ETAPAS DEL PROCESO REVOLUCIONARIO: Convocatoria de los Estados Generales y Constitución de la Asamblea General
Los Estados Generales fueron convocados para iniciar sus sesiones en mayo de 1789. En esta asamblea se daban cita representantes de los tres estados: nobleza, clero y estado llano. Según la tradición, se reunían por separado para dar su consentimiento a propuestas sociales, y cada estamento tenía un único voto. Antes de la reunión de los Estados Generales, el Tercer Estado había logrado que el número de sus representantes fuera similar al de la nobleza y el clero juntos, pero faltaba cambiar el sistema de votación.
El 5 de mayo se abre la gran reunión de los Estados Generales. El discurso más importante era la forma de votación: el clero y la nobleza pedían un voto por estamento, mientras que el Tercer Estado exigía un voto por persona. Tras varias polémicas durante varias semanas, los representantes del Tercer Estado se autodeclararon Asamblea Nacional y decidieron retirarse a otra sala, donde se jugaba a la pelota, y denunciaron el Juramento del Juego de Pelota, afirmando que aquí juraban abandonar el lugar sin haber dotado a la nación de una constitución que garantizara sus derechos.
La Asamblea Constituyente: El rey no sabía qué hacer para evitar un derramamiento de sangre, hasta que terminó cediendo y ordenando la reunión de los tres estados para la constitución. Así, en Francia nace la Asamblea Nacional Constituyente. Los Estados Generales habían terminado, desembocando en la Asamblea Constituyente bajo el control de la burguesía. Entre las jornadas revolucionarias protagonizadas por el pueblo, destaca el asalto a la prisión de la Bastilla, que era una fortaleza considerada símbolo del absolutismo. Paralelamente, en el campo francés, los campesinos se movilizaban contra el poder señorial. La revolución estaba en marcha y la Asamblea Constituyente empezaba a aprobar leyes por las que se abolió el antiguo régimen.
La Asamblea Legislativa: Esta subetapa pretendía ser moderada y concluyó con el triunfo de los radicales. De acuerdo con la constitución, se celebraron elecciones al nuevo parlamento o Asamblea Legislativa. Entre los diversos partidos, se dieron cita en la asamblea los girondinos, que representaban a la alta burguesía con ideas moderadas, y los jacobinos, que agrupaban a la baja burguesía a favor del radicalismo revolucionario. La asamblea, por el festival de los girondinos, decidió declarar la guerra a Austria, un conflicto que muy pronto se extendería a toda Europa y que se planteó como la primera guerra ideológica. Por un lado, Francia pretendía extender el espíritu revolucionario a toda Europa; por otro, los monarcas absolutos y la aristocracia se unieron en la defensa del antiguo régimen.
La Convención: La proclamación de la república, acordó abolir la monarquía y proclamar la república, ofrece dos momentos distintos: en el primero gobiernan los girondinos y en el segundo, los jacobinos.
Sociedad Estamental: La sociedad del antiguo régimen mantenía la división de origen medieval en estamentos: nobleza, clero y Tercer Estado. Para cumplir las misiones encomendadas, el clero y la nobleza gozaban de privilegios concedidos por la ley. La nobleza tenía importantes diferencias, lo que daba lugar a un claro escalonamiento.
Características Esenciales del Pensamiento Ilustrado: Son siete: el predominio de la razón frente a la tradición, lo sobrenatural y la superstición; la crítica como instrumento de censura a todo lo que se oponía a la razón; la defensa de la autonomía del poder civil; la tolerancia religiosa; gran interés por la economía y el progreso material para alcanzar la felicidad; la educación dirigida por el estado como instrumento para difundir la razón; y el interés por las ciencias experimentales.
El Motín del Té: Los colonos habían participado activamente junto a la metrópoli tanto militar como económicamente. La Guerra de los Siete Años fue un conflicto internacional para establecer el control sobre el silencio y la supremacía colonial en América del Norte. En un día, Austria quería recuperar Silesia, que estaba en poder de Prusia, y con el apoyo de Sajonia, Rusia, Suecia y Francia, le declaró la guerra a Prusia y Gran Bretaña.
