Transformaciones Sociales y Territoriales
Durante el siglo XIII, el sistema de asambleas vecinales que elegían a sus representantes sufrió una transformación significativa. Los campesinos, que anteriormente tenían voz en estas asambleas, comenzaron a ser desplazados por personas adineradas. Este cambio condujo a la formación del concejo cerrado en el siglo XIV, al cual solo podían acceder burgueses o caballeros villanos, sentando las bases para el futuro sistema de regidores.
Tras la conquista, la Corona de Castilla implementó un sistema mixto de distribución de tierras. Por un lado, se otorgaron grandes propiedades en donadío a la élite conquistadora, principalmente la alta nobleza, especialmente en las zonas fronterizas. Estas propiedades se convertirían en señoríos y, a diferencia del reparto de tierras para los campesinos, no requerían que el beneficiario residiera en ellas.
El reparto de tierras para los campesinos, aunque bien intencionado, no fue tan efectivo. La falta de población suficiente para ocupar las vastas extensiones de tierra conquistada fue un factor determinante. A modo de ejemplo, en Sevilla, de las 200.000 hectáreas repartidas, el 12% fue a parar a 44 nobles, mientras que el 84% restante se distribuyó entre la baja nobleza y los campesinos.
En Murcia, la distribución se centró en las alquerías (tierras de regadío) y el campo de Cartagena (raales, zonas de secano). Las órdenes militares también recibieron grandes extensiones, lo que aceleró el proceso de señorialización o feudalización de Andalucía y Murcia.
El Emirato Nazarí y la Frontera Problemática
La presencia musulmana se vio reducida al Emirato Andalusí, gobernado por los nazaríes, un linaje de origen sirio. A pesar de reconocer la soberanía de Fernando III y convertirse en sus vasallos, la relación entre Castilla y el Emirato Nazarí fue tensa y conflictiva. Si bien se comprometían a pagar parias, las tensiones y enfrentamientos armados eran frecuentes.
Alfonso X: Entre Luces y Sombras
Reformas y Conflictos Internos
El reinado de Alfonso X (1252-1284) estuvo marcado por una serie de reformas y conflictos internos. Conocido como «el Sabio» por su contribución a la cultura en áreas como el derecho, la historia y el arte, su reinado también estuvo marcado por fracasos, como su intento de obtener la corona imperial y la crisis sucesoria que lo azotó.
Alfonso X buscó centralizar el poder real y limitar los privilegios de la nobleza a través de diversas medidas legales. Esto le granjeó la enemistad de poderosos linajes nobiliarios, como los Haro y los Lara, que veían amenazada su posición.
El Fuero Real, un intento de unificar el sistema legal y reducir la autonomía de los concejos, encontró una fuerte resistencia y nunca pudo ser implementado plenamente. La reforma de la administración territorial, con la creación de los adelantamientos, buscaba asegurar el control de las tierras conquistadas.
Rebelión Mudéjar y Conflicto con Granada
En 1264, estalló una importante rebelión mudéjar, especialmente en Murcia, con el apoyo de Muhammad I, emir nazarí de Granada. Esta rebelión, que duró dos años, llevó a la ruptura del vasallaje con Granada y a un agravamiento de las tensiones fronterizas. Con la ayuda de Jaime I de Aragón, Alfonso X logró sofocar la rebelión, expropiando las tierras a los mudéjares y creando un vacío poblacional en la región.
Las Cortes y la Búsqueda de Recursos
Alfonso X institucionalizó las Cortes, un órgano de gobierno con representación de los tres estamentos de la sociedad: nobleza, clero y pueblo llano. Las Cortes tenían capacidad legislativa y eran convocadas por el rey para obtener recursos económicos, especialmente para financiar sus campañas militares y proyectos políticos. Durante su reinado, Alfonso X las reunió en 22 ocasiones, buscando aprobar nuevos impuestos y regular la economía.
El Sueño Frustrado del Imperio
Alfonso X, por su ascendencia materna, era descendiente de los Stauffen, lo que le daba derecho a reclamar el trono imperial. Tras la muerte de Federico I, invirtió grandes sumas de dinero en una campaña diplomática para conseguir apoyos. Las razones detrás de esta obsesión imperial no están del todo claras, pero se cree que se debían a su visión imperialista y a su deseo de controlar Sicilia, limitando así el poder marítimo de Aragón.
La elección de Rodolfo de Habsburgo como emperador supuso un duro golpe para Alfonso X. Este fracaso tuvo graves consecuencias, sumiendo a Castilla en una crisis económica y política, y minando la confianza de la nobleza en el rey.
Conclusión
El siglo XIII marca un periodo de grandes transformaciones en la Corona de Castilla. La expansión territorial, la consolidación de la institución monárquica, las tensiones sociales y el conflicto con el Emirato Nazarí configuran un panorama complejo. El reinado de Alfonso X, a pesar de sus luces y sombras, sentó las bases para la configuración del reino en los siglos venideros.