1. Proclamación de la República
Las elecciones del 12 de abril, convocadas por el presidente Aznar, buscaban medir el apoyo o rechazo a la monarquía por parte del pueblo.
En muchas zonas de capitales y principales núcleos triunfó la conjunción republicano-socialista.
El 14 de abril, Alfonso XIII parte al exilio en Italia, y en España los representantes del Pacto de San Sebastián formaron un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora.
Este gobierno decretó una serie de medidas de extrema urgencia como la concesión de una amnistía para los presos políticos, la proclamación de libertades políticas y la convocatoria de nuevas elecciones que acabaron con una victoria definitiva de esta conjunción.
El 28 de junio se celebraron las elecciones a Cortes Constituyentes con una nueva victoria de la conjunción republicano-socialista. Ningún partido consiguió suficientes votos como para gobernar en solitario. Entre ellos, el PSOE se convirtió en el partido principal del grupo parlamentario, mientras que otros, como los partidos monárquicos, fueron derrotados. El gobierno quedó en manos del jefe de gobierno, Niceto Alcalá Zamora.
Su primer objetivo fue establecer una nueva constitución, la de 1931, con carácter democrático y progresista, en la que España se definía como una república de trabajadores de todas clases.
El Estado se formaba de forma integral.
Se estableció el principio de soberanía nacional, unas Cortes de carácter unicameral, la división de poderes y la designación de altos cargos de la Administración.
Tenía una amplia declaración de derechos y libertades, garantizando además la igualdad ante la ley y la no discriminación por raza, sexo…, además de conceder el voto a mayores de 23 años y, por primera vez, a la mujer.
Por último, se declaró la laicidad del Estado, separándolo de la Iglesia y reconociendo el matrimonio civil y el divorcio.
Partidos políticos de la época
Los partidos que se encontraban en el panorama político se dividían en:
- Izquierda: Se diferenciaban los obreristas (como el PSOE, que era el más estructurado y sólido, el PCE o el POUM, proveniente de una tendencia antiestalinista) y los republicanos (como AR, IR o ERC).
- Centro: Representados principalmente por seguidores de Alcalá Zamora o el partido republicano de Lerroux, como eran el PRR o el PNV.
- Derecha: Sentían un claro sentimiento de repulsión ante la república. Se dividían en partidos parlamentarios como la CEDA, que era el más fuerte, o los partidos antiparlamentarios como la Falange o CT, con ideas antidemocráticas y defensores del nacionalismo español.
2. Bienio Reformista
Las reformas que se llevaron a cabo en este periodo fueron impulsadas por el gobierno de Manuel Azaña. Se basó en la unión de la república de izquierdas con el obrerismo social.
En las reformas socio-laborales destacó el socialista Largo Caballero.
Se aprobó la ley de jurados mixtos, la ley de términos municipales y el establecimiento de la jornada laboral de 8 horas.
Se aprobó, además de la ley de reforma agraria, con la que se quería crear una nueva clase media rural para salir del atraso industrial. Esta ley se encomendó al Instituto de Reforma Agraria (IRA).
Esta ley supuso una decepción para los campesinos, ya que no logró todas las expectativas que se esperaban, además de contar siempre con una gran oposición de los propietarios agrícolas.
Respecto a la Iglesia, se aprobaron otras leyes como la ley de congregaciones, en la que se limitó la posesión de bienes de la Iglesia, o se prohibió la enseñanza a la Iglesia para secularizar la sociedad española. Esto provocó grandes polémicas, ya que la población era mayoritariamente católica, mostrando grandes repulsiones por la república. Manifestaciones como la del cardenal Segura obligaron a la república a tomar medidas más fuertes y expulsarlo del país. La derecha se fue alejando cada vez más de la república, a la que consideraba atea y roja.
También se reformaron las instituciones militares, ya que esta contaba con oficiales mal pagados.
Se quería reformar la obediencia del ejército al poder civil. Se propuso la Ley de Retiro de la Oficialidad, ofreciendo a los militares la opción de retirarse de forma voluntaria. Esta reforma se acogió de manera agresiva en algunos sectores de militares, llevando a la sublevación de algunos militares al mando de Sanjurjo contra la república, conocida como la Sanjurjada.
Finalmente, se creó la Guardia de Asalto para mantener el orden social.
En la educación se dieron muchos recursos, consolidando una enseñanza pública, obligatoria y gratuita, además de optar por un sistema laico y la coeducación (suprimir la separación de alumnos y alumnas).
La no obligatoriedad de la enseñanza católica produjo en los sectores más conservadores la llamada “guerra escolar”, que se extendió por la secundaria y la universidad.
