1. El Primer Bienio Radical-Cedista (1933-1934)
Tras la ruptura de la coalición republicano-socialista debido a los sucesos de Casas Viejas, Azaña dimitió y se convocaron elecciones en 1933. Los partidos de centro-derecha, la CEDA liderada por Gil Robles y el Partido Radical de Lerroux, obtuvieron la mayoría. Zamora encargó el gobierno a Lerroux, quien contó con el apoyo de la CEDA.
Este gobierno adoptó políticas contrarias al Bienio Reformista:
- Se paralizó la reforma agraria y se devolvieron tierras a sus antiguos propietarios.
- Se incluyó al clero en los presupuestos del Estado.
- Se aprobó una Ley de Amnistía que benefició a los militares encarcelados por el Golpe de Estado de 1932.
- Se frenó la construcción de escuelas y se bloquearon los Estatutos de Autonomía.
Este periodo se caracterizó por la radicalización de los partidos de derecha e izquierda:
- La CEDA se fortaleció debido a los conflictos sociales, mientras que la Falange ganó fuerza al fusionarse con las JONS.
- Los republicanos se unieron en la Izquierda Republicana.
- La UGT y el PSOE se radicalizaron por temor al fascismo.
La Revolución de Asturias (1934)
A finales de 1934, Lerroux formó gobierno con varios ministros de la CEDA. El PSOE y ERC interpretaron esto como el triunfo de la derecha más radical y un preludio al fascismo, lo que desencadenó una insurrección.
En octubre de 1934, la UGT convocó una huelga general que fracasó en gran parte de España debido a la falta de apoyo popular y a la represión del ejército y la Guardia Civil.
En Cataluña, la huelga adquirió un carácter independentista. Se proclamó el Estat Catalá dentro de una República Federal Española, pero el ejército lo reprimió, suprimiendo la autonomía catalana y acusando de rebelión a su gobierno.
Sin embargo, la huelga triunfó en Asturias. Socialistas, anarquistas y comunistas firmaron la Alianza Obrera con el objetivo de nacionalizar los medios de producción. Miles de obreros armados ocuparon la región y proclamaron la Revolución Socialista de los Consejos Obreros.
El gobierno envió a la Legión y a Regulares de Marruecos bajo el mando del general Franco. Tras dos semanas de enfrentamientos, la revolución fue sofocada, dejando un saldo de más de mil muertos y miles de encarcelados.
2. El Segundo Bienio Radical-Cedista (1934-1936)
La Revolución de 1934 endureció la política del gobierno, que se vio debilitado por las luchas internas entre el Partido Radical y la CEDA. La CEDA perdió fuerza y surgió un nuevo partido a su derecha: el Bloque Nacional de Calvo Sotelo. Gil Robles ascendió a militares poco afines a la República, como Fanjul, Mola y Franco.
En octubre de 1935, el escándalo del estraperlo, en el que el gobierno se vio envuelto en una trama de concesión de permisos ilegales para casinos, provocó una crisis que rompió el acuerdo entre radicales y cedistas, llevando a la dimisión de Lerroux.
Se convocaron nuevas elecciones para febrero de 1936.
Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular
Para las elecciones de 1936, la izquierda y los nacionalistas se unieron en el Frente Popular, una coalición que se oponía al fascismo y presentaba un programa reformista para recuperar los cambios del bienio republicano-socialista y anular las sanciones impuestas tras la Revolución de 1934.
El Frente Popular estaba formado por Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, PCE, entre otros. Los anarquistas, aunque no se unieron formalmente, apoyaron sus candidaturas.
La derecha también se presentó unida en algunos casos.
El Frente Popular ganó las elecciones. Su primer gobierno, presidido por Azaña (de Izquierda Republicana), anuló las sanciones de la Revolución de 1934, restauró el Estatuto de Autonomía de Cataluña, aprobó el de Galicia y se planteó el del País Vasco.
El Congreso destituyó al presidente de la República, Zamora, que fue sustituido por Azaña. Azaña intentó formar un nuevo gobierno con el apoyo de los socialistas moderados de Prieto, pero estos se negaron. Finalmente, Casares Quiroga formó gobierno sin el apoyo del PSOE.
La Tensión Prebélica y el Golpe de Estado
En la primavera de 1936, la situación política y social se deterioró, aumentando el terrorismo y los conflictos entre la izquierda y la derecha. La lucha política se trasladó a las calles, con enfrentamientos, muertos, huelgas y una revolución campesina que buscaba la ocupación de tierras.
Desde marzo de 1936, varios generales, liderados por Mola, conspiraban para dar un golpe de Estado. Sotelo criticaba al gobierno y provocaba la agitación social para forzar una intervención militar.
Los asesinatos del teniente José del Castillo por extremistas de derechas y del propio Calvo Sotelo por las fuerzas de seguridad fueron el detonante final de la Guerra Civil.
Estos hechos aceleraron la intervención militar, que se adelantó al 17 de julio de 1936, cuando las tropas de la Comandancia de Melilla se sublevaron contra el gobierno.