Causas de la Revolución Francesa
- Crisis económica y social: Francia sufría una profunda crisis económica y social debido al aumento de los precios de los alimentos, a consecuencia de las malas cosechas, y al descontento popular generalizado.
- Marginación de la burguesía: La burguesía, a pesar de su creciente riqueza, se encontraba marginada políticamente. Su descontento con el absolutismo del Antiguo Régimen era cada vez mayor, buscando el fin de este sistema.
- Crisis financiera de la monarquía: La monarquía, en un intento por solucionar la crisis financiera, propuso una reforma fiscal que obligaba a la aristocracia a pagar impuestos. Esta medida, sin embargo, enfureció a los privilegiados.
Comienzo de la Revolución Francesa
La Revolución Francesa se inició con la negativa de la aristocracia a pagar impuestos. Los privilegiados exigieron al rey Luis XVI la convocatoria de los Estados Generales. Estos se abrieron en Versalles, presididos por el rey. La representación en los Estados Generales otorgaba el mismo número de diputados y un único voto a cada estamento. El Tercer Estado, buscando mayor representatividad, exigió el voto por persona. La monarquía y parte de la nobleza solo aceptaron la doble representación. El 20 de julio de 1789, los diputados del Tercer Estado se reunieron en París y se autoproclamaron Asamblea Nacional, representantes de toda la nación. Se comprometieron a redactar una Constitución que reflejara la voluntad de la mayoría de los franceses.
Fin del Antiguo Régimen
El pueblo de París respaldó al Tercer Estado y el 14 de julio de 1789 asaltó la fortaleza de la Bastilla. La Revolución se extendió al campo en forma de revuelta antiseñorial, con la quema de residencias nobiliarias y la destrucción de documentos señoriales. El 4 de agosto, la Asamblea Nacional decretó la abolición de los privilegios feudales y promulgó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que reconocía la libertad individual y colectiva, la igualdad ante la ley y en el pago de impuestos.
Monarquía Constitucional
Ante la situación, el rey y la nobleza aceptaron el nuevo orden. La Asamblea Nacional inició un proceso reformista para convertir a Francia en una monarquía constitucional y parlamentaria. En 1791 se proclamó la Constitución, basada en los ideales del liberalismo político: separación de poderes, soberanía nacional e igualdad legal de los ciudadanos. Sin embargo, el rey se reservaba el derecho de veto. Se estableció el sufragio indirecto y censitario, dividiendo a los ciudadanos entre aquellos con derecho a voto (los que poseían riquezas) y los que no (los pasivos sin fortuna). Se formó la Asamblea Legislativa, que redactó leyes para la igualdad de todos los ciudadanos, la prohibición de la tortura, la obligación de la nobleza de pagar impuestos y la eliminación de los gremios. Se creó la Guardia Nacional para defenderse del absolutismo. Para solucionar la crisis financiera, los bienes de la Iglesia se declararon bienes nacionales, asegurando el Estado el mantenimiento del culto. Se separó la Iglesia del Estado.
Diferentes opciones políticas de la Monarquía Constitucional
Las reformas del período (1789-1791) fueron bien recibidas por los grupos burgueses, ya que les otorgaban derechos políticos y libertad económica. Sin embargo, la nobleza se opuso al nuevo régimen, buscando recuperar sus privilegios. El clero también mostró su descontento, al igual que la monarquía, que pretendía derrocar a la Asamblea. Sectores populares también expresaron su descontento por el encarecimiento del coste de la vida. Entre los revolucionarios destacaban los girondinos, los jacobinos y los cordeliers, estos últimos partidarios de proclamar la república.
El fracaso de la Monarquía Constitucional
En oposición a la Revolución, la familia real huyó de París y se unió al ejército austriaco, que pretendía invadir Francia y restaurar el absolutismo. En abril de 1792, la Asamblea declaró la guerra a Austria. Los austriacos invadieron Francia y llegaron a París. El 10 de agosto de 1792, los sans-culottes asaltaron el palacio real, encarcelaron al rey y proclamaron la República (9 de julio de 1792).
