La Crisis de la República y el Triunfo del Centro-Derecha (1933)
A lo largo de 1933 se fue haciendo evidente el desgaste del gobierno, que fue perdiendo la confianza de una parte de las clases medias y se vio desacreditado como consecuencia de las duras medidas policiales adoptadas. Azaña dimitió, y el presidente de la República disolvió las Cortes y convocó elecciones para noviembre de 1933. Estas elecciones dieron la victoria a los partidos de centro-derecha, que orientaron su acción política hacia el desmantelamiento de toda la obra reformista del bienio anterior. Los gobiernos se estructuraron alrededor del Partido Radical de Lerroux y la CEDA, con un programa que proponía la revisión de la Constitución y de la legislación social.
El Gobierno de Lerroux y la Contrarreforma (1933-1935)
El nuevo gobierno presidido por Lerroux inició su mandato con la paralización de buena parte del proyecto reformista anterior:
- Se emprendió la contrarreforma agraria.
- Se presentó un proyecto de reforma constitucional que modificaba aquellas cuestiones que más rechazo habían provocado en las capas más conservadoras de la sociedad.
- Se aprobó una ley de Amnistía, de la que se beneficiaron todos los implicados en la sublevación contra la República.
- Se redujo el presupuesto en educación.
- Se quiso contrarrestar la reforma religiosa mediante la dotación de un presupuesto para culto y clero.
Radicalización Política y la Revolución de Octubre (1934)
El viraje conservador y la obstrucción a la obra reformista tuvieron como consecuencia una radicalización del PSOE y de la UGT que, unida a la proliferación de huelgas y conflictos, llevaron a la CEDA a endurecer su posición exigiendo participar directamente en el gobierno bajo la amenaza de retirar su apoyo parlamentario.
Al día siguiente de la formación del nuevo gobierno se produjeron huelgas generales como medio de defender la democracia republicana y el reformismo social amenazados por la entrada de la derecha autoritaria en el gobierno. En Asturias los mineros protagonizaron una revolución social, tomaron los cuarteles de la Guardia Civil y sustituyeron los ayuntamientos por comités revolucionarios. Las fuerzas del orden no tardaron en llegar (la Legión) para reprimir el levantamiento. En Cataluña, el presidente de la Generalitat, Companys, proclamó la República catalana que no duró ni un día porque el ejército dominó la situación y suspendió el gobierno autonómico.
Polarización y la Formación del Frente Popular (1935)
La revolución de octubre provocó una fuerte polarización política y una radicalización de posiciones. Por parte de la derecha, Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional con el que pretendía ofrecer una alternativa a la República. Para ello aspiraba a contar con la participación activa del ejército. Dentro del Ejército se creaba la Unión Militar Española, integrada por destacados jefes como Sanjurjo.
Por parte de la izquierda, la represión desembocó en la creación del Frente Popular. También contribuyó a ello el avance del fascismo en Europa y la recomendación de la Internacional Comunista de frenarlo mediante la formación de frentes antifascistas integrados por las fuerzas de izquierda.
Crisis Política y Nuevas Elecciones (1936)
A finales de 1935 se abrió una crisis política en el gobierno cuya única salida era la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. La razón principal de la crisis fue el hundimiento del Partido Radical de Lerroux como consecuencia de dos grandes escándalos. El primero fue el escándalo del estraperlo y el segundo fue una acusación de corrupción económica contra varios políticos del Partido Radical.
En las elecciones del 16 de febrero de 1936 se formaron dos bloques: los partidos de izquierda, que se agruparon en el Frente Popular, y los partidos de derecha que se agruparon en diferentes coaliciones.
El Triunfo del Frente Popular y el Camino a la Guerra Civil
El triunfo electoral del Frente Popular reorganizó la República nombrando a Azaña como presidente de la República. El Gobierno puso rápidamente en marcha el programa pactado por la coalición electoral. Se decretó una amnistía y se restableció el Estatuto de autonomía de Cataluña, mientras se iniciaban las negociaciones para el del País Vasco y Galicia. El nuevo Gobierno reanudó el proceso reformista y apartó del poder a algunos de los generales más proclives al golpismo.
El triunfo de las izquierdas creó un clima de tensión social:
- Los sectores más conservadores de la sociedad reaccionaron negativamente a los proyectos reformadores.
- Los partidos de izquierda y sindicatos se lanzaron a una movilización popular.
- Falange Española fue el partido que recurrió a la violencia callejera, utilizando la “dialéctica de los puños y los pistolas”.
Este clima de violencia fue el detonante para que entre los sectores más conservadores de la sociedad española empezaran a tomar cuerpo la idea de que la única solución se hallaba en un golpe de Estado militar.