El papel de la Iglesia Católica y la construcción del nuevo Estado durante el Franquismo

El Franquismo: La Iglesia Católica y la construcción del Nuevo Estado

La Iglesia Católica y el Golpe Militar

Además del ejército, la Iglesia Católica sería un baluarte fundamental para el nuevo estado franquista. La mayoría de sacerdotes, monjas, obispos, arzobispos y cardenales apoyaron con gran entusiasmo el golpe de estado de 1936.

Varios obispos declararon públicamente su apoyo al golpe militar, llegando incluso a definirlo como una “cruzada religiosa”, equiparándolo a las campañas bélicas impulsadas por el Papado contra los infieles en la Edad Media.

En julio de 1937, la “Carta colectiva del Episcopado español a los obispos del mundo” tuvo una gran repercusión internacional. En ella, la Iglesia española manifestaba su respaldo al gobierno militar, argumentando que había evitado una revolución comunista en España. Además, se autoproclamaba como “la víctima inocente e indefensa de la guerra”.

Este apoyo explícito de la Iglesia Católica española a los sublevados sería determinante para el éxito y la duración de la dictadura militar del general Francisco Franco.

La construcción del Nuevo Estado (1938)

En enero de 1938 se organiza el nuevo Estado que va a sustituir a la República. Se forma un gobierno donde Franco asume todos los poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. El gobierno está compuesto por militares y civiles (carlistas, falangistas y monárquicos) partidarios de Franco.

Medidas del Nuevo Estado:

  • Se derogan todos los actos de gobierno y leyes de la República.
  • Se suprimen los estatutos de autonomía de Cataluña y País Vasco.
  • Se impone el español como única lengua de la administración pública y se prohíbe el uso público de las lenguas regionales. La Iglesia también deberá realizar sus actos religiosos solo en español.
  • Se anulan los divorcios y los divorciados deben volver con sus antiguas parejas.
  • Se crea un estado Nacional-Sindicalista a nivel social, a imitación de las dictaduras alemana e italiana, prohibiendo los sindicatos y las reivindicaciones obreras. Los empresarios y trabajadores se encuadran en los llamados “sindicatos verticales”. Todo ello regulado por el Fuero del Trabajo, a imitación del sistema laboral de la Italia de Mussolini.
  • Se suprimen todas las libertades: de asociación, de reunión, de prensa, religiosa… Se controla todo, hay censura previa de libros, radio, prensa…

Reconocimiento internacional

En el exterior, el régimen franquista solo fue reconocido inicialmente por la Alemania nazi, la Italia fascista, Portugal y el Vaticano. Al terminar la Segunda Guerra Mundial en 1939, el Reino Unido y Francia (que deseaban mantener las relaciones comerciales habituales, sobre todo de materias primas) también reconocieron a la dictadura franquista una vez derrotada la República.

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