La Segunda República Española: De la Constitución de 1931 a la Guerra Civil

La Segunda República: la Constitución de 1931 y el Bienio Reformista

La caída de la monarquía

En 1931, Berenguer convocó elecciones legislativas, pero los partidos políticos se negaron. Berenguer dimitió y Alfonso XIII nombró al almirante Aznar como gobernante. Las elecciones legislativas se pospusieron hasta las elecciones municipales en abril. Se enfrentaban el sector monárquico y el republicano-socialista. La victoria de estos últimos en las grandes ciudades supuso un apoyo para la República. Después se sucedieron manifestaciones de júbilo republicano y el rey se exilió. El comité republicano tomó el poder y se convirtió en un gobierno provisional.

El gobierno provisional

Se centraron en la reforma militar (los militares estaban obligados a prestar juramento de fidelidad a las cortes, y si no, se les mandaba a la reserva), se obligó en el medio rural a tener las tierras cultivadas y a emplear trabajadores con jornada de 8 horas del municipio, se crearon escuelas y puestos de maestros subiendo sus sueldos, se suprimió la enseñanza religiosa y se fundaron las Misiones Pedagógicas. En Cataluña, Maciá creó el Estado Catalán, que se convirtió en una Generalitat tras negociar con el gobierno provisional. Pretendía crear un estatuto para Cataluña. La Iglesia en principio mantuvo una actitud prudente, pero el cardenal Segura publicó una carta en la que atacaba a la República, lo que le costó su expulsión. Ante la pasividad del gobierno, más de 100 edificios de la Iglesia se incendiaron.

La Constitución de 1931

En las elecciones de 1931 hubo una participación elevada y triunfaron los partidos de centro e izquierda. Las Cortes, presididas por el socialista Besteiro, admitieron al Gobierno Provisional y se comenzaron los proyectos para crear una Constitución. Se separó la Iglesia del Estado y se prohibió a las órdenes religiosas el comercio, la industria y la enseñanza. La derecha se opuso y Alcalá Zamora dimitió, siendo sustituido por Azaña. Se aprobó el sufragio femenino y se aprobó la Constitución en diciembre, apoyándose en el centro y la izquierda y oponiéndose la derecha.

La Constitución decía que España era un estado republicano, progresista, descentralizado y laico. Se reconocían muchas libertades políticas y derechos sociales como la preeminencia de los intereses colectivos sobre los individuales, protección de los trabajadores, igualdad laboral y reforma laboral (reparto de latifundios). Era un país pacifista y se daba lugar a los estatutos regionales. La Constitución consagraba el unicameralismo y el predominio de las Cortes sobre el gobierno. El presidente de la República se designaba cada 6 años y tenía poderes limitados, pero podía disolver las Cortes y nombrar al presidente del gobierno, que debía ser de su confianza.

El bienio reformista

Azaña, con un gobierno de republicanos de izquierda, independientes y socialistas, reformó el ejército con la pretensión de modernizarlo, subordinarlo al poder civil y asegurar su lealtad a la República. Se clausuró la Academia General de Zaragoza y los tribunales de honor. Se creó la Guardia de Asalto y se mantuvo la Guardia Civil. En la religión, se aprobó el divorcio, la secularización de los cementerios y la disolución de la Compañía de Jesús. Se limitó el ejercicio del culto católico y se les prohibió la docencia. En educación se pretendía la modernización y la instrucción de la población. Se crearon miles de escuelas y se formó y se aumentó el sueldo de los maestros. Se implantó el laicismo.

Como reformas agrarias, se trató de repartir las tierras para crear una clase media afín a la República, lograr un aumento de producción y un mejor mercado interior. En 1932 se aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria, que permitió la expropiación de tierras con indemnización y su redistribución entre los campesinos para explotarlas. Su aplicación fue lenta por los altos costes, la resistencia de los propietarios y su complejidad.

Se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña que le daba un parlamento y gobierno propios con amplias competencias sobre las obras públicas, orden público y gobiernos municipales. La enseñanza era competencia compartida.

El gobierno pretendió mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora, pero las reformas eran lentas y los partidos obreros organizaron revueltas en demanda de esas mejoras que no llegaban. Se sucedieron conflictos sociales y actos violentos. La represión social alejó a la clase obrera y parte de la izquierda de Azaña. La crisis del 29 dejó en España un elevado paro, aumentando el malestar social y los conflictos. La izquierda y Alcalá Zamora dejaron de respaldar a Azaña y se convocaron elecciones para finales de 1933.

Revolución de 1934, elecciones de 1936

El bienio radical-cedista (1933-1936)

La reorganización de la derecha

La derecha republicana, que había sido representada por Alcalá Zamora y Miguel Maura en el gobierno provisional, apenas se pudo reorganizar para las Cortes constituyentes de 1931. La más conservadora contó con los diputados agrarios que después formaron Acción Popular. En 1933, el diputado Gil Robles organizó, junto a otros de la derecha, la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), que tenía propósitos antirreformistas y era católica. Los monárquicos crearon Renovación Española (Sotelo). Primo de Rivera fundó Falange Española, inspirada en movimientos fascistas europeos y defensora del nacionalismo español.

Las elecciones de 1933

Los anarquistas recomendaron la abstención, pero hubo una elevada participación femenina. Fue mayoritaria la derecha y el centro. Las razones se deben al desgaste del Gobierno reformista, la difícil situación económica, la abstención anarquista, la dispersión electoral de la izquierda y el temor a la conflictividad social.

