Neutralidad en la II Guerra Mundial 1939-1945
Ante las victorias alemanas, en 1940 el ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer, impone una política de acercamiento que choca con las reticencias de Franco, que sólo accede a mandar un cuerpo de voluntarios falangistas a luchar contra la URSS, División Azul. El cambio de signo de la guerra a partir de 1942 hace que Franco cambie su política hacia una total neutralidad, retirando la División Azul en 1943 y rompiendo relaciones con Japón en 1945.
Aislamiento internacional del régimen 1946-1953
A partir de 1946 España es expulsada de todos los organismos internacionales al considerársela un régimen similar a los del Eje. A partir de entonces sólo cuenta con el apoyo del Vaticano, Portugal (Oliveira Salazar) y Argentina (Perón).
Salida del aislamiento 1953-1955
El inicio de la Guerra Fría y la política de bloques permiten a España salir de su aislamiento, siendo considerada por EEUU como un aliado contra el expansionismo soviético. En 1953 se firman los acuerdos bilaterales con EEUU (ayuda económica a cambio de bases militares) y el Concordato con el Vaticano, ingresando en 1955 en la ONU. La salida del aislamiento internacional supone un fuerte golpe a la oposición establecida en el exilio, minada desde el principio por la falta de unidad, y una desmoralización definitiva de la oposición interior.
Autarquía y estancamiento económico
Causas del estancamiento económico: aislamiento internacional, destrucciones de la Guerra Civil y desacertada política intervencionista y autárquica adoptada por el régimen.
Intervencionismo: en 1938 se crea el Servicio Nacional de Abastecimiento y Trasportes, que interviene a través de organismos subordinados en la agricultura, la industria y las comunicaciones. Problemas: elevado déficit público, poca competitividad. Los problemas de abastecimiento se intentan solucionar a través del Auxilio Social y las cartillas de racionamiento, que no logran acabar con el mercado negro, estraperlo
La autarquía y el intervencionismo empiezan a eliminarse a partir de 1950 gracias a la salida del aislamiento internacional, poniéndose en marcha medidas liberalizadoras. Se empieza a registrar un crecimiento, pero muy desequilibrado y con una fuerte inflación.
Apertura económica y cambio social
Crecimiento económico: Los tecnócratas implementan en 1959 el Plan de Estabilización, que incluye la liberalización económica y la apertura a las inversiones y al comercio exterior. Los objetivos son frenar la inflación, reducir el déficit público y alcanzar altas tasas de crecimiento económico. En 1962 se establecen los Polos de Desarrollo, planes de desarrollo regional. Además, se logra un Acuerdo Preferencial con la CEE en 1970 y surge el boom turístico, las remesas de los emigrantes a Europa occidental y fuertes inversiones de capital extranjero. Todo esto impulsa un sólido desarrollo económico, aunque con problemas como los desequilibrios regionales y los altos costos sociales.
Implicaciones sociales del crecimiento: Se produce un aumento demográfico debido al descenso de la mortalidad (gracias a un mayor nivel de vida y la Seguridad Social) y al mantenimiento de una alta natalidad (que genera optimismo). Se observa una nueva estructura social con un aumento de la población empleada en la industria y servicios en detrimento de la agricultura, y el surgimiento de una amplia clase media gracias al incremento de la renta per cápita. Todo esto conlleva una modernización social: mayor receptividad ante los cambios, mejoras en la educación y una tímida liberalización de la mujer, que incluye su incorporación al trabajo y la equiparación
Los inicios de la crisis política
Aumento de la conflictividad social y política: Se observa agitación estudiantil en las universidades, el surgimiento de un sindicalismo no oficial vinculado a los comunistas (CCOO), el renacimiento de los nacionalismos (ETA) y el distanciamiento de parte de la Iglesia Católica respecto al régimen. En el ‘Contubernio de Munich’ (1962), miembros de la oposición del exilio se reúnen con políticos de la derecha moderada solicitando medidas democratizadoras para que España pueda ingresar en la CEE. En respuesta, el régimen responde con una fuerte represión a través del Tribunal de Orden Público (TOP) en 1963.
Para atenuar la imagen autoritaria del régimen franquista y perpetuarlo, se implementan tímidas medidas aperturistas en 1967: la Ley Orgánica del Estado (LOE) aprobada por referéndum, que establece la figura del presidente del gobierno y las Cortes como órgano legislativo, y la Ley de Prensa, que suaviza la censura y es elaborada por Manuel Fraga Iribarne. Además, en 1969, Franco designa como sucesor a Juan Carlos de Borbón con el título de rey.
Sin embargo, estas medidas fracasan al no satisfacer a la oposición que demanda democracia ni a los sectores más intransigentes del régimen debido a su excesivo liberalismo (el llamado ‘búnker’). Este grupo accede al poder en 1969 en sustitución de los tecnócratas debido al ‘Asunto Matesa’, un fraude financiero que especulaba con créditos a la exportación. El almirante Carrero Blanco, nombrado presidente de gobierno, elimina cualquier esperanza de liberalización política.