La Dictadura de Primo de Rivera: Contexto, Desarrollo y Caída

B) Causas de la dictadura: El contexto histórico español y europeo de la época

Dentro del complicado panorama internacional europeo que se vivía en la época (consecuencias de la I Guerra Mundial e integración de las democracias en la recién creada “Sociedad de Naciones” y en un nuevo orden marcado por los EEUU como potencia mundial), la realidad española escapaba a estas directrices ya que no había participado plenamente en los acontecimientos, por lo que las causas de la dictadura habrá que buscarlas dentro del panorama interno del país. Entre las principales destacamos:

  • La descomposición del ya obsoleto sistema canovista que ya no ofrecía soluciones a los problemas suscitados desde 1917 (revolución social, huelgas…). La nueva monarquía de Alfonso XIII tampoco había cubierto las expectativas creadas.
  • La ascendente conflictividad social debido a la cada vez mayor presencia del anarquismo (CNT) ante la falta de soluciones al problema de la tierra, y al ascenso del socialismo debido al triunfo de la revolución soviética. La acción revolucionaria implicaba episodios concretos de quema de cosechas, ocupación de fincas y reparto de propiedades. Incluso se denominó “Trienio Bolchevique” a esa situación entre 1918 y 1921. En Barcelona, la conflictividad social se acentuó. Los representantes de los empresarios crearon la Federación Patronal para luchar contra las fuerzas obreras y recurrieron a la contratación de pistoleros a sueldo contra grupos terroristas de la CNT, convirtiendo Barcelona en un verdadero campo de batalla.
  • El gobierno apoyó a la patronal con la aplicación de la “ley de fugas” (provocar la evasión de un detenido para eliminarlo), lo que agudizó la tensión social. El presidente del gobierno, Eduardo Dato, fue asesinado al igual que el líder anarquista Salvador Seguí.
  • La crisis de valores tras la I Guerra Mundial supone un ataque al debilitado sistema liberal por parte del comunismo y el fascismo tras sus respectivos triunfos en Rusia e Italia, ambos contrapuestos pues Mussolini plantea un estado autoritario anticomunista apoyado por las clases altas y medias.
  • El desastre colonial. Marruecos suponía la vía de escape colonial.

C) Análisis del golpe militar

Animado por el triunfo de Mussolini en Italia, Miguel Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923, lleva a cabo un golpe de estado que tiene éxito inmediato en Madrid y Barcelona. Rápidamente publica en la prensa un manifiesto con sus intenciones: una dictadura temporal que ponga en orden la política del país (al modo del “cirujano de hierro” que planteaba el regeneracionismo de Costa) y termine con la revolución social, el caciquismo, la corrupción, el nacionalismo, etc., mejorando el desarrollo económico.

El rey legitima el pronunciamiento, nombrando a Primo de Rivera presidente del Gobierno encomendándole la formación de un nuevo gobierno integrado por militares. Con esta decisión, el rey daba amparo legal a la dictadura y dejaba en suspenso el régimen constitucional vigente desde 1876, asumiendo un régimen conservador con el riesgo para la monarquía que ello suponía.

D) Las bases sociales y políticas del nuevo régimen

Una vez se asienta el nuevo régimen sería necesario aclarar la postura que adquieren los distintos sectores sociales:

  • Las clases altas (terratenientes, burguesía industrial y financiera…) y el ejército lo recibieron con alegría pues prometía una estabilidad que les convenía.
  • Las clases medias urbanas, en principio lo apoyaron pero más tarde comienzan a criticarlo, sobre todo desde el seno intelectual y estudiantil.
  • La España rural, más o menos controlada por los caciques, aceptó la dictadura.
  • El sector obrero también lo aceptó ya que la CNT, anarquista, desaparece, mientras que el régimen se acerca más al socialismo del PSOE y la UGT: No colaboran pero el dictador le permite participar en la elaboración de la nueva legislación laboral.
  • A nivel político, el ala más radical del partido conservador y la derecha católica son los que sostienen al régimen.
  • En cuanto a la Iglesia, ésta se movió con cautela para no vincular su suerte a la del dictador.

E) Etapas de la dictadura

En los siete años de duración de la dictadura (1923-1930), podemos distinguir claramente dos fases, caracterizadas por distintas formas de gobierno. Mientras el directorio militar (gobierno formado generalmente por militares hasta 1925) se presenta como un régimen transitorio para resolver los problemas pendientes con muchas reformas políticas y administrativas, el directorio civil puede ser considerado como un régimen constituyente, con reformas de tipo económico y social.

– EL DIRECTORIO MILITAR

En esta etapa, el dictador tenía todo el poder, asesorado por otros generales. Tuvo tres direcciones:

a) La reforma político-administrativa.

Las primeras medidas del Directorio militar mostraron su carácter dictatorial:

  • Suspensión de la Constitución de 1876.
  • Disolución de las Cortes.
  • Ilegalización de los partidos políticos.
  • Militarización de la administración, sustituyendo en los puestos clave a las autoridades civiles por militares para acabar con la élite oligárquica y el caciquismo.
  • A nivel local se elaboró un Estatuto municipal, que creó la figura del delegado del gobierno en los ayuntamientos, y trató de terminar con el caciquismo, sustituyendo a los antiguos alcaldes y concejales de los ayuntamientos por juntas de vocales, formadas por los mayores contribuyentes de cada localidad.

b) Mantenimiento del orden público.