La República Democrática (1792-1794)
La República quedó en manos de los girondinos, quienes convocaron elecciones por sufragio universal masculino para la nueva Convención Nacional. La Convención sometió a juicio a Luis XVI y a su esposa, acusados de traición y ejecutados en la guillotina. La muerte del rey provocó que las monarquías europeas se aliaran contra la Francia revolucionaria. En 1793 estallaron revueltas contrarrevolucionarias y los ejércitos aliados invadieron Francia.
La Convención Jacobina
En 1793, los jacobinos tomaron el poder. Redactaron una nueva Constitución basada en la democracia social: soberanía popular, derecho a la igualdad y sufragio universal directo. Un Comité de Salvación Pública, liderado por Robespierre, concentró el poder ejecutivo. Para defender la República, se organizó un ejército, se impulsó la Ley del Terror y se decretó la leva en masa y la Ley de Sospechosos, que permitía castigar con prisión o muerte a los sospechosos de ser contrarrevolucionarios. El Comité de Salvación Pública aprobó leyes sociales: control de precios y salarios, Ley del Máximo. Se distribuyeron los bienes de los contrarrevolucionarios entre los indigentes y se estableció la educación obligatoria.
La caída de los Jacobinos
En el verano de 1794, el Terror y el gobierno dictatorial de los jacobinos provocaron la oposición de gran parte de la población. En el golpe de Estado de Termidor, Robespierre y otros líderes jacobinos fueron derrocados y ejecutados.
La República Burguesa (1794-1799)
La burguesía conservadora recuperó el control de la Revolución. Una nueva Constitución estableció un gobierno colegiado (Directorio), restableció el sufragio censitario y otorgó el poder legislativo a dos cámaras: el Consejo de los Quinientos y el Consejo de los Ancianos. El liberalismo de la nueva república se situaba entre el absolutismo y la democracia social jacobina. En 1799, el joven general Napoleón Bonaparte, apoyado por la burguesía, dio un golpe de Estado que puso fin al Directorio e inauguró el Consulado.
La caída de Napoleón
Los ejércitos napoleónicos actuaron como conquistadores, cobrando impuestos y apropiándose de las riquezas de las naciones ocupadas. Esto provocó la oposición de las naciones a la Francia invasora. El levantamiento de los españoles contra la imposición de un rey extranjero fue el primero y marcó el declive del Imperio Napoleónico. En 1814, tras ser derrotado en Rusia y España, Napoleón abandonó el poder. En 1815 fue derrotado en Waterloo y desterrado a la isla de Santa Elena, donde murió en 1821.
El Liberalismo
Es un sistema político que se basa en el individuo y en el Estado como garante de los derechos y libertades de las personas. El liberalismo defiende que las decisiones sean tomadas por un parlamento elegido por sufragio, que elabore las leyes. También defiende la existencia de una Constitución que asegure la división de poderes para evitar la tiranía. El derecho a la propiedad es una libertad fundamental y el Estado no debe intervenir en la economía.
El Nacionalismo
Es una ideología política que sostiene el derecho de los pueblos a decidir sobre sí mismos y a defender su soberanía. La nación se entiende como un conjunto de individuos con unos lazos culturales propios y que desean vivir en comunidad. El nacionalismo se expandió en el siglo XIX para defender la Europa libre de la Europa absolutista y buscaba reagrupar en el interior de unas mismas fronteras a los miembros de una comunidad nacional.
Revoluciones de 1820
Levantamientos liberales intentaron en algunos países acabar con el absolutismo, pero solo en Grecia triunfó un levantamiento contra el Imperio Turco. También vencieron las colonias españolas de América continental que se enfrentaron a la metrópoli. Al vencer, se declararon independientes e impusieron regímenes liberales en las nuevas repúblicas.