Para renovar y promover la cultura se crearon las casas de la cultura, los institutos obreros o la Barraca. Por último, en la política se desarrolló una idea de Estado central que permitía a ciertas regiones tener sentimientos nacionalistas propios y cederles autonomía. En Cataluña se llegó al acuerdo de crear un gobierno autonómico, la Generalitat, mientras que en el País Vasco se redactó un proyecto de estatuto (Estatuto de Estella). Todas estas reformas fueron contestadas por los diversos sectores de la política, algunos de ellos mostrando una fuerte represión. La economía, además, fue empeorando por la crisis del 29, por lo que aumentó la conflictividad social, que afectó a muchos sectores de la sociedad. El gobierno tuvo que tomar medidas como la represión ante estas oposiciones a la república. Finalmente, el escándalo de las casas viejas llevó a Azaña a dimitir, y Alcalá Zamora nombró a Diego Barrio presidente del nuevo gobierno para convocar nuevas elecciones para 1933.
3. Bienio Conservador
En las elecciones de 1933, las primeras en las que votaron las mujeres, las derechas se unieron en una única candidatura frente a las izquierdas, que estaban en diferentes candidaturas. Los partidos de Gil Robles y Lerroux obtuvieron muchos votos, pero no suficientes para gobernar, lo que supuso la formación de un gobierno de radicales y algunos partidos de centro, formando una política revisionista. Empezaron frenando las reformas, devolviendo las tierras a la nobleza o aprobando un presupuesto de culto y clero.
En el ejército, se aprobó una amnistía para los sublevados, y en la educación se redujo el presupuesto. En la cuestión agrícola se produjeron enfrentamientos entre el gobierno y la Generalitat, que acabaron con la anulación de sus efectos en Cataluña. Esta no lo aceptó y aprobó unas leyes idénticas, dejando una situación crítica que también se vivió en el País Vasco, donde quisieron paralizar sus cortes. Todas estas paralizaciones de las antiguas reformas dieron lugar a la radicalización del PSOE y la UGT, que declararon huelgas. Este movimiento fue reprimido, produciendo varias detenciones. Esta situación solo produjo más huelgas y manifestaciones por parte de los partidos obreros, llevando al gobierno a decretar el estado de guerra. Finalmente, en 1934, varios radicales dirigidos por Martínez Barrio abandonaron el partido de Lerroux, creando Unión Republicana. Un año más tarde, se formó un nuevo gobierno de Lerroux que incluía a personas como Gil Robles o el general Franco e iniciaron la denominada contrarrevolución.
Se suspendió la autonomía de Cataluña, las leyes de las reformas y se intentó modificar la Constitución, que nunca se llegaría a aprobar. Todas estas divisiones de partidos, pero sobre todo los escándalos de corrupción, provocaron una terrible opinión pública sobre el gobierno. El presidente Niceto Alcalá Zamora disolvió las Cortes y propuso nuevas elecciones para 1936.
4. Frente Popular
En las nuevas elecciones, la izquierda formó una gran coalición de republicanos, PSOE y comunistas, llamado Frente Popular, que defendían la amnistía, la legislación de reformas…
Por otro lado, los de derechas formaron distintas coaliciones, como la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas, lo que se denominó el Bloque Nacional, que nunca llegaron a unirse en una candidatura única. En las elecciones obtuvo la victoria el Frente Popular, con un 48 % de votos, la derecha con un 46,5 % y las fuerzas del centro con un 5,4 %, por lo que el Frente Popular formó el nuevo gobierno exclusivamente de republicanos, y el resto de la coalición solo le daban apoyo. El nuevo presidente de la república fue Manuel Azaña, y del gobierno, Casares Quiroga. Pusieron en marcha el programa pactado, declarando una amnistía a los encarcelados y obligando a las empresas a readmitir a sus obreros, además de reanudar las Cortes y los gobiernos de Cataluña y el País Vasco. Los demás partidos empezaron a hacer movilizaciones populares para pedir acciones más revolucionarias. Se convocaron huelgas y varias manifestaciones hasta tal punto que se generó un clima de violencia social. Mientras estas revoluciones seguían cada vez más violentas, un grupo de militares al mando de Sanjurjo, refugiados en Portugal y guiados desde Pamplona por el general Mola, empezaron a preparar un golpe militar, que buscaba la defensa de la unidad de España y el catolicismo. Toda esta conspiración fue extendiéndose. El 13 de julio de 1936, el líder de los monárquicos, José Calvo Sotelo, fue asesinado, y para vengar su muerte, el teniente Castillo aceleró la sublevación militar iniciada el 17 de julio de 1936 en Marruecos, que daría lugar a la Guerra Civil Española.