LAS REFORMAS ECONÓMICAS EN EL REINADO DE CARLOS III
Tras los motines, Carlos III intensificó su política reformista y lo hizo en 3 fases:
El reformismo eclesiástico: el regalismo
Impuso la autoridad real a la Iglesia española y sometió el poder tradicional del clero. El Gobierno puso en marcha medidas para controlar los asuntos eclesiásticos:
– Se reforzó el patronato regio proponiendo a las personas que debían ser nombradas.
·Se aplicó el Regium exequátur (retención de los documentos de la curia vaticana) para controlar la intervención del Vaticano en la Iglesia española.
·Limitación de las atribuciones de la Inquisición para someter sus actividades al poder del Estado. La Inquisición redujo los autos de fe aunque actuaran contra Aranda, Floridablanca, Olavide y Campomanes
Estas medidas no acabaron con el poder económico de la Iglesia española. La Compañía de Jesús fue eliminada por los colaboradores regalistas de Carlos III, y Carlos III también ordenó la expulsión de los jesuitas de España y las Indias, lo que facilitó la introducción de reformas en la enseñanza:
– El Estado impulsó la educación popular y la enseñanza profesional.
– Se crearon nuevas instituciones para mejorar los estudios introduciendo materias escolares.
– Mediante nuevos planes de estudio se modernizaron las universidades.
Un papel importante en la difusión de los nuevos conocimientos lo tuvieron las Sociedades Económicas de Amigos del País.
Las reformas económicas durante del reinado de Carlos III
El gobierno de Carlos III llevó a cabo numerosas reformas en todos los sectores, el sector económico fue el más importante. Con Carlos III, el ministro Esquilache mejoró la Hacienda con la creación de la lotería nacional, pero las guerras acrecentaron los problemas financieros, por lo que el Estado emitió en 1780 los vales reales y creó el Banco de San Carlos para la emisión de los vales reales. La reforma y modernización de la agricultura por el Consejo de Castilla, recopilando información sobre los problemas agrarios y planteando soluciones. Aunque no tuvo éxito se probaron algunas medidas como:
– El decreto de libertad de precios y de circulación del trigo, que pretendía la creación de un mercado interior.
– La puesta en cultivo de nuevas superficies de tierra.
– La ampliación de la agricultura irrigada con nuevas obras públicas (Canal imperial de Aragón y Castilla, puentes y embalses como los de Valdeinfiernos o Lorca).
– La introducción de nuevos cultivos como el maíz y la patata.
– El reparto de las tierras de propios y baldíos que estuvieron sin cultivar como propuesta.
El gobierno tomó medidas para limitar las subidas de las rentas a los arrendatarios. El aumento de las tierras de cultivo provocó enfrentamientos con el Consejo de la Mesta que defendió sus privilegios y, por lo tanto, Campomanes se los limitó. Otra medida fueron las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, dirigido por Pablo de Olavide, donde se fundaron pueblos para facilitar viviendas y parcelas a las familias y a colonos católicos centroeuropeos, alemanes y holandeses. Además, se prohibió a las órdenes religiosas establecerse allí. La política agraria logró aumentar la producción y la extensión de cultivos, pero las técnicas seguían siendo rudimentarias. La Ley de Reforma Agraria no se redactó y los grupos privilegiados, principales propietarios, frenaron las reformas. Los principales problemas eran la inexistencia de un mercado nacional, las bajas rentas, los gremios y el poco riesgo de los empresarios, por lo que el gobierno llevó a cabo una serie de medidas:
– La creación de reales fábricas para producir y abastecer de artículos de lujo a los reales sitios y grupos sociales más adinerados. Destacaron las de tapices, porcelana y cristal.
– La liberación del sector artesanal eliminando los gremios para una libre competencia.
