El Antiguo Régimen
1. Introducción.
El antiguo régimen, por organización social, política y económica de Europa entre los siglos 16-18, caracterizada por el predominio de monarquías absolutas, una sociedad estamental y una economía de base agraria artesanal. En España, a principios del siglo 16, Carlos de Habsburgo dominó sobre las coronas de Castilla y Aragón. Durante gran parte del antiguo régimen, España tuvo distintos monarcas de la casa de Austria. El siglo 17 marcará la decadencia de los Habsburgo y en el siglo XVIII se inaugurará la dinastía de los Borbones. El final del antiguo régimen se deberá a la restauración de regímenes políticos parlamentarios y constitucionales, y al nacimiento de la sociedad de clases del capitalismo.
Características fundamentales
Tendría una economía de carácter agrícola y artesanal, exceptuando Gran Bretaña que desde principios del siglo XVIII, su economía fue cambiando por la revolución industrial. El resto de Europa basaba su economía en la tierra, y la industria era escasa y artesanal, controlada por los gremios. La sociedad se organizaba en estamentos y los derechos de los impuestos desde el nacimiento. El primer estamento estaba formado por la nobleza, el estamento privilegiado que no pagaba impuestos. Ocupaba los cargos principales de los juzgados por tribunales especiales. En otro estamento se encontraba el clero, que también era un grupo privilegiado (con los mismos privilegios que la nobleza) pero también tenían grandes diferencias de rentas. En el tercer estamento se encontraba el pueblo. No tenían privilegios, llegando a casi el 95% de la población. Pagaban impuestos de diferente manera y eran un grupo heterogéneo compuesto por personas con diferente poder adquisitivo, entre ellos se encontraban campesinos, artesanos, etc. La burguesía, grupo social adinerado e inculto, enriquecido por las rentas agrícolas y por el comercio internacional. En muchos casos, disponía de más rentas que la nobleza. La burguesía fue el grupo social protagonista de las oleadas revolucionarias que acabarían con el antiguo régimen. El régimen demográfico se caracteriza por altas tasas de natalidad y mortalidad, y fueron comunes las hambrunas y epidemias. La mayoría de los estados en el siglo XVIII eran gobernados por un monarca absoluto legitimado por derecho divino. En Gran Bretaña, desde 1688 existió la monarquía parlamentaria donde el rey compartía su poder con un parlamento, donde estaban representados la nobleza y la burguesía más rica. En la segunda mitad del siglo 18, muchos monarcas absolutos iniciaron un programa de reformas basadas en los principios de la ilustración. Durante este periodo, la monarquía absoluta recibía el nombre de despotismo ilustrado. Con estas reformas, se pretendía mejorar la economía y las condiciones de vida pero sin cambiar las estructuras políticas y sociales del antiguo régimen.
Reformas de la dinastía borbónica
Carlos II de Habsburgo murió sin descendencia y se nombró a Felipe de Anjou (Felipe V), acabando así la dinastía de los Habsburgo e instaurando la de los Borbones. La posibilidad de Felipe V de heredar la corona en Francia también hizo que Inglaterra, Holanda y Portugal defendieran los derechos al trono de Carlos de Austria, desencadenando así la guerra de sucesión española que presentó dos vertientes: una guerra europea entre los partidarios de Felipe V y los partidarios de Carlos de Austria, y una guerra civil española entre las coronas de Aragón y Castilla. La guerra terminó con el triunfo de Felipe V, junto con las victorias militares de Almansa, Briguega y Villaviciosa. Carlos de Habsburgo heredó el imperio alemán y dejó su interés por reinar en España. La guerra concluyó con la firma del tratado de Utrecht en 1713, mediante el cual Felipe V era reconocido por las potencias europeas como rey de España. Los países bajos españoles y los territorios italianos pasaron a Austria, el reino de Saboya se anexionó a Sicilia. Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca, el cambio de permiso y el asiento de negros. La llegada de la nueva dinastía supuso grandes cambios en la estructura del Estado: una monarquía fuerte, centralizada y unificada, y medidas centralizadoras con el objetivo de hacer un estado más eficaz. En este sentido se adoptaron novedades importantes: los decretos de nueva planta (1707 Aragón y Valencia, 1715 Mallorca y 1716 Cataluña) se abolieron los fueros e instituciones de los reinos de la corona de Aragón y se puso un capitán general en cada uno, una audiencia y un sistema tributario. En las provincias vascas y Navarra se mantuvieron los fueros, y en Cataluña se trasladó la Universidad de Barcelona a Cervera, y se impuso el castellano en toda la corona. Nuevo modelo de administración territorial con provincias con capitanes generales, se mantuvieron las audiencias como tribunales y se creó la figura de los intendentes, y siguieron existiendo ayuntamientos. Los Borbones consolidaron el establecimiento de una plena monarquía absoluta, se suprimieron todos los consejos excepto el de Castilla. Se crearon los secretarios de despacho y en 1787 se estableció la junta suprema de estado. La nueva dinastía intensificó la política realista. Además del concordato de 1753, se estableció mayor control sobre la inquisición y la expulsión de la Compañía de Jesús como consecuencia del Motín de Esquilache. Con Felipe V, como consecuencia de los decretos de nueva planta, se obligó a la corona de Aragón a contribuir con impuestos. Se llevó a cabo el catastro de Ensenada en 1749 para unificar y nacionalizar el sistema de impuestos, y también se estableció como moneda el Real de a dos. Carlos III se convertirá en un ejemplo de déspota ilustrado y se rodeará de ministros ilustrados que iniciarán reformas económicas y sociales con el fin de modernizar el sistema. Pero la subida al trono de su hijo Carlos IV coincidirá con la revolución francesa de 1789 y eso hará que abandone todas las reformas propuestas por su padre. La subida al trono de Carlos IV supondrá el inicio de la descomposición de la monarquía borbónica que llegará a su fin con la guerra de independencia en 1808. Las medidas tomadas por los distintos reyes de la casa de Borbón harán que se recupere el pulso político y económico de España, pero a finales del siglo XVIII volverá a caer en crisis. Su origen se encontrará en las contradicciones del antiguo régimen que han hecho que la burguesía tome el poder tras la revolución francesa e instale el capitalismo.