo de la Guerra

La Guerra Civil tuvo un carácter moderno, siendo la aviación el arma principal y la implementación de tanques que permitieron el bombardeo de ciudades. La guerra psicológica se intensificó gracias a la radio, el periódico y la llamada “literatura de trincheras”.

La guerra creció desde finales de 1939 debido a la ayuda exterior que ambos bandos recibían. El planteamiento de la guerra por parte de los sublevados fue siempre controlar la capital lo más rápido posible, haciéndolo desde dos frentes: el del norte con el general Mola y los Requetés navarros, y el del sur con el general Franco y el “Ejército de África”. El avance fue rápido, siguiendo un estilo de guerra colonial.

Los dos frentes quedaron unidos el 9 de septiembre de 1936, cuando las tropas del sur y del norte se encontraron en Gredos (entre Madrid y Ávila). La conquista de Madrid se dificultó, con la detención del general Mola y la muerte del general Sanjurjo, pero Franco, al frente del Ejército, consigue ocupar Toledo.

A finales de septiembre ya estaban en las puertas de Madrid. El 29 de septiembre se forma el Ejército Popular, movilizándose miles de personas para fortificar el acceso y los interiores de la capital para combatir a los sublevados.

En el mes de noviembre el gobierno republicano se trasladó a Valencia, dejando al comandante Rojo y al general Miaja al frente de la Junta de Defensa. Madrid consiguió aguantar pese a los continuos bombardeos gracias a la ayuda de las Brigadas Internacionales y a la llegada de los tanques de la URSS.

Tras fracasar en la conquista de Madrid, los sublevados se propusieron aislar la capital y cortar sus comunicaciones con Valencia mediante dos intervenciones, fracasando en ambas.

La Ofensiva del Norte y la Batalla del Ebro

Después de estas derrotas, Franco abandona la idea de ganar la guerra rápidamente y plantea una estrategia de desgaste, conquistando de manera progresiva los territorios de la República. Empieza conquistando el norte (Asturias, Vizcaya y Santander), por su gran cantidad de recursos siderúrgicos. El momento más importante del ataque fue el bombardeo de Guernica el 26 de abril por la Legión Cóndor, dando así el primer bombardeo aéreo sobre población civil de la historia, que sería de inspiración para la obra de Picasso.

A finales de 1937, el bando republicano decidió hacer cambios en el Ejército, creándose las Brigadas Mixtas. Este ejército intentó realizar nuevas ofensivas, la más relevante la batalla de Teruel, donde el ejército republicano se vio derrotado. Tras eso, el ejército sublevado enfocó sus ofensivas en el frente aragonés, dividiendo el territorio republicano en dos partes.

La desesperada situación del bando republicano los llevó a lanzar su último y más brillante ataque. El 25 de julio, mientras el ejército sublevado cruzaba el Ebro, lanzaron su ofensiva con la esperanza de reconquistar el territorio. La batalla del Ebro fue la batalla más importante de la guerra por sus dimensiones y número de bajas, siendo el bando sublevado el vencedor y sentenciando a la República.

El Final de la Guerra

En enero de 1939, Franco decide atacar Cataluña, entrando el 26 de enero a la ciudad sin resistencia alguna. Más de 400.000 personas se exilian a Francia entre ellas se destacan Negrín presidente del gobierno y Azaña presidente de la República.

Tras eso, solo quedaba la zona central del territorio republicano (Madrid, Albacete, Alicante, Valencia y Almería). Un mes más tarde, Negrín vuelve para reorganizar el Ejército y el territorio. Sin embargo, surgieron discrepancias entre los miembros del lado republicano. Mientras unos sostenían su decisión de continuar la resistencia (PCE y Negrín), otros se oponían ya que creían que lo mejor era buscar un final negociado ya que pensaban que la guerra ya estaba perdida (PSOE y anarquistas).

Finalmente, el Consejo General de Defensa intentó negociar con los franquistas por la paz, siendo rechazados por Franco, que exigía una rendición. El 1 de abril 1939 Franco firmó en Burgos el último parte de guerra con las palabras: “Españoles la guerra ha terminado”.

La Vida Durante la Guerra

La Zona Republicana

El estallido de la guerra desestabilizó a ambos lados a nivel político, siendo el bando republicano el más afectado debido a la creación de comités organizados por los partidos y sindicatos al comienzo del conflicto, los cuales compartieron el poder con el Gobierno. Este descontrol provocó asesinatos hacia miembros del bando contrario durante los primeros meses de guerra, siendo el incidente de Paracuellos (Madrid) el más importante. En verano del 36, el bando republicano se encuentra dividido en dos bandos: los partidarios de llevar a cabo una economía de guerra para vencer a los sublevados (comunistas y socialistas moderados, y por otro lado los partidarios de hacer la revolución a la vez que la guerra (anarquistas, trotskistas y socialistas radicales). En 1937 comenzaron los enfrentamientos internos entre las fuerzas gubernamentales con enfrentamientos entre socialistas y anarquistas. Debido a ello, Largo Caballero dimitió. Tras ello toma el poder Juan Negrín, que no consigue solucionar las divisiones del gobierno ni frenar las múltiples victorias de los sublevados.