– La declaración (Real Cédula de 1783) que establecía la honorabilidad de todos los oficios para acabar con los prejuicios sociales
El sector textil creció gracias al comercio con América. El proyecto sin éxito llevado a cabo por las Sociedades Económicas de Amigos del País fue el de promover la producción artesanal en la zonas rurales. El gobierno de Carlos III también se preocupó del desarrollo del comercio para equilibrar el déficit de la balanza comercial española. La liberación del comercio americano fue de vital importancia para favorecer el desarrollo industrial de las regiones periféricas de la península acabando así con el monopolio estatal. Dado que el comercio español con Europa era deficitario el gobierno impulsó el proteccionismo de los productos manufacturados y liberando de tasas a las mercancías en el interior reduciendo así el déficit comercial. El comercio interior era insuficiente a causa del mal estado de las carreteras, por lo que el gobierno mandó una reconstrucción de las infraestructuras para mejorar los viajes construyendo una red de carreteras que comunicara Madrid con las regiones periféricas.
La política comercial
Carlos III realizó una serie de reformas de limpieza y alumbrado de las calles de la capital, por lo que junto a Juan de Villanueva, su arquitecto, realizaron proyectos arquitectónicos para modernizar Madrid.
ABSOLUTISMO FRENTE A LIBERALISMO. EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL REINADO DE FERNANDO VII
Los sueños napoleónicos se vinieron abajo en 1814 y todas las potencias europeas que habían vencido a Napoleón, estaban gobernadas por monarcas absolutos.
Fernando
VII regresó a España para hacerse cargo del trono y tras su llegada se negó a convertirse en una sombra de rey. Por ello, rechazó las medidas reformistas tomadas en las Cortes de Cádiz.
– El rey no se encontró solo, pues un tercio de los diputados lo apoyaban e incluso llegaron a redactar un documento llamado el Manifiesto de los persas, para reclamar la vuelta del Antiguo Régimen.
– También recibió el apoyo del Ejército, destaca el general Francisco Javier Elío; y el clero católico, pues se sentían amenazados, por lo que lo apoyaron de forma completa.
– Por otro lado, los campesinos no entendían las reformas que mantenían su mentalidad tradicional, los otros monarcas absolutos y la aristocracia.
Fernando VII tardó 2 meses en suprimir todas las leyes tomadas y la Constitución de 1812, y estrechó relaciones con la Rusia zarista incorporándose a la Santa Alianza en 1816. Tras las insurrecciones en las colonias el déficit estatal aumentó rápidamente y se declaró en bancarrota tras la pérdida de las colonias americanas. Otro factor añadido fue la oposición liberal que se levantó desde 1814 para arrebatar el poder a Fernando con sublevaciones encabezadas por jóvenes militares liberales como Francisco Espoz y Mina, Juan Díaz Porlier o Juan Van Halen, pero fueron un fracaso al igual que algunos planes secretos tramados en las logias masónicas para asesinar al rey, fue el denominado Complot del Triángulo. En 1820 el teniente coronel Riego intentó un golpe de Estado apoyado por los soldados a los que había prometido reformar sus buques, parcelas y dinero. Así, Fernando VII se vio forzado a aceptar el triunfo de los liberales que restablecieron la Constitución de 1812. En la nueva etapa de gobierno, conocida como Trienio Liberal, los gobernantes mantuvieron a Fernando VII en el trono y aprobaron una serie de medidas:
– La Inquisición quedó abolida, el pago del diezmo se redujo a la mitad y se prohibió a la Iglesia comprar bienes inmuebles, incluso se vendieron los suyos como castigo por apoyar al absolutismo.
– Los mayorazgos fueron suprimidos y los derechos y libertades de imprenta, expresión y opinión fueron restablecidos.
– La Milicia Nacional fue reintroducida para formar un ejército de civiles que defendieron el sistema liberal.
– Se restableció la Constitución de 1812.
Siempre existió una fuerte tensión entre el rey y los nuevos gobernantes, por lo que el rey mantuvo contactos secretos con los monarcas absolutos de la Santa Alianza para recuperar plenos poderes desde 1821. El endeudamiento estatal siguió creciendo y los planes de los liberales que confiaban en la liberación económica fracasaron. Por ello, se vieron obligados a subir los impuestos, suspender pagos y bajar los tipos de interés de la deuda pública. Entre los mismos liberales aumentaron las discrepancias, pues por un lado una parte prefería evitar los excesos y acercarse al rey, clero y nobleza, pero los liberales exaltados y jóvenes como José María Calatrava estaban dispuestos a actuar de forma radical.