El Parlamento de Londres empezó a interferir en los asuntos coloniales. La gota que colmó el vaso fueron los mismos impuestos, como la Ley del Azúcar. Los colonos alegaron que carecían de representación en el parlamento donde se les obligaba a pagarlos. Luego, en 1783, cuando se permitió a la empresa depender exclusivamente del té directamente a los colonos americanos, el 16 de diciembre, en el puerto de Boston, varios colonos disfrazados de indios tiraron al mar los cofres de té de tres barcos, lo que se conoció como el Motín del Té. Gran Bretaña tomó medidas represivas y los colonos pagaron por la revolución.
La Guerra de la Independencia: El resultado fue el estallido de la Guerra de la Independencia. El 4 de julio de 1776, los representantes de las colonias en Filadelfia hicieron pública la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, que recogía los principios de los filósofos ilustrados: todos los hombres han nacido iguales y son portadores de derechos. Durante la guerra, los colonos organizaron su ejército, que se encomendó a George Washington. El triunfo de las colonias desembocó en el Tratado de Versalles, donde Gran Bretaña reconoció la independencia de los Estados Unidos.
La Revolución Francesa: Las causas de la Revolución Francesa fueron la combinación de elementos económicos, sociales y políticos-ideológicos que condujeron al estallido de la Revolución. Las críticas de los ilustrados proporcionaron los fundamentos ideológicos: división de poderes, monarquía parlamentaria y derechos del hombre, lo que contribuyó a empeorar la situación social. Entre 1788 y 1789, las malas cosechas provocaron una crisis de subsistencia, lo que produjo un gran descontento popular tanto en el campo como en las ciudades. La crisis financiera del estado y el comportamiento de los privilegiados fue lo que hizo que se exigieran reformas, desembocando en el triunfo de la revolución.
España: El Reinado de Carlos IV: Carlos IV dejó el poder en manos de su primer ministro, Manuel Godoy. Durante su reinado, se inició la crisis política del antiguo régimen y el estallido de la Revolución Francesa. Ante el temor de la propagación de las ideas revolucionarias en España, se cerraron las fronteras, se puso fin a las reformas ilustradas consideradas inspiradoras de la revolución y se declaró la guerra a Francia tras la ejecución de Luis XVI. Se destaca la derrota de la flota franco-española en Trafalgar frente a los británicos, lo que significó una importante pérdida para la armada española. En 1807, Godoy se alió con Napoleón a través de la firma del Tratado de Fontainebleau, donde se acordaba la invasión y el reparto de Portugal. Las tropas francesas entraron en España, y la actuación de los puntos estratégicos de la península dejó ver su intención de invadir también España, lo que provocó el Motín de Aranjuez. Carlos IV abdicó en su hijo Fernando. Napoleón aprovechó la circunstancia y, en la reunión en Bayona, nombró a Fernando VII en su lugar y cedió el trono de España a su hermano, José Bonaparte.
El Gobierno de José I: Reinó en España de 1808 a 1813. Implantó el Estatuto de Bayona, una carta otorgada que establecía un sistema político conservador en el que el rey tenía el poder ejecutivo, la iniciativa y la propuesta de leyes. Los españoles se dividieron en dos grupos: los afrancesados, que aceptaron las reformas francesas y apoyaron a José I, y los patriotas, que rechazaron al monarca extranjero impuesto y eran la mayoría del pueblo.
La Guerra de la Independencia Española: La invasión de las tropas francesas provocó un doble proceso: una guerra de liberación contra los franceses y el inicio de la revolución liberal contra el absolutismo. La invasión francesa y la marcha de la familia real provocaron el levantamiento del pueblo de Madrid el 2 de mayo, que se difundió a otras ciudades, dando comienzo a la Guerra de la Independencia. La mayoría de la población no reconoció a José I y comenzó a organizarse para preparar la resistencia frente a los franceses. Se crearon juntas locales y provinciales, y en el campo surgió la forma de lucha guerrillera, que consistía en la formación de partidas armadas de civiles que no presentaban batalla formal al enemigo, utilizando su conocimiento del terreno para realizar ataques por sorpresa.
