El Franquismo en España: De la Posguerra al Desarrollismo (1939-1959)

La Consolidación del Poder Franquista (1939-1945)

Con el término de la Guerra Civil Española (1936-1939) y el triunfo del bando sublevado, comenzaron a establecerse las bases del nuevo Estado Franquista. En abril de 1937, Francisco Franco se había convertido en el jefe nacional del único partido permitido: la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. A partir de enero de 1938, el poder del Estado en todos sus aspectos radicaría en el cuartel general de Franco. Desde su triunfo en la Guerra Civil, Franco gobernó hasta su muerte en 1975 de forma dictatorial, sobre un país arruinado tras los tres años de guerra.

El Franquismo, como se conoce al régimen establecido por el general Franco, fue una dictadura donde Franco concentró todos los poderes. Su mentalidad nacional-católica radical determinó su fundamentalismo religioso y su visión mesiánica como salvador de España. El Ejército, considerado por Franco como núcleo de la esencia nacional, fue uno de los pilares del régimen, junto con la Iglesia y la Falange.

El Nacional-Sindicalismo y la Falange

El régimen planteó también el nacional-sindicalismo. En la práctica, el Franquismo fue un sistema capitalista con controles sindicales, laborales y políticos propios del fascismo. De ideología antiliberal, el Franquismo rechazó el sistema de partidos y estableció uno único: la Falange Española Tradicionalista y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista).

La Falange, fundada por José Antonio Primo de Rivera, fue un partido político nacional-sindicalista que se unió a las JONS en 1934. Primo de Rivera fue fusilado en Alicante en 1936 por las fuerzas republicanas.

Represión y Propaganda

La represión y la propaganda, ejercida a través de diversos medios, contribuyeron a la larga duración del régimen franquista.

Apoyos Sociales al Franquismo

El Estado Franquista se sintió respaldado por los grupos sociales que habían apoyado la sublevación militar: grandes terratenientes, empresarios industriales, pequeña burguesía… Más adelante, el crecimiento económico hizo surgir una clase media que aceptaba la falta de libertades políticas a cambio de un nivel aceptable de bienestar. Obreros apolíticos y pequeñas burguesías enriquecidas por la industria en Cataluña y el País Vasco también fueron apoyos para el franquismo.

La Posguerra (1939-1950)

Tras la Guerra Civil, las pérdidas demográficas (300.000 muertos, 300.000 exiliados…) y materiales (ciudades, infraestructuras…) marcaron la década de 1940 como una época de hambre, represión y aislamiento internacional. La Ley de Responsabilidades Políticas envió a cárceles y campos de concentración a todos los combatientes del bando republicano que no se habían exiliado (en 1945 permanecían encarcelados alrededor de cien mil españoles).

El Desarrollismo y la Apertura (1950-1959)

Los años 50 estuvieron marcados por el comienzo de la Guerra Fría. En 1955, España ingresó en la ONU, lo que culminó el reconocimiento internacional del régimen.

Acuerdos Internacionales

En 1953, se firmaron los acuerdos con Estados Unidos, estableciéndose una política de defensa y ayuda económica. Como consecuencia, Estados Unidos instaló bases militares en Rota, Zaragoza, Morón y Torrejón. Ese mismo año, se firmó el Concordato con el Vaticano, confirmando la confesionalidad católica del régimen y estableciendo un fuero eclesiástico.

Oposición al Régimen

A partir de 1956, comenzaron las protestas contra el SEU (Sindicato Español Universitario), renacieron los nacionalismos vasco y catalán, y un grupo de estudiantes universitarios de Bilbao fundó en 1959 la organización Euskadi Ta Askatasuna (ETA).

Crecimiento Económico y Plan de Estabilización

A partir de los años 50, se inició un período de intenso crecimiento industrial que duraría hasta 1974. El desarrollo del turismo se convirtió en un fenómeno social y económico. Con la extensión de las vacaciones pagadas y el aumento del nivel de vida en Europa, el turismo de “sol y playa” atrajo un número creciente de turistas.

El final de la década de los 50 estuvo marcado por el Plan de Estabilización (1959), que pretendía liberalizar la economía española y ofrecer oportunidades a las inversiones extranjeras, recortando el gasto público, congelando salarios y limitando las horas extras.

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