Tras el levantamiento, los partidos absolutistas comenzaron a reorganizarse desde las actividades propagandísticas y conspiraciones, hasta sublevaciones militares y guerrilleras, pero todas fracasaron. A pesar de sus fracasos, los guerrilleros contrarrevolucionarios ocuparon extensas zonas rurales y por ellos, se producían pequeñas luchas encabezadas, incluso, por clérigos como Merino. Estas guerrillas apostólicas fueron las que pusieron fin al gobierno liberal y un cuerpo formado por 125.000 hombres franceses, los Cien Mil Hijos de San Luís, enviados por Luís XVIII, ayudaron a Fernando VII a recuperar su autoridad absoluta.
De vuelta al gobierno, el rey introdujo el diezmo y el mayorazgo, y devolvió las propiedades desamortizadas al clero, además ordenó invalidar y revisar los títulos académicos y sentencias judiciales, y cesó a los empleados públicos controlados esos años. Como el rey desconfiaba de la fidelidad de los oficiales del Ejército tomó dos iniciativas. Primero solicitó a Luís XVIII la permanencia de las tropas francesas en España hasta 1828 y reclutó un cuerpo paramilitar de civiles armados, los voluntarios realistas, para defender al gobierno. Por último, creó las Juntas de Fe que sustituyeron y prosiguieron las tareas de la Inquisición.
Fernando VII encargó las tareas de gobierno a burócratas como López Ballesteros e introdujeron reformas para mejorar la insostenible situación y modernizar, y mejorar el sistema monárquico absolutista con intención de asegurar su supervivencia. López Ballesteros, ministro de Hacienda, introdujo reformas como no dejar que los gastos superasen los ingresos, crear un Código Comercial, del Tribunal de Cuentas, de la Bolsa de Madrid y del Banco de San Fernando entre otras. Pero, solo consiguió que el endeudamiento se multiplicara por diez en 1823 y 1833.
La presencia de reformas en el gobierno irritó a los absolutistas extremistas. Por ello, presionaron al rey par que reintrodujera la Inquisición, endureciera la represión antiliberal y sustituyera a los ministros reformistas. Mientras crecía la protesta, los liberales eran incapaces de recuperar el poder, aunque no faltó quien lo intentase y fracasara como Espoz y Mina, Salvador Manzanares y José María Torrijos.
TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS DEL SIGLO XIX: LAS DESAMORTIZACIONES
En el Antiguo Régimen la propiedad de la tierra estaba vinculada a instituciones como la nobleza (a través del mayorazgo). Iglesia, Ayuntamientos (bienes propios y comunes) y el estado. Estas propiedades no entraban en el mercado capitalista y su producción era ínfima. El estado liberal decidió acabar con este tipo de propiedad a través de las desamortizaciones.
Ya empezó con Carlos III, aunque éste no hizo nada, y ya Godoy lo pone en práctica y los ingresos fueron utilizados para campañas militares. A este lo siguieron José I Bonaparte y las Cortes de Cádiz, y los ingresos se destinaron a pagar la deuda pública. Pero Fernando VII devuelve los bienes y con el Trienio Liberal se reforman las decisiones de las Cortes y de nuevo en 1823, Fernando VII vuelve a invertir el proceso.
Las desamortizaciones de Mendizábal
La desamortización supone el paso de la propiedad institucional a la individual. El proceso consta de 2 fases: nacionalización de los bienes de manos muertas y ventas de ellos a propietarios privados en subasta pública, cuyos ingresos fueron destinados a solucionar problemas de Hacienda Pública. En 1833, en el reinado de Isabel II, el proceso se aceleró por:
– La primera guerra carlista que obligó al Estado a obtener recursos para su financiación.
– La difusión por el país de un clima anticlerical.
– Los antiguos compradores de los bienes desamortizados en el Trienio, presionan al gobierno para recuperarlos.
En 1835 llega al gobierno Mendizábal cuya prioridad era la continuidad en el trono de Isabel II y para ello era necesario ganar la guerra carlista. El decreto desamortizador puso en venta todos los bienes del clero regular y quedaron en manos del estado y se subastaron tierras, casas, monasterios y conventos. En 1837 otra ley amplió la acción al sacar a la venta los bienes del clero secular, catedrales e iglesias en general, llevada a cabo en la regencia de Espartero.
