La Segunda República: la Constitución de 1931 y el Bienio Reformista
Proclamación de la República y Formación del Gobierno Provisional
En 1931, la izquierda republicana española ganó las elecciones y se formó un gobierno provisional para luchar contra la monarquía y elaborar en el futuro un estatuto de autonomía para Cataluña. El gobierno provisional estuvo presidido por Alcalá Zamora. El nuevo gobierno se vio afectado por una serie de extremismos: el separatismo catalán con el »Estat Catalá», político-religioso con incendios de iglesias y conventos, y político-social con la ruptura entre el gobierno y la CNT.
El Bienio Reformista de 1931-1933
El gobierno provisional convocó elecciones generales en junio de 1931, en las que triunfaron los republicanos de izquierda, radicales y socialistas. El nuevo gobierno tuvo una política de reformas:
1º La Aprobación de una Nueva Constitución
Esta establece que el jefe del Estado sea elegido a medias entre los diputados y unos compromisarios elegidos a su vez por sufragio universal. El presidente nombra al presidente del gobierno, tiene capacidad para disolver las Cortes y puede ser destituido. El gobierno tiene el poder ejecutivo, las Cortes unicamerales el poder legislativo. El sufragio es universal (por primera vez votan las mujeres), directo y secreto. Se crea un Tribunal Constitucional. El régimen es una república democrática y parlamentaria con autonomía para las regiones. Las relaciones entre la Iglesia y el Estado se separan.
2º La Política Religiosa
El gobierno republicano fue anticlerical. A la quema de iglesias y conventos por parte de grupos extremistas le siguió una aprobación de leyes de carácter anticlerical. En 1932 se aprobó la disolución de los jesuitas y se nacionalizaron sus bienes.
3º Reformas del Sector Militar
Azaña aprobó estas leyes, se redujeron los cuadros de la oficialidad y se garantizó la fidelidad de las fuerzas armadas al nuevo régimen republicano.
4º Los Nacionalismos
En las elecciones de 1931, Esquerra Republicana de Catalunya de Macià fue la fuerza dominante y proclamó el »Estat Català». Prieto consiguió que Macià rectificase y al final acordaron la creación de la Generalitat y la elaboración de un estatuto que fue aprobado por las Cortes en 1932. También se aprobó el Estatuto Vasco, pero por el desarrollo de la Guerra Civil apenas tuvo vigencia.
5º La Reforma Agraria
En 1932 se aprobó la Ley de Reforma Agraria. Esta ley establecía una serie de tierras expropiables, estas tierras fueron entregadas a los campesinos y la aplicación de la reforma tuvo algunos defectos que la llevaron al fracaso.
6º Reformas Sociales y Educativas
Largo Caballero, como ministro de Trabajo, limitó la jornada horaria de las faenas agrícolas y aprobó una ley de términos municipales por la que los propietarios no podían contratar a ningún operario que no fuera del término municipal. Se propuso la construcción del embalse de Tajo-Segura. Se crearon nuevas escuelas de primaria y se trató de mejorar la cultura de la población rural.
La Oposición Política Durante el Bienio
El gobierno tuvo algunos grupos de oposición partidarios de la acción violenta y de medios no democráticos. Entre ellos destacan las JONS, el Bloque Nacional, la Falange y los anarquistas. El gobierno tuvo que hacer frente a unas huelgas revolucionarias y a Sanjurjo, que intentó dar un golpe de Estado. Tras esta crisis que no cesaba, Azaña dimitió y fue sustituido por Lerroux, que tampoco se consolidó como presidente del gobierno.
La Segunda República: el Bienio Radical-Cedista. La Revolución de 1934
Los constantes enfrentamientos entre republicanos de derechas y de izquierdas provocaron una crisis política. En 1933 se disolvieron las Cortes y triunfó la derecha. Los anarquistas no aceptaron el resultado de las elecciones e iniciaron en Aragón un movimiento revolucionario que después se extendió al resto del país. El gobierno fue presidido por Lerroux y apoyado por la CEDA. La colaboración parlamentaria entre radicales y la CEDA fue rechazada por los partidos de derechas e izquierdas. La oposición de Alcalá Zamora y la ley de amnistía provocó una crisis política y la dimisión de Lerroux, sustituido por Samper, del Partido Radical. Este gobierno, que también fue apoyado por la CEDA, tuvo que enfrentarse a más huelgas y a un conflicto en Cataluña por la aprobación, por parte de los catalanes, de una ley de contratos de cultivo.
La Revolución de 1934
Fue el gran problema del gobierno. La CEDA exigió su entrada en el gobierno o la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones. En octubre se formó un nuevo gobierno del Partido Radical con tres ministros cedistas. Al día siguiente, el Partido Socialista rechazó esta decisión e inició una insurrección armada preparada semanas antes. La huelga general se extendió por toda España. Los sucesos más graves se produjeron en Asturias, aunque en el resto del país la huelga fracasó y el gobierno inició una política de represión. Los sucesivos gobiernos radicales se vieron afectados por los escándalos políticos del estraperlo, lo que provocó la caída del gobierno de Lerroux, y el escándalo por el asunto Nombela, que provocó la caída del gobierno de Chapaprieta. Un nuevo gobierno, también radical, no pudo hacer nada ya que la CEDA se negó a seguir apoyándolo. Así, la oposición centralista se hundió y quedó una derecha dividida enfrentada a una izquierda que se reagrupaba.
Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular
Los republicanos de izquierdas volvieron a pactar con los socialistas y más tarde surgió el partido Izquierda Republicana. En 1935 firmaron un manifiesto conjunto las distintas fuerzas republicanas de izquierdas. El Partido Socialista siguió el ejemplo del Frente Popular de Francia. Los comunistas pasaron a defender una política de acercamiento a los partidos socialistas. Todos estos reagrupamientos formaron el pacto de 1936 con Izquierda Republicana, Unión Republicana, Partido Socialista y el POUM. A este pacto se sumaron otras fuerzas políticas; sin embargo, la derecha se presentó dividida. En las elecciones de 1936 triunfó el Frente Popular, formándose un nuevo gobierno constituido por miembros de Izquierda Republicana y de Unión Republicana. El gobierno, presidido por Azaña, aplicó las medidas de su programa electoral. El nuevo gobierno chocó con los movimientos extremistas y en el mes de abril el Parlamento cesó a Alcalá Zamora como presidente de la República y las Cortes eligieron a Azaña como nuevo presidente. El nuevo gobierno estuvo presidido por Casares Quiroga y constituido por miembros de Izquierda Republicana. El gobierno se centró en elaborar un estatuto para el País Vasco y Galicia y, por otra parte, mantener el orden público por la violencia por parte de las extremas derecha e izquierda, junto con las amenazas de un golpe de Estado.