1. La Expansión de la Corona de Castilla
b.- La expansión hacia el Atlántico:
Tras la conquista del valle del Guadalquivir se configuraron dos polos mercantiles en Castilla: en el norte Burgos y los puertos del Cantábrico (Bilbao, Santander, Laredo etc.) que miraban hacia el Atlántico y en el sur Sevilla que quería aprovechar su estratégica posición entre el Mediterráneo y el Atlántico sur. La apertura del estrecho de Gibraltar a la libre navegación interesaba a castellanos e italianos, deseosos de comerciar con Flandes por mar. La toma de Tarifa (1292) y las victorias de Alfonso XI (1312- 1350) sobre los benimerines en la batalla del Salado (1340) y la toma de Algeciras (1344) coloca el estrecho bajo control total castellano. El éxito de Castilla en el estrecho suscita el interés de Francia e Inglaterra por contar, cada una a su favor, con la potente fuerza naval castellana. Enrique II y sus sucesores se inclinaron por la alianza con Francia, quien finalmente venció en la Guerra de los Cien Años a los ingleses. Los éxitos militares de los marinos castellanos en este conflicto fueron a la par que los económicos, extendiéndose la zona de influencia de Castilla hasta el Canal de la Mancha.
El interés castellano por el Atlántico y las buenas relaciones con Francia propiciaron la conquista de las Canarias. Durante el reinado de Enrique III de Castilla (1390- 1406) dos nobles franceses, Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle se ofrecieron a ocupar las islas Canarias y someterlas al vasallaje del rey castellano. La ocupación no fue fácil y los indígenas (guanches) ofrecieron una feroz resistencia hasta que fueron aniquilados. La conquista de las islas menores fue obra de particulares, pero las mayores no fueron tomadas hasta época de los Reyes Católicos, entre los años 1483 y 1496. Es importante señalar que la conquista y colonización de las islas sirvieron de ensayo para las que iban a desarrollarse en América: los recursos económicos y humanos los aportaron los particulares, mediante contrato con los monarcas, cuya soberanía total se reconocía. Por su parte Portugal conquistó Ceuta (1415) y entre los años 1420 y 1440 las islas Madeira y las Azores. La ocupación de las Canarias por Castilla sembró la inquietud en Portugal, que consideraba la costa occidental de África como «espacio natural de expansión». En el Tratado de Alcaçovas Castilla renunció a la expansión por África, con la excepción de las Canarias, y a cambio Portugal renunciaba a intervenir en Castilla. Por último marineros andaluces ocupan Melilla (1497).
2. La Corona de Aragón (ss. XIV y XV). La Expansión Mediterránea:
a.- Evolución política de la Corona de Aragón en los ss. XIV y XV:
Las catástrofes demográficas provocadas por las malas cosechas y la Peste Negra afectaron muy negativamente a la Corona de Aragón sobre todo a Cataluña que sufrió el hundimiento del comercio mediterráneo. Sin embargo Valencia se recuperó pronto de la crisis y sustituyó a Barcelona como principal puerto comercial del reino. La expansión por el Mediterráneo que había comenzado en época de Jaime I (1213- 1276) continuó en el s. XIV con Jaime II (1291- 1327) y con Pedro IV (1336- 1387), como veremos posteriormente. Sin embargo, como había ocurrido en Castilla, este rey se enfrentó a los nobles aragoneses a los que derrotó con ayuda de los catalanes. La crisis se agravó durante el reinado de Martín I «El Humano» (1395-1410) quien al morir sin descendencia significó el fin de la dinastía reinante en la Corona de Aragón desde 1137. La crisis sucesoria se resolvió en el Compromiso de Caspe (1412) por el cual era elegido como rey de Aragón Fernando I «de Antequera» (1412- 1416) de la Casa de Trastámara, también reinante en Castilla. Le sucedió Alfonso V (1416- 1458) más preocupado por la expansión por el Mediterráneo y el mecenazgo cultural que por resolver los problemas del reino, sobre todo los conflictos con los nobles y las Cortes, temerosos del aumento del poder real. A la muerte de Alfonso V sube al poder su hermano Juan II (1458- 1479), que también era rey de Navarra (1425- 1479). Con la excusa de las tensas relaciones entre el rey y su hijo Carlos, príncipe de Viana, lugarteniente del Principado de Cataluña, comenzó la guerra civil catalana (1462- 1472) que tuvo varios componentes:
- Un conflicto político de la Generalitat (que representaba a las clases dirigentes de Cataluña) contra la intención del rey de acabar con el pactismo e imponer la autoridad real;
- Un conflicto social en la figura de los payeses de remensa que eran apoyados por el rey contra los nobles
- Un conflicto urbano en Barcelona por el control del poder municipal entre dos grupos: la Busca, formada por artesanos y comerciantes, que apoyaban al rey y la Biga a la que pertenecían la oligarquía burguesa tradicional que no quería perder sus privilegios y que luchaban contra el rey.
Al final se impuso Juan II, quién optó por la reconciliación pero no consiguió resolver los problemas – que provocaron la guerra civil. A su muerte sube al poder su hijo Fernando II «El Católico», quien para intentar solucionar el problema de los payeses de remensa suprime los «malos usos».
b.- Expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo:
La Corona de Aragón inicia su expansión por el Mediterráneo con la conquista de las islas Baleares (1229). En 1282 los habitantes de Sicilia se alzaron contra Carlos de Anjou que había constituido el Reino de las Dos Sicilias con el Sur de Italia. Esta rebelión (llamada las «Vísperas Sicilianas») contó con el apoyo de Pedro III de Aragón (1276- 1285). Tras años de lucha en 1302 la isla de Sicilia quedó incorporada a la Corona de Aragón. Para obtener el control de Cerdeña y Córcega los reyes aragoneses se enfrentaron a Francia y algunas repúblicas italianas (especialmente Génova y Pisa). Por fin el rey Alfonso V (1416- 1458), con grandes dificultades, consiguió solamente la anexión de la isla de Cerdeña (1420). En la zona oriental el protagonismo aragonés corrió a cargo de las compañías de almogávares licenciadas tras el fin de la conquista de Sicilia. De nuevo dirigidas por Roger de Flor se pusieron al servicio del emperador de Bizancio para luchar contra los turcos. Los rápidos éxitos conseguidos hicieron recelar a las autoridades bizantinas: en 1305 asesinaron a Roger de Flor y a gran parte de los mercenarios almogávares. Los supervivientes recibieron refuerzos de Sicilia y en represalia saquearon algunas ciudades griegas (acción que se conoce como la «Venganza Catalana») creando los ducados de Atenas y Neopatria, que se mantuvieron independientes hasta 1390. Por último Alfonso V «El Magnánimo» tras otra larga guerra conquistó el reino de Nápoles en 1443. Instalado en la ciudad, Alfonso abandonó la política ibérica, convirtiéndose en árbitro de las disputas entre los estados italianos y en un gran mecenas del Renacimiento