Con la vuelta de los moderados al poder el gobierno de Narváez suspenderá las subastas. Con la desamortización de Mendizábal se pretendía ganar la guerra carlista, eliminar la deuda pública, llevar a las filas de los liberales a los beneficiarios, poder solventar nuevos préstamos y cambiar la estructura de la propiedad, pero lo más importante fue que la Iglesia sería reformada y transformada en una institución de Nuevo Régimen. El proceso no sirvió para que las tierras se repartieran entre campesinos, como pretendía Flórez Estrada, porque no se intentó hacer una reforma agraria y los bienes fueron adquiridos por la burguesía que hizo un gran negocio.
Las consecuencias fueron: el desmantelamiento de la propiedad eclesiástica y de sus fuentes de riqueza como el diezmo y que este dejara de ser un estamento privilegiado. A pesar de sus esfuerzos, no resolvió el problema de la deuda, ni aumentó la producción agraria, ya que no se emprendieron reformas, sino que se limitaron a cobrar las ventas e incluso aumentarlas. Las desamortizaciones reforzaron la estructura de la propiedad pues se acentuó el latifundio y el minifundio. Además, los campesinos no comprarán tierras, pues no saben nada acerca de las subastas y las pujas, y no tienen dinero.
Las desamortizaciones de Madoz
Durante el Bienio Progresista se producirá el inicio de la segunda fase de la desamortización con la Ley de Desamortización General en 1885, con el ministro de Hacienda Madoz. Se llamaba general porque ponía en venta todos los bienes propios que proporcionaban una renta al Consejo de los pueblos y los comunes que no proporcionaban renta y eran de libre utilidad para los vecinos del lugar.
El procedimiento fue igual pero hubo claras diferencias: la forma de pago era en metálico, el destino del dinero a la industrialización y expansión del ferrocarril y no solo a Hacienda, la propiedad del dinero, que ya no era del Estado sino de los ayuntamientos y de nuevo la burguesía fue la gran beneficiada. Esta desamortización trajo consigo: el empeoramiento de las condiciones de vida del campesinado privado del ocio y disfrute de los bienes del Consejo, lo que provocó numerosas revueltas agrarias, privó a los ayuntamientos de recursos, las haciendas locales quedaron arruinadas y hubo una crisis ganadera.
REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. MODERNIZACIÓN DE LAS INFRAESTRUCTURAS: EL IMPACTO DEL FERROCARRIL
Proceso de industrialización en España
España experimentó un proceso de transformación económica, modernización y aceleración industrial, pero los cambios no fueron bruscos, sino lentos. Los gobiernos impulsaron la entrada de capitales extranjeros, la expansión de una economía de mercado de signo capitalista y la creación de numerosas empresas y sociedades económicas.
La industrialización se encontró en la comarca de Barcelona (sector textil) y en las comarcas de Bilbao, Oviedo-Gijón y Málaga (sector siderometalúrgico). Las industrias textiles catalanas fueron mecanizando sus procesos y en el sector siderúrgico, la mecanización favoreció el crecimiento de los sectores industriales en Cataluña y Vizcaya. La explotación de los yacimientos mineros de Huelva, Murcia y Ciudad Real se intensificó en el siglo XIX.
El desarrollo industrial español fue tardío, lento, incompleto y desequilibrado. Los obstáculos que retardaron y ralentizaron el desarrollo industrial fueron las continuas guerras, la pérdida de los territorios americanos, la inestabilidad política durante el reinado de Fernando VII, la escasez de carbón, de mala calidad y poco abundante, la carencia de materias primas, la deficiente red de comunicaciones que encarecía y dificultaba los transportes, el atraso tecnológico español, la falta de capitales nacionales, la dependencia energética, y la insuficiencia del mercado interior español y la ausencia de mentalidad empresarial.
El ferrocarril
El ferrocarril transformó los transportes terrestres en España y Europa. Modificó las comunicaciones al abaratar y acelerar los movimientos de personas y mercancías. Para la construcción de raíles, locomotoras y vagones fue necesario multiplicar la producción de madera y vidrio, extraer grandes cantidades de carbón, controlar miles de trabajadores, invertir grandes sumas de dinero y producir toneladas de hierro. Su expansión tuvo beneficiosas repercusiones para la siderurgia, la minería y el comercio. La primera línea española fue la de Cuba y dentro de España la que unía Barcelona-Mataró en 1848 y después vino la de Madrid-Aranjuez. Las características del ferrocarril en España eran:
– Completó una red radical con centro en Madrid.