Los gobiernos de centro-derecha

Alcalá Zamora desconfiaba de Gil Robles, ya que no había mostrado su fidelidad a la República, y nombró al radical Lerroux como presidente del gobierno, que contaba con el apoyo de centro y derecha. El nuevo gobierno frenó las reformas del Bienio Reformista y concedió la amnistía a los sublevados de la Sanjurjada (levantamiento dirigido por el general Sanjurjo en 1932). La protesta por esta medida llevó a la dimisión de Lerroux, que fue sustituido por el radical Samper. Tuvo que hacer frente a la huelga anarquista de Zaragoza y a la huelga general en el campo (socialistas + anarquistas), que tuvo una dura represión. La llegada de la derecha al poder y el aumento del malestar social radicalizaron a los dirigentes socialistas.

Octubre de 1934

A comienzos de octubre, la exigencia de Gil Robles de participar en el Gobierno condujo a una crisis en el gobierno que concluyó con el regreso de Lerroux y la inclusión de tres cedistas en el gobierno. Esto, la represión del gobierno, el malestar social y el nazismo de Hitler en Alemania, supusieron un riesgo para la República por parte de la izquierda obrera. Se produjo una huelga general revolucionaria socialista. En Cataluña, Companys (presidente de la Generalitat a la muerte de Maciá) aprovechó para declarar el Estado catalán dentro de la República. Sin el apoyo obrero y con Barcelona fiel a la República, la rebelión se sofocó y el Estatuto de Autonomía se suspendió. En Asturias, la huelga general fue una revolución social. La UGT y la CNT constituyeron la Alianza Obrera, con un programa revolucionario hecho por Prieto. Ocuparon Oviedo y parte del Principado, aumentó la violencia y el gobierno designó a Franco para sofocar la revolución. Tras el sometimiento de la revolución, muchos obreros fueron encarcelados, Caballero y Azaña fueron detenidos, se suspendió la prensa obrera y sus asociaciones y partidos se clausuraron.

Fin del Bienio derechista

Los sucesos de Asturias produjeron una derechización del gobierno. Gil Robles, nombrado ministro de guerra, nombró a Franco como jefe del Estado Mayor Central. A finales de 1935, Lerroux dimitió al conocerse el asunto del estraperlo, en el que estaba implicado. Gil Robles reclamó el poder para la CEDA, pero Alcalá Zamora se negó. Manuel Portela Valladares fue nombrado presidente para preparar elecciones generales, que se convocaron para principios de 1936. Ante la convocatoria, la izquierda formó un Frente Popular para presentar una candidatura única y con un programa común (izquierda republicana, partidos obreros). Esto se extendió a Cataluña con el nombre de Front d’Esquerres. El programa del Frente Popular incluía la amnistía para los condenados del suceso de Octubre y la reanudación de las reformas del bienio reformista. La CNT no participó. La derecha (CEDA y el Bloque Nacional) constituyeron un grupo «contra la revolución».

La República del Frente Popular

Los resultados de las elecciones dejaron ver la polarización del país, triunfando el Frente Popular por poco. Azaña formó un gobierno sin socialistas, sustituyendo a Alcalá Zamora como presidente de la República. Se aceptó por las Cortes y se designó a Quiroga como presidente del Consejo de Ministros. La inestabilidad social llegó con las exigencias salariales de la CNT y la expropiación de fincas. Se sucedieron huelgas, incendios de iglesias y ocupaciones por parte de los radicales anarquistas en respuesta a la moderación del gobierno en las reformas. Era frecuente la violencia entre falangistas y miembros de los partidos obreros. El triunfo de la izquierda aceleró el desarrollo de la conspiración militar derechista, dirigida por Mola, gobernador militar de Navarra. Los sectores conservadores y el Ejército se sumaron, con el deseo de restablecer un estado centralista y conservador mediante una dictadura. En julio de 1936, el teniente de izquierdas Castillo, de la Guardia de Asalto, fue asesinado, y en respuesta, sus compañeros asesinaron a Sotelo, parlamentario de derechas.

Guerra Civil

Alzamiento militar y comienzo de la guerra

En julio de 1936, Ceuta, Tetuán y Melilla se sublevaron contra la República. Franco se adhirió al golpe de Estado, y se extendió el alzamiento por toda la península. En Castilla y León, Canarias, Galicia y Andalucía se impusieron los rebeldes. El presidente del Gobierno, Quiroga, desbordado por la situación y contrario al reparto de armas, dimitió. Martínez Barrio se sustituyó para negociar con el general Mola, pero fracasaron. Martínez Barrio abandonó y le sustituyó Giral, que cedió ante las peticiones del pueblo y repartió armas. Después, la situación se estabilizó y España quedó dividida en la zona fiel a la República y la sublevada:

  • La España republicana tenía la zona industrial y las reservas de oro.
  • La zona sublevada tenía la zona agrícola y ganadera.

El ejército se dividió, al igual que la Guardia de Asalto y la Guardia Civil.

  • Los sublevados tenían más mandos profesionales.
  • La República tenía la aviación y la mayor parte de la flota.
  • Los sublevados tenían el Ejército de África.

El ejército republicano al principio se organizó en milicias obreras, y después formó el Ejército Popular de la República. En el lado nacional, la Falange organizó sus unidades armadas, y los requetés carlistas se integraron después.

Etapas de la guerra

Ofensiva sobre Madrid

Al principio se impuso la guerra de columnas, y la estrategia militar nacional consistió en tomar Madrid. El Ejército de África logró atravesar el estrecho de Gibraltar gracias a un puente aéreo con Sevilla y a los barcos protegidos por la aviación alemana e italiana. Con el objetivo de tomar Madrid, la columna norte dirigida por Mola tomó el puerto de Somosierra en el Sistema Central, pero las milicias populares se lo impidieron.

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