A la muerte de Fernando VII en 1833, su hija Isabel, de tan solo tres años, heredó el trono, dando comienzo a la Regencia de María Cristina de Borbón. Este hecho desencadenó la primera Guerra Carlista (1833-1840), un conflicto armado entre los partidarios de Isabel (isabelinos o cristinos) y los de Carlos María Isidro de Borbón (carlistas), hermano del difunto rey.
La Regencia de Espartero (1840-1843)
Levantamientos progresistas lograron que María Cristina abdicara en 1840. Baldomero Espartero, un general progresista que había destacado en la Guerra Carlista, asumió la Regencia.
Durante su gobierno, Espartero continuó con las políticas progresistas de desmantelamiento del régimen señorial y desamortización eclesiástica. Sin embargo, la adopción de medidas librecambistas en 1842, que perjudicaban a la industria catalana, provocó un fuerte levantamiento en Barcelona. La respuesta de Espartero, bombardeando la ciudad, le hizo perder el apoyo popular y provocó la intervención de generales moderados como Narváez y O’Donnell, quienes lo derrocaron en 1843.
Isabel II: La Organización del Régimen Liberal
Para evitar una nueva Regencia, se adelantó la mayoría de edad de Isabel II, quien fue proclamada reina con tan solo 13 años. Durante su reinado (1843-1868), se consolidó el sistema liberal en España, aunque con un marcado carácter moderado.
La Década Moderada (1844-1854)
Durante esta década, el Partido Moderado, liderado por Narváez, controló el gobierno. Los moderados, representantes de la burguesía terrateniente, la alta burguesía financiera y comercial, y parte de la nobleza, defendían un liberalismo doctrinario, con un poder centralizado, sufragio censitario muy restringido y amplios poderes para la Corona.
Entre las medidas más destacadas de la Década Moderada se encuentran:
- Constitución de 1845: Estableció la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, la confesionalidad del Estado, un sufragio censitario muy restringido y la limitación de derechos y libertades.
- Ley de Administración Local (1845): Reforzó el control del gobierno central sobre los ayuntamientos.
- Concordato con la Santa Sede (1851): Buscó la reconciliación con la Iglesia Católica, reconociendo su influencia en la educación y el matrimonio.
- Creación de la Guardia Civil (1844): Cuerpo policial de carácter militar para mantener el orden público, especialmente en el ámbito rural.
- Reforma Fiscal de Alejandro Mon (1845): Estableció un sistema fiscal más moderno y equitativo.
- Código Penal (1848) y Código Civil (1851): Unificaron la legislación penal y civil en todo el territorio nacional.
- Ley de Instrucción Pública (Ley Moyano, 1857): Estableció las bases del sistema educativo español.
La Caída de los Moderados y el Bienio Progresista (1854-1856)
La corrupción y el autoritarismo del gobierno moderado, junto con la crisis económica, provocaron un creciente descontento social. En 1854, el pronunciamiento militar conocido como la»Vicalvarad», liderado por el general O’Donnell, obligó a la reina a entregar el poder a Espartero. Este nuevo periodo, conocido como el Bienio Progresista, estuvo marcado por la elaboración de una nueva Constitución (non nata) y la aprobación de medidas reformistas.
Crisis del Reinado de Isabel II (1856-1868)
Sin embargo, la inestabilidad política continuó. En 1856, O’Donnell, apoyado por la reina, dio un golpe de Estado que puso fin al Bienio Progresista. A partir de entonces, se sucedieron gobiernos moderados y unionistas, pero la crisis del sistema político se agravó. En 1868, la»Revolución Glorios» puso fin al reinado de Isabel II y abrió un nuevo periodo en la historia de España.