Rasgos políticos
El principal aspecto fue un nacionalismo exacerbado de corte agresivo y militarista que consideraba al resto de los países como potenciales enemigos de los intereses nacionales. La defensa de la nación se convierte en la prioridad.
Otro rasgo determinante es el rechazo del parlamentarismo y la democracia liberal, sustituidos por un modelo de partido único cuyo destino es identificado y ligado hasta las últimas consecuencias al de la nación. Del mismo modo, el fascismo fue profundamente antimarxista, pues según sus planteamientos la lucha de clases contraviene los intereses nacionales.
El nacionalismo extremo deriva en la supremacía del Estado, entendida como la obligación ciudadana de anteponer los intereses de la nación a los propios, y en el reconocimiento de un líder carismático tenido como la personificación de los valores supremos de la nación. Fueron los casos del Führer en Alemania o el Duce en Italia.
Rasgos económicos
Los planteamientos económicos del fascismo son una consecuencia de su concepción ultranacionalista, que se refleja en las siguientes características:
- Control estatal de la economía. El Estado dirige la política económica y planifica las líneas de actuación básicas. El modelo se basa en la autarquía como medio para lograr la autosuficiencia y eliminar así la dependencia exterior. Por otro lado, la necesidad de reducir el desempleo inspiró la creación de obras públicas que además otorgaban al Estado un»prestigio monumenta».
- Políticas económicas agresivas. La superioridad de la nación hace que el resto de países sean puestos a su servicio. Por ello, se practicó una economía imperialista y militarista basada en la expansión territorial y que derivó en la fabricación de armamentos y en la militarización de la ciudadanía.
Rasgos sociales y culturales
La supremacía del Estado sobre el individuo deriva en un control exhaustivo de la sociedad, obligada a encuadrarse en asociaciones (en el mundo estudiantil y laboral) vinculadas al partido único. Esa supervisión es ejercida por los miembros del partido, dentro de una sociedad jerarquizada y dominada por una élite.
Para controlar a la sociedad se ejerce un dominio de los medios de comunicación (prensa, radio o cine), en cuya utilización con fines propagandísticos fueron pioneros los regímenes totalitarios.
Pese al control social, sigue existiendo disidencia, contra la que se utiliza una violencia extrema, legitimada por ser aplicada contra víctimas expiatorias, enemigos considerados responsables de los males de la nación (judíos, comunistas, etc.).
Los Apoyos Sociales del Fascismo
Los fascismos lograron un respaldo social masivo en numerosos países europeos durante el período de entreguerras. La crisis de posguerra y, sobre todo, la depresión económica de la década de 1930 fueron factores clave en un momento en el que el miedo a la expansión comunista fue utilizado como una efectiva arma de propaganda.
Los primeros apoyos sociales del fascismo provinieron de los excombatientes, que tras la Primera Guerra Mundial experimentaron dificultades para integrarse en la sociedad civil, así como entre jóvenes idealistas o intelectuales críticos con el modelo liberal por su responsabilidad ante la Gran Guerra y seducidos por los planteamientos transgresores del fascismo.
En los años siguientes, algunos miembros de las clases medias se adhirieron al fascismo, víctimas de la crisis económica y movidos por el miedo que suscitaba la expansión del comunismo.
El discurso ultranacionalista del fascismo también encontró acomodo en el ejército y entre las fuerzas del orden, que terminaron conviertiéndose en colaboradores en la toma del poder y en la represión de los grupos opositores.
Pese a que la propaganda fascista arremetía contra los abusos del capitalismo, en su expansión resultó trascendental el respaldo de los grandes empresarios y de los terratenientes, que encontraron en los partidos fascistas una herramienta de represión del movimiento obrero. Por ello, no dudaron en financiar a los grupos paramilitares fascistas para que se enfrentaran violentamente contra el comunismo y el socialismo.
El ascenso al poder de los partidos fascistas también contó con el respaldo de los grupos financieros, que los consideraron garantes de la estabilidad social, si bien con anterioridad el fascismo tuvo que atenuar su discurso anticapitalista.
Con ello, el fascismo se propagó por toda Europa durante el período de entreguerras, y logró hacerse con el poder o condicionar la vida política en muchos países del continente.