La Guerra Civil Española: Aproximación a la Historiografía del Conflicto
Desarrollo de la Guerra y Consecuencias
Parte del ejército y los grupos políticos antirrepublicanos (monárquicos, carlistas y falangistas), organizaron un golpe de Estado. Ante las sospechas del Gobierno, y para evitarlo, el ministro de Defensa cambió de destino a los generales más rebeldes. Mola, Franco y Goded fueron trasladados a Pamplona, Canarias y Baleares, respectivamente. Pero la conspiración seguía en marcha, aunque sabían que era difícil, debido a la división del Ejército y las fuerzas de seguridad republicanas, así como la buena organización de las asociaciones obreras, dispuestas a defender la República.
La tensión creada por los asesinatos del teniente Castillo y del diputado Calvo Sotelo, provocó la sublevación de Ceuta y Melilla el 17 de julio. A lo largo del día 18 los sublevados se alzaron en gran parte de la Península (Navarra, Álava, Castilla-León, Galicia y varias regiones de Aragón y Andalucía). También en Canarias, Marruecos y Baleares. La acción conjunta de militares leales a la República y organizaciones obreras consiguió sofocar la rebelión en grandes ciudades, menos en Sevilla (Queipo de Llano). A pesar del fracaso momentáneo, los sublevados no se rindieron y organizaron una guerra relámpago para conquistar Madrid. La Guerra Civil había comenzado.
Etapas de la Guerra Civil
La Guerra Civil se desarrolló en tres etapas:
Primera Etapa (Julio 1936 – Marzo de 1937)
Se intentó tomar Madrid en varias acciones. El general Mola avanzó desde Navarra hacia Madrid, pero fueron detenidos por las milicias en la sierra de Guadarrama. Franco tuvo que aerotransportar al ejército de África hasta Sevilla. Desde allí tomó Badajoz y luego se desvió hacia Toledo. La Junta de Defensa, presidida por el general Miaja, tuvo tiempo para proteger la capital con los milicianos y las Brigadas Internacionales. También contaban con tanques soviéticos. El Gobierno se había trasladado a Valencia.
En febrero y marzo de 1937 los sublevados intentaron dos maniobras envolventes (batallas de Jarama y de Guadalajara), pero fracasaron. Así se dieron cuenta de que la guerra iba a durar y había que cambiar de estrategia. El cerco sobre Madrid continuó durante toda la guerra.
Segunda Etapa (Abril – Octubre 1937)
Se desarrolló la campaña del norte, emprendida por Franco tras el fracaso de la toma de Madrid. La conquista de los territorios del norte fue posible por el aislamiento de la zona de otras regiones republicanas, la ayuda de las tropas italianas y el apoyo de la aviación alemana (bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor). El general Vicente Rojo, Jefe del Estado Mayor de la República, ordenó una ofensiva sobre Brunete para obligar a los sublevados a retirar tropas del frente del norte. Fracasó. Asturias cayó en octubre de 1937. La pérdida de los territorios del norte significó para la República la pérdida de la región más rica en recursos minerales y producción industrial, lo que mermaba las posibilidades de éxito en la guerra.
Tercera Etapa (Octubre 1937 – Abril 1939)
Se desarrolló sobre todo en la zona este peninsular. El general Rojo lanzó una ofensiva sobre Teruel. Franco la recuperó dos meses después. Comenzó entonces la campaña del Mediterráneo, que buscaba dividir en dos el territorio de la República, dejando a Cataluña aislada. Cuando se logró este objetivo, el general Rojo emprendió la campaña del Ebro para intentar evitar el avance hacia Valencia.
Fue la campaña más dura de la guerra. El ejército republicano perdió gran cantidad de hombres y material. La República tenía escasas opciones de victoria. En enero de 1939 Franco lanzó la ofensiva sobre Cataluña, provocando el éxodo de miles de republicanos hacia Francia. Azaña y Negrín, presidentes de la República y del Gobierno, entre ellos. El 5 de marzo, el general Casado dio un golpe de Estado contra el Gobierno republicano, e intentó llegar a una negociación con Franco por una rendición con condiciones. Franco rechazó la propuesta. El 1 de abril de 1939 acababa la guerra debido a la descomposición interna de la República.
Consecuencias de la Guerra Civil
Las consecuencias de la Guerra Civil son de diverso tipo:
- Demográficas: En torno a 500.000 muertos y otros tantos exiliados, que fueron hacia Francia, México y Argentina, fundamentalmente. Descendió el índice de natalidad y aumentó la mortalidad debido a las penosas condiciones de vida.
- Económicas: Drástica reducción de la producción agraria e industrial por la destrucción de infraestructuras y fuentes de recursos. Endeudamiento del nuevo Estado y la falta de recursos financieros en el Banco de España. Parece que las autoridades republicanas enviaron las reservas de oro a la URSS. Todo ello provocó el retroceso del nivel de vida y un estancamiento económico que obligó a recurrir al racionamiento de productos básicos.