Durante la guerra, los franceses se encontraron con la resistencia de ciudades como Gerona, Zaragoza y Cádiz. La victoria en la batalla de Bailén llevó a Napoleón a decidir entrar personalmente en España al mando de la Grande Armée, formada por tropas de élite, y recuperar casi todo el territorio, reponiendo a José I en el trono. En 1812, los problemas de Napoleón en Rusia fueron aprovechados, y con la ayuda del ejército británico, las tropas anglo-portuguesas y españolas, al mando del duque de Wellington, tomaron la iniciativa y obtuvieron las victorias de los Arapiles, Vitoria y San Marcial. Los franceses se retiraron de la península y Napoleón reconoció a Fernando VII como rey de España en el Tratado de Valencia.
El Reinado de Fernando VII: Pasó por tres etapas: El Sexenio Absolutista: Fernando VII abolió la Constitución de 1812 y toda la legislación de las Cortes de Cádiz, restableciendo el absolutismo y persiguiendo a los liberales. Muchos liberales se exiliaron, pero otros, como algunos oficiales del ejército que compartían sus ideas, intentaron instaurar regímenes liberales mediante sublevaciones militares o pronunciamientos. El Trienio Liberal: El comandante Rafael del Riego triunfó en un pronunciamiento en Cabezas de San Juan. Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución de Cádiz, y la restauración de la obra de las Cortes produjo la división en el seno de los liberales, que se dividieron entre liberales moderados y progresistas. Los intentos de reforma chocaron con los absolutistas y la iglesia. La Ominosa Década: Se produjo la represión de los liberales, más dura que la anterior, y se produjo una ruptura entre los absolutistas. Estas tensiones llevaron al nacimiento de la hija de Fernando VII, Isabel II. La ley sálica impedía reinar a las mujeres, lo que llevó a la publicación de la Pragmática Sanción. Carlos, el hermano de Fernando VII, no aceptó esto y se apoyó en los absolutistas, dando comienzo a la Primera Guerra Carlista tras la muerte del monarca, y posiblemente a manos de la reina regente María Cristina, que tuvo que apoyarse en los liberales.
Las Revoluciones de 1820: Se centraron en el área mediterránea y en Rusia, donde oficiales del ejército liberales y sociedades secretas protagonizaron levantamientos antiabsolutistas en Portugal, Nápoles, Piamonte, Rusia y España, donde el pronunciamiento de Riego obligó al rey a acatar la Constitución de 1812.
Las Revoluciones de 1830: Afectaron a casi toda Europa y llevaron al poder a los liberales en algunos países. Iniciaron en Francia, donde la insurrección liberal acabó con el régimen absolutista de Carlos X e implantó la monarquía constitucional de Luis Felipe de Orleans. La revolución se extendió a Bélgica, que logró la independencia de Holanda.
Montesquieu: En «El espíritu de las leyes» (1748) advertía que para evitar que el Estado cayera en la tiranía y el despotismo, debía colegiarse sobre la separación de poderes: legislativo en manos del Parlamento, ejecutivo en las del Rey y sus ministros, y judicial ejercido por los tribunales legalmente constituidos.
Voltaire: En «Tratado sobre la tolerancia» era un ferviente defensor de la libertad de pensamiento y de la tolerancia religiosa.
Rousseau: En «El contrato social» (1762) expuso el principio de la soberanía nacional: el poder reside en la voluntad del pueblo, pero la realidad era otra; el rey, el soberano absoluto, Dios le había entregado todo el poder y el monarca solo es responsable de sus actos ante Dios.
Despotismo Ilustrado: Consiste en llevar a cabo reformas, pero sin pretender una coparticipación popular, siguiendo el principio de «todo para el pueblo, pero sin el pueblo».
El Canal de Castilla: Es uno de los proyectos más relevantes de la España ilustrada. Su objetivo fue servir como vía fluvial de comunicación y transporte que solucionara el problema de aislamiento al que estaba sometida la meseta castellana, que era la principal productora de cereales.
