El Ocaso del Franquismo (1973-1975)
La Reorganización de la Oposición
Durante la década de 1960, la oposición al régimen franquista experimentó un notable auge. El Partido Comunista de España (PCE) abogó por una política de reconciliación nacional, buscando la unión de todas las fuerzas políticas contrarias a la dictadura. En 1962, los partidos de oposición celebraron una reunión en Múnich, donde redactaron un documento conjunto que condenaba el régimen franquista.
En 1974, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) inició su proceso de reorganización interna en el Congreso de Suresnes (Francia), eligiendo a Felipe González como secretario general. Paralelamente, surgieron diversas asociaciones, como la Junta Democrática de España (1974) y la Plataforma de Convergencia Democrática (1975), que desempeñaron un papel crucial en la organización de la oposición al régimen. Además, se desarrollaron nuevas formas de resistencia:
- Movimiento vecinal: Este movimiento reivindicaba mejoras en los barrios, como el transporte público, el alumbrado, el abastecimiento de agua, etc.
- Movimiento estudiantil: En las universidades, el movimiento estudiantil adquirió una gran fuerza. Intelectuales y artistas comenzaron a expresar públicamente su rechazo al franquismo.
- Movimiento sindical: Liderado por las recién creadas Comisiones Obreras (CC.OO.).
Asimismo, surgieron organizaciones terroristas como el GRAPO, el FRAP y ETA, caracterizadas por sus métodos violentos. Estos grupos llevaron a cabo los primeros atentados con víctimas mortales ya en la década de 1960.
La Crisis Final del Régimen
La crisis del petróleo de 1973 impactó fuertemente en España, desencadenando una serie de problemas económicos como la inflación, el cierre de empresas y el aumento del desempleo. La llegada de turistas y las remesas de los emigrantes se redujeron drásticamente, agravando aún más la situación.
La crisis económica intensificó el descontento social. Las huelgas, lideradas por los sindicatos clandestinos, se multiplicaron a pesar de ser ilegales. Esta situación de crisis económica y creciente oposición coincidió con una crisis política interna. La salud de Franco se deterioraba rápidamente y, ante la posibilidad de su muerte, el régimen buscaba asegurar su continuidad. En 1973, Franco nombró al almirante Luis Carrero Blanco jefe de Gobierno. Sin embargo, ese mismo año, ETA asesinó a Carrero Blanco.
Presionado por la situación, el régimen franquista reaccionó intensificando la represión. Se decretaron estados de excepción en varias ocasiones y aumentaron las detenciones y las condenas a muerte, especialmente contra miembros de ETA y el FRAP. A esto se sumó el conflicto del Sáhara español, que reclamaba su independencia. Marruecos aprovechó la debilidad del régimen para anexionarse el territorio en la llamada Marcha Verde. En este contexto, Franco murió el 20 de noviembre de 1975.
Un País Industrializado Pero No Desarrollado
En 1975, España era un país industrializado con una sociedad relativamente moderna, pero aún persistían grandes desigualdades:
- Desigualdad regional: Las zonas industriales y turísticas, con un mejor nivel de vida, coexistían con áreas rurales con un bajo nivel de desarrollo. Estas regiones, con falta de oportunidades, perdían población que emigraba a las ciudades.
- Déficit en servicios públicos: A pesar del aumento general del nivel de vida, la escasez de servicios públicos dejaba desprotegidos a muchos ciudadanos.
- Desigualdad educativa: El bajo nivel cultural de la mayoría de la población contrastaba con la elevada formación de una minoría. Este retraso cultural frenaba el crecimiento económico.
Hacia la Democracia: Una Transición sin Ruptura
De la Muerte de Franco a la Llegada de Suárez al Poder
Tras la muerte del general Franco, Juan Carlos I fue coronado rey de España. En su discurso de coronación, el monarca expresó su deseo de instaurar un sistema democrático en España. El rey mantuvo inicialmente como jefe de Gobierno a Carlos Arias Navarro, nombrado en 1974. Arias Navarro incorporó a su equipo a varios ministros reformistas, pero el avance hacia la democracia era lento, lo que provocó el descontento de la oposición, que se manifestó en diversas protestas.
Finalmente, en julio de 1976, el rey forzó la dimisión de Arias Navarro y nombró a Adolfo Suárez presidente del Gobierno. Suárez impulsó una serie de reformas que abrieron el camino hacia la democracia en España. El primer paso fue la aprobación de la Ley para la Reforma Política (1976), respaldada por los españoles en referéndum. Posteriormente, el Gobierno de Suárez decretó una amnistía para los presos políticos, legalizó los partidos políticos, incluido el Partido Comunista, y convocó elecciones para junio de 1977.
Este proceso se desarrolló en un contexto complejo y tenso:
- Crisis económica: La crisis económica seguía afectando al país.
- Terrorismo: Se intensificaron los atentados terroristas, no solo de ETA, sino también del GRAPO y de grupos de extrema derecha.
- Malestar en el Ejército: La legalización del Partido Comunista y los atentados terroristas generaron un profundo malestar en sectores del Ejército.