- Políticas: Imposición de un Estado autoritario que no respetaba los derechos humanos. Aislamiento internacional por el rechazo a la Dictadura militar.
- Sociales: La represión agravó la división social, haciendo imposible la reconciliación entre vencedores y vencidos.
Evolución Política y Económica en las Dos Zonas
La Dimensión Internacional del Conflicto
Tras el golpe de Estado España quedó dividida en dos zonas:
La República
Económicamente controlaba las zonas industriales y mineras, además de los recursos financieros del Banco de España. Militarmente contaba con el apoyo de la Marina, la Guardia de Asalto, organizaciones obreras y campesinas a las que armó y las milicias populares.
Los Sublevados
Económicamente dominaban las principales zonas agrarias. Militarmente contaba con experimentadas tropas africanas (la Legión y los Regulares), la mayoría de los oficiales y milicias formadas por carlistas y falangistas.
Gobiernos de la España Republicana
Durante la guerra se sucedieron tres gobiernos en la España republicana:
- José Giral (Julio – Septiembre 1936): Azaña nombró a José Giral para formar gobierno tras el desconcierto del 18 de julio de 1936. Se armó a los obreros para poder formar milicias. Se crearon Juntas y Comités Revolucionarios. Los anarquistas aprovecharon para tratar de desarrollar la revolución social (colectivización de tierras en Aragón y Cataluña). Pero la milicia estaba poco preparada y faltaba un mando militar único.
- Largo Caballero (Septiembre 1936 – Mayo 1937): Azaña encargó un nuevo Gobierno a Largo Caballero. Formó un gobierno de unidad nacional de los partidos socialistas, republicanos, nacionalistas catalanes y vascos y anarquistas. Creó el Ejército Popular, con el general Rojo como Jefe del Estado Mayor. Las milicias populares se militarizaron. Se disolvieron los comités revolucionarios y aprobó el Estatuto de Autonomía vasco, antes de abandonar Madrid hacia Valencia. En Barcelona (mayo, 1937) se enfrentaron partidarios del triunfo de la revolución social sobre la victoria militar (CNT, POUM), contra los comunistas del PCE. Estos sucesos llevaron a la sustitución de Largo Caballero.
- Juan Negrín (Mayo 1937 – Marzo 1939): Juan Negrín, socialista, fue el encargado de formar Gobierno. Aisló a los anarquistas y reforzó la disciplina militar. Buscó, a través del PCE, la ayuda de la URSS. Defendió una política de resistencia hasta el final, e intentó conseguir la ayuda de los países antifascistas por el inminente inicio de una guerra europea. Trató de negociar una rendición sin represalias, pero Franco la rechazó. Azaña dimitió tras la caída de Barcelona y en marzo de 1939, el general Casado dio un golpe de Estado contra Negrín, acelerando el fin de la República.
El Gobierno de los Sublevados
Los sublevados o nacionales no tenían un modelo político común. Tampoco existía un líder único. Mola había sido el organizador, pero Franco tenía más prestigio entre los militares. Se creó la Junta de Defensa Nacional para administrar los territorios y, en octubre de 1936, se nombró a Franco Jefe del Gobierno, del Estado y del Ejército, concentrando el poder político y militar en una sola persona.
En abril de 1937, Franco promulgó el Decreto de Unificación, por el que carlistas y falangistas se integraban en un partido único llamado Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS).
Con la Ley de Administración Central del Estado, se confirmó la concentración del poder político y militar. Se crearon diversos ministerios, ocupados por personas de confianza. Así se configuraba un Estado centralista y autoritario, apoyado en instituciones de gran peso: el Ejército, la Iglesia católica y FET de las JONS. También se llevó a cabo una gran contrarrevolución social (laicización, educación, reforma agraria fueron rechazadas). Se prohibieron todos los partidos políticos y sindicatos y se abolieron los estatutos de autonomía. Para consolidar el triunfo se recurrió a la represión mediante fusilamientos y encarcelamientos.
Dimensión Internacional del Conflicto
Respecto a la dimensión internacional del conflicto, los sublevados contaron con el apoyo de Alemania, Italia y Portugal. Su ayuda fue crucial para el traslado del ejército desde África a la Península. La República recibió apoyo de la URSS y de las Brigadas Internacionales (voluntarios antifascistas de todo el mundo que combatieron a favor de la República), que fueron disueltos en noviembre de 1938.
Gran Bretaña y Francia eran afines a la República, pero sus temores de que esta guerra desembocara en un conflicto mundial, llevó a una postura de neutralidad por parte de estos países. Se creó el Comité de No Intervención (agosto, 1936) y la prohibición de la venta de armas a la República. Esta política fue un fracaso y dejó el gobierno de la República en franca desventaja.