– Un ancho de vía de 1,67 metros de distancia entre carriles distintos al resto, por temor a que pudiera ser utilizado por un ejército invasor extranjero.
– La construcción de las líneas se realizó mediante concesiones gubernamentales a empresas privadas, pues el Estado carecía de recursos y debido a su elevado coste, las tres mayores compañías concesionarias de ferrocarril eran extranjeras: MZA de banqueros franceses de origen judío, la empresa NORTE del Crédit Mobliere Franquaise de la familia Reugre y al Compañía de Ferrocarriles Andaluces y del Oeste fue fundado por inversores franco-belgas.
La expansión de las ciudades y el crecimiento de habitantes hicieron necesaria la introducción de nuevos medios de transporte y en 1871 se inauguraron las primeras líneas de tranvía de Barcelona. El telégrafo eléctrico llegó a nuestro país para modificar las comunicaciones. Aceleró la transmisión de mensajes y noticias a larga distancia y la primera línea enlazó Madrid con Irán.
EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868 – 1874)
En Septiembre de 1868 estalló la denominada Gloriosa Revolución o Septembrina que se inició con una sublevación en Cádiz. Los revolucionarios se impusieron de forma rápida y apenas sin resistencia. El resultado fue el derrocamiento de la reina Isabel II. Los factores que explicaban el triunfo fueron:
-La crisis del sistema político que era corrupto, viciado, despótico e inmoral.
-La depresión económica iniciada en 1866 que afecta a otros países europeos. En España cayó la Bolsa, aumentó el desempleo y los precios, quebraron muchas empresas y se paralizó la construcción del ferrocarril.
-La impopularidad de la reina obstinada por mantener a los moderados en el poder.
Los objetivos de esta revolución fueron la implantación del sufragio universal y el derrocamiento de Isabel II. Las fuerzas políticas que participaron fueron el partido liberal progresista (liderado por el general Juan Prim) el Partido Demócrata y la Unión Liberal dirigida por el general Serrano. Pero el cerebro revolucionario fue Prim. En Octubre de 1868 se constituyó el Gobierno provisional bajo la presidencia de Serrano y destacados progresistas y este convocó elecciones a Cortes por sufragio universal masculino, y se elaboró una Constitución en 1869. Este texto constitucional fue el más radical y liberal de todos.
Los aspectos más innovadores y fundamentales fueron la introducción del sufragio universal directo para los varones mayores de 25 años, libertad de cultos religiosos, la monarquía democrática, el recorte de los poderes del rey, la libertad de enseñanza, el reconocimiento de los derechos y libertades de reunión y asociación, y los juicios por tribunales populares. Aprobada la Constitución, Prim pasó a la jefatura de gobierno y la primera y principal tarea fue buscar un nuevo monarca para España y había varios candidatos:
-El portugués Fernando de Coburgo que era anciano y rechazó el ofrecimiento.
-El duque Antonio de Montpensier hijo de Luís Felipe de Orleáns casado con la hermana de Isabel II, pero se decantó por asesinar en un duelo a pistola contra Enrique de Borbón hermano del esposo de Isabel II.
-El alemán Leopoldo de Hohenzollern apoyado por el Káiser y el canciller Otto von Bismark, pero Napoleón III se negó a que ocupara el trono.
Prim se negaba a que un Borbón ocupara el trono y las Cortes escogieron a Amadeo de Saboya hijo de Víctor Manuel II rey de la Italia recién unificada. El día de su llegada a España murió el general Prim en un atentado y este desempeñaba un papel esencial por lo que la monarquía nació muy debilitada. Además la inestabilidad política se incrementó por la ruptura de la coalición de los partidos de la Gloriosa Revolución de 1868. La alianza fue reemplazada por el enfrentamiento entre progresistas unionistas y liberales. Otra dificultad fue la división en el seno del progresismo tras el asesinato de Prim en dos agrupaciones políticas: el Partido Constitucional (Práxedes Mateo Sagasta) y el Partido Radical (Manuel Ruiz Zorrilla). Por ello, durante el reinado de Amadeo hubo constantes cambios gubernamentales con hasta tres elecciones generales. La situación provocó el incremento de huelgas y manifestaciones de obreros en paro. Entre las actuaciones más significativas destacan la creación de la peseta, un arancel librecambista, la nueva ley de minas o medidas de carácter anticlerical. Mayor importancia tuvo el falseamiento de todas las elecciones que acabó por desvirtuar los principios democráticos y el nuevo rey nunca logró ganarse el afecto de todos los españoles y tuvo en contra grupos opositores:
-Los carlistas resurgieron porque se les unieron ultraconservadores católicos.