La Constitución de 1812: Conocida como «La Pepa», fue la primera en la historia de España. Reconocía derechos individuales como la igualdad ante la ley, establecía la soberanía nacional y la división de poderes, con unas Cortes unicamerales, sufragio universal masculino y limitación de los poderes del monarca.
El Liberalismo Político: Defiende los derechos de los individuos, como la libertad, la igualdad ante la ley y la supresión de privilegios. Promueve la libertad de pensamiento y expresión, el derecho a la propiedad y las garantías frente a los poderes del Estado. Defiende la implantación de regímenes constitucionales basados en la soberanía nacional y el derecho de los ciudadanos a elegir a sus representantes políticos mediante un sufragio restringido o censitario, o universal, y la separación de poderes, encargados por un parlamento de elaborar las leyes: Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial.
El Nacionalismo: Sostenía que el marco fundamental de la vida de los individuos es la Nación, una comunidad con rasgos propios derivados de una historia, una lengua o una cultura común.
Régimen Demográfico Antiguo: Se caracteriza por unas tasas de natalidad y mortalidad altas, lo que se traducía en una población estancada. A partir de la segunda mitad del siglo, hubo un crecimiento sin parangón, debido principalmente a la disminución de las mortalidades catastróficas, caracterizada por el descenso del número de epidemias y la mejora de la alimentación. El aumento de población fue muy desigual en toda Europa, siendo Inglaterra la que verdaderamente inició el cambio hacia la transición demográfica, pudiendo sentar una de las bases de la Revolución Industrial.
Junta Suprema Central: Fue un órgano formado en septiembre de 1808 que acumuló los poderes Ejecutivo y Legislativo españoles durante la ocupación napoleónica en España.
Dos de Mayo de 1808: Nombre por el que se conocen los hechos acontecidos aquel año en Madrid, producidos por la protesta popular ante la situación.
Motín de Aranjuez: Fue un levantamiento ocurrido el 17 y el 19 de marzo de 1808 por las calles de esta localidad madrileña, desencadenado debido a varias causas motivadoras, entre ellas la política de Manuel Godoy. Estos hechos se conmemoran todos los años en las fiestas de Aranjuez, que tienen lugar la primera semana de septiembre.
Tratado de Fontainebleau: Fue firmado el 27 de octubre de 1807 en la ciudad francesa de Fontainebleau entre los respectivos representantes de Manuel Godoy.
Soberanía Nacional: Era la autoridad que reside en el pueblo a través de los órganos que lo representan.
El Asiento de Negros: Una disposición contenida en el Tratado de Utrecht, según la cual España concede a Gran Bretaña el monopolio del comercio de esclavos negros africanos durante un periodo de 30 años.
Navío de Permiso: Derecho contenido en el Tratado de Utrecht, que otorgaba a Gran Bretaña el permiso para comerciar con un buque de 500 toneladas por año.
Diezmo: Pago de los campesinos del 10% de sus cultivos al clero.
Guerra de Guerrillas: Es una táctica militar de conflictos armados que consiste en atacar sin ser visto, hostigando y castigando al enemigo en el propio terreno, donde conocen muy bien a las fuerzas defensoras, con destacamentos irregulares y dispersos.
Motín de Esquilache: Fue una revuelta popular que tuvo lugar en Madrid durante el mes de marzo de 1766, cuando se prohibió el sombrero de ala ancha y la capa.
Decretos de Nueva Planta: Fue un conjunto de decretos promulgados entre 1707 y 1716 por el rey Felipe V, por los cuales quedaron abolidas las instituciones propias del Reino de Valencia y el Reino de Aragón.
Pactos de Familia: Fueron desacuerdos en distintas fechas del siglo XVIII entre los reinos de España y Francia contra el Reino de Gran Bretaña.
Tratado de Utrecht: Un conjunto de tratados firmados por los Estados antagonistas en la Guerra de Sucesión Española entre los años 1713 y 1715 en la ciudad de Utrecht.
Monarquía Absoluta: Una forma de gobierno en la que la jefatura del Estado reside en una persona, un cargo habitualmente vitalicio, al que se accede por derecho y de una forma autoritaria, justificando su poder en Dios.