Los Inicios del Movimiento Obrero
Década de 1830:
Primeras protestas obreras. Los obreros del textil comenzaron a destrozar telares e hiladores. En Alcoy (1821), fábrica de Bonaplata (1835). En Cataluña y en el sector textil se fundó el primer sindicato de España: la Sociedad de Tejedores.
Década de 1840:
Agrupación de los trabajadores por oficios. Con el ejemplo de los tejedores, se crean más. Además de su función reivindicativa, servían como sociedades de protección mutua. Con las cuotas de los afiliados se creaba un fondo económico para emergencias. Durante el Bienio Progresista (1854-1856) se hizo que las asociaciones obreras se extendieran a otros lugares de España. Contribuyó, al coincidir con una crisis económica que hizo que descendiera el nivel de vida. Hiladores de Antequera (1855) y en Barcelona, primera huelga general para protestar por la instalación de nuevas máquinas hiladoras selfactinas. La huelga fue reprimida y provocó movimientos de solidaridad en toda la ciudad, asaltos y rotura de maquinaria. Se pedía libertad de asociación, horario fijo y formación de una comisión mixta entre patrones y obreros. El Capitán General de Cataluña vetó las máquinas. Los patronos se negaron a cumplir el orden y consiguieron que el gobierno prohibiera las asociaciones e incluso que fusilase a un obrero. Al final, un comité paritario aumentó los salarios.
La Influencia de las Ideas Internacionales
Llegada del Anarquismo y Socialismo:
Durante el Sexenio Democrático, llegaron a España las ideas socialistas y anarquistas. El primer contacto se produce con el viaje a España en octubre de 1868 de Fanelli, un anarquista italiano enviado por Bakunin. Expuso a los dirigentes sindicales las ideas de supresión del Estado. Lo hizo como si fueran estas las ideas de la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores), con su tendencia ácrata. Había en la Internacional otros: los marxistas, que pensaban de manera diferente. Este hecho provocó el arraigo de las ideas anarquistas en la industria catalana y en el campo andaluz. En 1870 se creó la Federación Regional Española de la AIT. En 1873 contaba con 200 asociaciones obreras. En 1871 se instaló en Madrid Paul Lafargue, su objetivo era impulsar las ideas marxistas. En España se formó un grupo encabezado por Mora, Mesa e Iglesias. En 1872 fueron expulsados y crearon la Nueva Federación Madrileña.
Anarquistas y Socialistas
La Restauración y la Clandestinidad:
A partir de 1874, con la llegada de la Restauración, las organizaciones obreras tuvieron que reorganizarse en la clandestinidad. El periodo 1874-1881, con el Gobierno Conservador presidido por Cánovas, fue especialmente duro. A partir de 1881, con la subida al poder de los liberales de Sagasta, comienza un periodo de mayor permisividad: las asociaciones obreras, de nuevo legales, comienzan a crecer.
Los Anarquistas:
En 1881, la Federación Regional Española cambió su nombre por el de Federación de Trabajadores de la Región Española. La razón era adaptarse a la ley que prohibía las organizaciones de carácter internacional. La nueva organización creció, sobre todo en Andalucía y Cataluña, y desarrolló una importante labor reivindicativa. Pero tuvo dos problemas:
- Por una parte, la división interna, motivada por la extrema libertad que existía en el seno de la organización.
- Por otra, la represión que los gobiernos ejercían sobre el movimiento obrero.
De esta forma, una parte del movimiento anarquista optó por lo que ellos llamaban la “acción directa”; se formaron grupos autónomos para atentar contra los pilares básicos del sistema capitalista: los dirigentes políticos, la burguesía y la Iglesia. Entre 1891 y 1897, se produjeron los actos más destacados de violencia social: atentados contra políticos importantes (Martínez Campos o Cánovas), bombas contra el Liceo de Barcelona o la procesión del Corpus, etc. La represión fue durísima e indiscriminada contra los anarquistas, lo que provocó una espiral de violencia, que tuvo su momento culminante en 1897, cuando fueron ejecutados cinco anarquistas en Barcelona.
Esta situación ahondó la división del anarquismo entre los partidarios de continuar con las acciones violentas y los que propugnaban una acción pacífica basada en la educación, la propaganda y la acción de las masas. Estos últimos estaban convencidos de que la revolución social que ellos propugnaban sólo se produciría a medio plazo. Y se dedicaron a crear organizaciones sindicales que lucharan por mejorar las condiciones de los trabajadores. Esta nueva tendencia, de orientación anarco-sindicalista, dio sus frutos con la creación de Solidaridad Obrera, en 1907, y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en 1910.
Los Socialistas:
En 1879, la Nueva Federación Madrileña se transformó en Agrupación Socialista Madrileña. Con Pablo Iglesias al frente, significó el nacimiento del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En 1888, los socialistas impulsaron la creación de un sindicato, la Unión General de Trabajadores (UGT). Madrid, Vizcaya y Asturias serían sus zonas de mayor implantación.
El PSOE se definía como un partido marxista y partidario de la revolución social. Su programa fundacional incluía reformas como el derecho de asociación, reunión y manifestación, el sufragio universal, la reducción de la jornada laboral, la prohibición del trabajo infantil, etc. Se afilió a la Segunda Internacional, participó en la celebración del 1º de Mayo de 1890, protagonizó algunas grandes huelgas en Vizcaya y obtuvo representación de concejales en algunos ayuntamientos. Pablo Iglesias, en 1910, sería el primer diputado socialista en el Congreso. La UGT respondía al modelo de sindicato de masas que agrupa a los trabajadores por oficios.
Aunque se declaró “apolítico” para acoger trabajadores de todas las tendencias, en la práctica tuvo una clara vinculación con el PSOE, tanto en lo que respecta a sus dirigentes como a las propuestas de actuación. Se dedicó a la lucha por la mejora de los trabajadores, utilizando la huelga como principal recurso.