-Los clérigos también engrosaron las filas de la oposición y el Vaticano rompió relaciones con el Gobierno.
-Los republicanos estaban a favor de la realización de la reforma pero deseaban que se tomaran reformas contra el clero al que consideraban baluarte del absolutismo oscurantista y del carlismo.
A todo esto se sumo el malestar de los mandos militares de la resistencia de los guerrilleros independentistas en Cuba y Puerto Rico. Amadeo se sintió solo e impotente y renunció al trono y regreso a Italia donde murió en 1890. Tras esta situación se proclamó la República el 11 de Febrero de 1873 que puso fin a muchos siglos de la institución monárquica. El nuevo régimen careció siempre de amplios apoyos sociales y fracasó con rapidez. Burgueses, aristócratas, alto clero y mandos militares siempre sintieron hostilidad contra los reformistas. En tan solo diez meses pasaron por la presidencia del Gobierno cuatro presidentes distintos: Estanislao Figueres, abogado y periodista, que huyó a Francia, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. En conjunto de Gobierno se caracterizó por la provisionalidad. Las principales reformas que llevaron a cabo fueron:
La supresión del impuesto de consumo que fue un desastre.
-La eliminación de las quintas para crear un nuevo ejército fracasó y se restableció el servicio militar obligatorio por las guerras contra carlistas y cantonalistas.
-La reducción de la edad con derecho a voto a 21 años.
-La supresión de las subvenciones económicas al clero católico.
-La prohibición del trabajo a niños menores de 10 años en minas y fábricas.
-La abolición de la esclavitud en la isla de Puerto Rico pero no se consiguió en Cuba.
-La elaboración de un proyecto para convertir a España en un país federal descentralizado mediante 17 regiones federadas con autonomía política, administrativa, legislativa y económica.
El deseo de unidad ibérica en España y Portugal se vio interrumpida por Gran Bretaña. A lo largo de 1873 el régimen republicano tuvo que afrontar conflictos y dificultades.
-Las huelgas se multiplicaron, la bancarrota se acentuó, las cotizaciones empresariales descendieron, los jornaleros se lanzaron a ocupar fincas y los obreros preparaban una huelga revolucionaria.
-Durante las cinco primeras semanas de república se produjeron dos intentos frustrados de sublevación militar que mostraba la inquietud del Ejército.
-Los partidarios de Carlos VII se hicieron con el control de zonas rurales vasco-navarras y encontraron apoyos en Aragón, Valencia y Cataluña.
-Las violentas y radicales rebeliones cantonalistas amenazaron con romper la unidad nacional española. Un democratismo intransigente, federalismo utópico, igualitarismo revolucionario, y reivindicaciones obreras conformaban la idea de los cantonalistas que empezó en Cartagena, que aspiraban a no dejarse gobernar y le declaró la guerra al Gobierno Central, e incluso a redactar su propia Constitución.
-Los guerrilleros separatistas estaban liderados por Carlos Manuel Céspedes, Máximo Gómez y Antonio Maceo en Cuba y el gobierno se ocupó de no perder la isla pues era la mayor productora de azúcar del mundo.
-Por último la burguesía, aristocracia y oficiales del Ejército deseaban el restablecimiento de la monarquía borbónica.
La primera fase de la República concluyó el 4 de enero de 1874 cuando el general Manuel Pavía culminó un golpe de Estado y convocó una reunión de altos mandos donde se decidió que el general Francisco Serrano asumía la jefatura de Estado con plenos poderes pero el 29 de diciembre de 1874 el general Arsenio Martínez Campos se sublevó y nombró a Alfonso XII como nuevo rey de España