La proclamación de la II República española en 1931 avivó los sentimientos autonomistas en el País Vasco. Sin embargo, su desarrollo fue lento y dificultoso debido a la no firma del Pacto de San Sebastián. No obstante, se fueron redactando algunos proyectos.
El Estatuto Vasco
El Estatuto Vasco encontró más dificultades para su aprobación que el catalán. El primer proyecto fue liderado por José Antonio Aguirre y respaldado por los ayuntamientos vascos. Fue conocido como Estatuto de Estella y redactado por la Sociedad de Estudios Vascos. Fue rechazado por las Cortes españolas porque recogía la cuestión religiosa, en la cual se establecía una relación directa de los vascos con el Vaticano, aspecto que chocaba con la Constitución republicana, que declaraba un estado laico.
Posteriormente se modificó el proyecto y se dejó a un lado el tema religioso, provocando que Álava y Navarra, dirigidas por el carlismo conservador católico, se apartaran del proyecto. Este nuevo proyecto estatutario fue conocido como Estatuto de las Gestoras (de Diputación). Su incidencia se redujo al ámbito de Bizkaia y Gipuzkoa, que lo respaldaron en un referéndum y entraría en vigor durante la Guerra Civil Española (1936).
El Estatuto fue aprobado en octubre de 1936 por las Cortes Españolas y días después, en la Casa de Juntas de Gernika, se constituyó el primer Gobierno Vasco. Todos los alcaldes vascos votaron en la elección del primer Lehendakari, que recayó en la persona de José Antonio Aguirre. El Gobierno Vasco fue formado principalmente por el PNV y el PSOE.
Durante los 9 meses de funcionamiento del Estatuto, el Gobierno Vasco tuvo que afrontar los problemas de abastecimiento de la población y los continuos bombardeos del ejército franquista, reorganizar la justicia (Tribunal Popular de Euskadi) para evitar venganzas y matanzas, y creó una Universidad a partir de la Facultad de Medicina en el Hospital de Basurto.
El aislamiento de Bizkaia con la otra zona republicana le hizo acometer la creación de moneda y pasaportes vascos, una policía y ejércitos propios, así como una política internacional propia.
La Guerra Civil en el País Vasco
En el País Vasco se reaccionó de diferente manera ante el alzamiento franquista. Navarra y Álava fueron partidarias de la sublevación franquista, dirigidas por partidos de tendencia derechista, destacando el partido Comunión Tradicionalista de origen carlista y su fuerza militar, los Requetés. Además, en Navarra se encontraba destinado uno de los principales promotores de la sublevación, el general Mola.
Bizkaia y Gipuzkoa fueron leales a la República, dirigidas por la coalición PNV y Frente Popular. En un primer momento de la guerra se crearon Juntas de Defensa para la defensa del territorio vasco.
Etapas de la Guerra en el País Vasco
1. Ofensiva Franquista sobre Gipuzkoa
Los requetés de Navarra y Álava, dirigidos por el general Mola, avanzaron por territorio guipuzcoano. La batalla más dura se libró en Irún y, con la caída de esta localidad, los franquistas cerraron la frontera con Francia provocando un aislamiento terrestre con Europa. Posteriormente conquistaron San Sebastián y llegaron hasta los límites de Bizkaia.
2. Ofensiva del Ejército Vasco sobre Legutiano-Villarreal
El Gobierno Vasco se hizo cargo de la dirección militar. En estos momentos, Madrid era asediada por tropas franquistas y se pensó en un ataque desde Bizkaia que rompiese la retaguardia y aliviase la presión sobre Madrid. El primer objetivo era Legutiano para después conquistar Vitoria y cortar la comunicación de la vía férrea Madrid-Irún, de vital importancia para los franquistas. Esta operación fracasó y la derrota provocó un clima de tensión entre los gobiernos vasco y republicano.
3. Ofensiva Franquista sobre Bizkaia
Aparecen en escena dos elementos novedosos: las fuerzas aliadas extranjeras (la Legión Cóndor alemana y tropas italianas) y, por otro lado, adquieren importancia los bombardeos indiscriminados sobre la población civil.
El Gobierno Vasco creó una línea defensiva de búnkeres y fortificaciones alrededor de Bilbao, conocido como el Cinturón de Hierro. Esta línea defensiva contaba con puntos débiles, y el mando franquista era conocedor de tal circunstancia, ya que uno de los ingenieros que lo diseñaron, Alejandro Goikoetxea, proporcionó los planos al enemigo.
Las localidades de Otxandio, Durango y Guernica sufrieron los ataques de la aviación alemana. El 26 de abril de 1937, la Legión Cóndor, utilizando bombas incendiarias (convirtiéndose en un ensayo de lo que iba a ocurrir en la II Guerra Mundial), destruyó la villa de Guernica. La villa no tenía un interés estratégico-militar pero era de gran significado para el pueblo vasco. Provocó grandes destrozos y numerosas víctimas, ya que era día de mercado semanal. El bando nacional negó de forma cínica su participación, culpando a los propios vascos y al Lehendakari de su destrucción.
El 19 de junio de 1937, los franquistas entraron en Bilbao y el Gobierno Vasco se trasladó a Barcelona y más tarde al exilio.
Franco se adueñó de todos los recursos industriales y minerales de la margen izquierda vizcaína y las tropas vascas se rindieron ante los italianos en el conocido Pacto de Santoña.