Para conseguirlo se suspendieron las libertades públicas (asociación, reunión, expresión y prensa), estableciendo la censura sobre todas las publicaciones, prohibiendo las huelgas y la actividad de los sindicatos anarquistas, encarcelando a sus principales líderes. En definitiva, se mantuvo el orden gracias a la represión. Para garantizar la tranquilidad se implantó el Somatén (de origen catalán), milicias urbanas armadas, formadas por ciudadanos voluntarios, pertenecientes a las clases medias y altas, encargadas de ayudar a la policía para controlar el orden.

c) La cuestión marroquí.

Desde el principio, el dictador se centró en el problema marroquí aunque no quiso intervenir militarmente hasta que fue nombrado “Alto Comisionado” de Marruecos, máxima autoridad militar. Muchos africanistas se le acercaron, como el general Sanjurjo que le acompaña en la visita a las tropas. Tras el fracasado intento de negociar la paz con el líder marroquí Abd-el-Krim, planea con Francia el desembarco en la bahía de Alhucemas, siendo un rotundo éxito.

– EL DIRECTORIO CIVIL

Apoyado por el éxito en Marruecos y los buenos resultados de la gestión del directorio militar, Primo de Rivera creyó que lo mejor sería institucionalizar el régimen por lo que crea el Directorio Civil y, junto a algunos ministros militares integra a algunos otros civiles (p.e. José Calvo Sotelo) para medidas económicas y sociales. También quiso complementar la labor del partido único “Unión Patriótica” con alguna norma constitucional por lo que convoca una Asamblea Nacional Consultiva, compuesta por casi cuatrocientos miembros, representantes del Estado.

Reformas económicas.

La dictadura coincidió con una etapa de bonanza económica internacional (distinta a la de los años 30 cuando gobierne la II República) por lo que se dedicó a aumentar la actividad económica, protegiendo la industria nacional y fomentando la inversión pública. Entre las principales actuaciones podemos destacar las siguientes:

  • La Protección de la Industria Nacional, creando altos aranceles para evitar la competencia extranjera y ayudando a las empresas con rebajas fiscales, crediticias, administrativas, etc., para favorecer la creación de industrias nuevas y desarrollar las existentes. Las primeras empresas que se beneficiaron fueron las ferroviarias que recibieron ayudas para su modernización. También recibirían ayudas directas navieras como las Transmediterránea y la Transatlántica.
  • La venta de monopolios (Telefónica, CAMPSA, Iberia) para paliar el grave endeudamiento del Estado al invertir mucho en infraestructuras, modernizando comunicaciones y fuentes de energía.
  • La realización de grandes obras públicas: construcción de embalses, puertos, carreteras y vías férreas. Por otro lado, se crearon las Confederaciones Hidrográficas, para evitar el control de los terratenientes sobre el riego, producción de energía eléctrica, abastecimiento urbano, etc. La construcción de embalses, permitió poner en regadío un gran número de hectáreas y multiplicó la producción de energía hidroeléctrica.

La política económica tuvo unos efectos globalmente positivos. El éxito del régimen permitió organizar exposiciones internacionales como la de Barcelona y la Iberoamericana celebrada en Sevilla (1929), donde se muestran los principales avances técnicos y científicos.

La política social.

Se dirigió a dos reformas fundamentales:

  • Se puso en marcha un modelo de relaciones laborales, que pretendía eliminar los conflictos sociales mediante la intervención del Estado en las mismas, haciendo reformas para atraerse al obrerismo más moderado mediante programas de viviendas obreras baratas, mejora en los servicios sociales -subsidio a familias numerosas y beneficios por maternidad-, construcción de nuevas escuelas, institutos y servicios sanitarios.
    Por eso, las relaciones laborales en un momento con muy poca conflictividad social, se basaron en el modelo corporativo, se creó así la Organización Corporativa Nacional, como sindicato vertical, cuya base eran los “comités paritarios” de cada oficio o corporación, con una representación igual de representantes de patronos y obreros, a quienes se sumaba un delegado gubernamental. En ellos se fijaban salarios, condiciones de trabajo dentro de cada corporación y se hacían labores de mediación y arbitraje en caso de conflictos laborales. En ellos destacaron las organizaciones socialistas (UGT).
  • Se elaboró un Código de Trabajo, que unificaba el conjunto de disposiciones existentes e incorporaba la jurisprudencia y las orientaciones de la Organización Internacional del Trabajo.

F) La oposición política y social al régimen

Habría que estudiarla desde una doble perspectiva:

i. Oposición política.

La dictadura no prohibió ningún partido político. Todos trataron de influir en el rey para que apartara al dictador del poder.