La España Sublevada

En el territorio sublevado había diversas corrientes ideológicas, pero se impuso una férrea unidad desde el inicio, contribuyendo a la victoria. El fallecimiento de Sanjurjo en un accidente de aviación facilitó la jefatura única, liderada por el general Franco, tras destacarse militarmente con la operación del ejército de África y la liberación del Alcázar de Toledo.

Se estableció una Junta de Defensa Nacional en Burgos, presidida por el general Cabanellas, que restableció la bandera roja. Sin embargo, sus insuficiencias llevaron a la jefatura única de Franco. El nuevo Estado tomó un giro antirrepublicano, transformándose en»Alzamiento Naciona» y»Cruzad», definiendo el nacionalismo español y el catolicismo del régimen franquista.

Franco fue proclamado Jefe del Gobierno, del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, estableciéndose el caudillismo. En 1937, el Decreto de Unificación integró a carlistas y falangistas en un partido único (FET de las JONS). La centralización del poder alrededor de Franco permitió el control ejecutivo, legislativo y judicial, encaminando todos los recursos a ganar la guerra.

La Iglesia apoyó completamente el golpe, denominado»Cruzad» al levantamiento. Paralelamente, se inició una represión sobre sectores democráticos y revolucionarios para eliminar al adversario y paralizarlo por miedo, con ejecuciones individuales y matanzas colectivas que se sistematizaron conforme avanzaba la guerra.

Consecuencias de la Guerra

La Guerra Civil Española causó alrededor de 145.000 muertos en combate y entre 135.000 y 200.000 víctimas de la represión. Además, hubo más de 400.000 heridos. En 1939, medio millón de españoles huyeron de Cataluña, con 160.000 exiliados permanentemente en países como Francia, Argentina y México, incluyendo a destacados intelectuales.

Materialmente, la guerra destruyó más de 250.000 casas, la mitad del material ferroviario, el 60% de las vías de comunicación y el 80% de las instalaciones industriales, especialmente en el País Vasco y Asturias. Muchos campos de cultivo quedaron arruinados, provocando desabastecimiento y hambre en ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia. Un tercio de la cabaña ganadera desapareció, y las reservas de oro del Banco de España se esfumaron. Las pérdidas económicas se estimaron en unos 30.000 millones de pesetas de 1935, con la economía en recesión y el racionamiento del pan hasta 1952.

La Represión

La represión en ambos bandos no fue igual. Los sublevados aplicaron una política institucional de terror para vencer la resistencia.

Represión en zona republicana

En la zona republicana, hubo una respuesta popular violenta contra los sublevados, afectando a la Iglesia, burguesía y clases acomodadas, con asesinatos, detenciones ilegales y saqueos. Ejemplos graves incluyen los asesinatos en las cárceles Modelo de Barcelona y Madrid y los de políticos como Melquíades Álvarez y José Antonio Primo de Rivera. Se estima que 50.000 personas fueron asesinadas en esta zona durante la guerra.

Represión en la zona sublevada

La violencia en la zona sublevada, destinada a aniquilar a los vencidos, resultó en 27.000 asesinatos en los primeros días tras el golpe. Ejemplos incluyen las ocupaciones de Badajoz, Málaga y Granada, y el asesinato de figuras simbólicas como Federico García Lorca. El régimen de Franco ejecutó a numerosos republicanos y militares contrarios. Se estima que 150.000 personas fueron asesinadas en esta zona. La represión fue sistemática y ejercida por el Ejército, la Falange y autoridades políticas, creando un clima de terror. Actualmente, se buscan fosas comunes para restituir los restos a sus familiares.

Conclusión

En definitiva, la Guerra Civil Española fue un conflicto armado entre el bando fiel a la República y el bando de los autodenominados “nacionales”, siendo éstos los que acabarían llevándose la victoria liderados por Franco. Este conflicto dejó entre 280.000 y 345.000 muertos entre los fallecidos en combate y los fallecidos por la represión. A ellos sumamos alrededor de 400.000 heridos y alrededor de 200.000 exiliados (contando únicamente los que nunca regresaron a España). Hablando de las pérdidas materiales, el 80% de la industria fue destruida, se destruyó la mitad de las instalaciones ferroviarias y se perderían una gran parte de los campos de cultivo. Todo esto provocó una gran recesión económica, acompañada de grandes hambrunas. Con todo este panorama comenzará la dictadura de Franco que finalizará 3 años después de su muerte en 1975.

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