La Constitución de 1931
Se convocaron elecciones a Cortes constituyentes en junio de 1931. El PSOE se convirtió en la formación más numerosa, seguido por los radicales, los radicales-socialistas y el partido de Azaña, Acción Republicana. Las cortes aprobaron la Constitución en diciembre de 1931.
Características de la Constitución de 1931:
Los poderes: la soberanía popular la tiene de forma explícita el pueblo y se establece la división de poderes. El poder legislativo lo tienen las cortes, el poder ejecutivo reside en el gobierno y en el presidente de la República, y el poder judicial en jueces independientes. En lo referente al voto, se aprueba el sufragio universal, concediendo el derecho al voto a las mujeres. Votarían por primera vez en las siguientes elecciones de 1933. Respecto a la configuración territorial, el Estado se configura como integral, pero se contempla la posibilidad de aprobar estatutos de autonomía. Se recoge una extensa declaración de derechos: acceso a la Seguridad Social, limitación de la jornada laboral, salario mínimo, etc.. Se limita el derecho a la propiedad y se establece la posibilidad de nacionalizar servicios de interés común. En cuanto a la separación de Iglesia y Estado, al declararse la aconfesionalidad del Estado, el catolicismo deja de ser religión oficial. Se decretó la disolución de las órdenes religiosas que obedeciesen a una autoridad distinta del Estado (caso de los jesuitas). A la iglesia se le prohibió la práctica de la enseñanza, se reconocía el matrimonio civil y el divorcio.
La reforma agraria:
En 1932 se aprueba la ley de bases de la Reforma agraria. Esta consistía en la expropiación de fincas no explotadas por sus propietarios para repartirlas entre jornaleros en régimen de arriendo. Sin embargo, esta reforma se hizo con lentitud, las indemnizaciones fueron muy costosas y además hizo que los terratenientes se pusiesen en contra del régimen republicano.
Las reformas laborales:
Largo Caballero, ministro de trabajo, promueve una serie de reformas para llevar la legislación laboral al campo. También crea la ley de contratos de trabajo y la ley de jurados mixtos. A pesar de ello, se sucedieron huelgas y protestas.
La afirmación del Estado civil y laico
Se pretende afirmar la autoridad del Estado frente al ejército. A través de una reforma se reducen los altos cargos del ejército. Y se pretende que todos los militares juran lealtad al gobierno. El objetivo también es separar Iglesia y Estado, para ello se emprende una serie de reformas, como aprobar la ley de congregaciones religiosas, la ley del divorcio, la secularización de cementerios, etc.. La enseñanza religiosa dejó de ser obligatoria y se suprimieron símbolos como el crucifijo.
La reforma educativa y la política cultural.
Esta reforma se vio influenciada por la Institución Libre de Enseñanza, la cual era un proyecto educativo muy innovador para la época. La idea era crear una escuela laica, obligatoria y gratuita que asegurase la igualdad de oportunidades. La expulsión de los jesuitas y la exclusión de las congregaciones de la práctica de la enseñanza, obligó a la República a hacer un gran esfuerzo en la creación de escuelas y contratación de maestros. Se pusieron en marcha las Misiones Pedagógicas para llevar la cultura a los pueblos. En éstas se ofrecían representaciones teatrales, museos ambulantes, cines, etc.. Un grupo de teatro de las misiones sería La Barraca, un grupo de teatro universitario de carácter ambulante y orientación popular, coordinado y dirigido por Eduardo Ugarte y Federico García Lorca.
Las autonomías regionales.
El mismo 14 de abril de 1931 se puso de manifiesto el problema de los nacionalismos periféricos. Ese mismo día, Macià proclamó la República catalana; finalmente, esta se retiró a cambio de un estatuto de autonomía. El estatuto vasco fue suspendido durante el bienio de derechas y posteriormente aprobado, ya iniciada la guerra civil. El de Galicia no llegó a aprobarse debido al estallido de la guerra civil.
Problemas y fin del gobierno de Azaña:
Las conspiraciones monárquicas, como la protagonizada por Sanjurjo en Sevilla en agosto de 1932, que terminó en fracaso. El ascenso de las organizaciones de derechas: por un lado estaba el Partido Radical de Lerroux y la CEDA; y más extremistas como Renovación Española, Comunión Tradicionalista y Falange Española. También tuvo que atender alteraciones sociales como la ocurrida en enero de 1933, en Casas Viejas, donde un grupo de anarquistas asaltó un cuartel de la guardia civil. Hubo violentos altercados y acabó con una fuerte represión. Esto provocó la dimisión de Azaña en septiembre de 1933, lo que llevó a Alcalá Zamora a disolver las cortes y a convocar nuevas elecciones (noviembre 1933).