  • Los republicanos no presentaron oposición seria alguna y solo en el aniversario de la I República crearon “Alianza Republicana” sin éxito por el momento aunque comienzan a verse nombres que en el futuro renovarán esta opción, como Manuel Azaña o Alejandro Lerroux. Las obras de Vicente Blasco Ibáñez tendrán más importancia en el exterior. (VER CUADRO)
  • Los conservadores (José Sánchez Guerra) y algún liberal, escasos tras el fin de la Restauración, se unen al Bloque Constitucional y plantean incluso un golpe de estado fallido en 1929.
  • Los nacionalistas se oponen enérgicamente al no descentralizar el país y suspender la mancomunidad de Cataluña.
  • El rey comenzó a comprender, muy tarde, que el país se descomponía con la dictadura y eso podía afectar la corona.

Oposición social.

Destacan:

  • El ejército: algunos generales se enfrentaron con el dictador (Queipo de Llano) y otros conspiraron junto a la vieja política (Weyler). La opinión de Queipo de ascender por méritos en vez de solo antigüedad (sucesos de la noche de San Juan a sanjuanada) no fue respondida por el rey ante la presión del dictador por lo que muchos militares se hicieron prorrepublicanos.
  • Los intelectuales eran pocos pero con mucho eco social, se agruparon en dos tendencias: la de Unamuno, que se enfrentó a la dictadura, y la de Ortega y Gasset que la apoyó. La Generación del 27 quedó al margen. El dictador los reprimió.
  • Los empresarios dejan de apoyarlo por las injerencias de los sindicatos de obreros (UGT) en sus empresas.
  • En cuanto al movimiento obrero, el anarquismo (CNT) se reforzó aunque dividido entre moderados (Ángel Pestaña) y radicales (agrupados en la recién creada FAI, partidaria de una insurrección popular). Las condiciones de trabajo seguían siendo pésimas y la dura represión sobre los obreros fue distanciando a la UGT y el PSOE que, de la mano de Indalecio Prieto, abandonaron el proyecto del dictador.

El Gobierno del general Dámaso Berenguer

La situación se complica aún más a finales de 1929 con la reanudación de la protesta estudiantil y la preparación de un nuevo golpe en el que intervienen civiles y militares.

Aislado, Primo presenta su dimisión en enero de 1930, aceptada de inmediato por el rey, que nombra como jefe del gobierno al general Berenguer, con la intención de que éste organizase la vuelta al régimen constitucional. El cambio se fue desarrollando de una manera demasiado lenta, mientras la prensa calificó al nuevo gobierno como la Dictablanda.

Al mismo tiempo los republicanos, catalanistas de izquierda y el PSOE firmaban el Pacto de San Sebastián que organiza un Comité Revolucionario, para protagonizar un levantamiento armado que hiciera caer la monarquía y proclamar la República.

Sin embargo estos planes se vieron frustrados como consecuencia del levantamiento prematuro del cuartel de Jaca. Esta sublevación fue rápidamente controlada por el gobierno, lo que contribuyó a avivar los sentimientos republicanos entre la opinión pública.

El gobierno del almirante Juan Bautista Aznar

Desde principios de 1931 vuelve a recrudecerse la agitación social, con huelgas y revueltas en todas las grandes ciudades del país. El gobierno de Berenguer, falto de apoyos y cada vez con menos fuerza, no consigue dominar la situación y decide dimitir.

En febrero de 1931 el almirante Aznar estableció un nuevo gobierno, prometiendo elecciones y la formación de unas Cortes constituyentes. El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales que fueron entendidas por la mayoría de los españoles como un plebiscito a favor o en contra de una monarquía excesivamente identificada con la dictadura. La gran mayoría de los votos urbanos, libres del caciquismo, fue para la república. Esto forzó la abdicación de Alfonso XIII pocas horas después y el 14 de abril de 1931 fue proclamada la Segunda República Española.

G) El fin de la dictadura y los gobiernos de transición entre la Monarquía y la República

La dictadura tuvo buena acogida los primeros dos años porque resolvió alguno de los problemas sociales y políticos, junto a un período de prosperidad económica y también gracias a la división de las fuerzas opositoras. Pero, a partir de 1928 empezó a perder apoyos y aumentaron las críticas y la oposición por su incapacidad para lograr una salida constitucional y política a un régimen que se dijo que era provisional.

Como dijimos anteriormente, los primeros que se opusieron fueron los estudiantes e intelectuales inmediatamente seguidos por los republicanos. Del mismo modo, los líderes de los antiguos partidos que se turnaron en la Restauración y parte de los mandos del ejército, mostraron sus reticencias a un régimen cuya duración era excesiva.

Todos ellos, unidos a nacionalistas y obreros, provocan que la dictadura, en 1929, se halle socialmente aislada, ideológicamente deslegitimada e institucionalmente sin el apoyo del propio monarca.

Primo de Rivera empezó a tomar conciencia de que se estaba quedando solo y sin apoyos. Cuando la Asamblea Nacional Consultiva presenta su nuevo proyecto de Constitución, la gran mayoría de las fuerzas políticas lo rechazó. A la falta de apoyo político y social se unió, a partir de ese año, una grave crisis económica: la deuda pública se había duplicado, se devalúa la peseta y se incrementa el déficit comercial.

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