El Auge de los Totalitarismos: Fascismo en Italia y Nazismo en Alemania

El Fascismo en Italia

Italia en la posguerra

El fin de la Gran Guerra dejó en Italia graves secuelas humanas y económicas. Los acuerdos de paz supusieron una gran decepción ya que los aliados no otorgaron a Italia una serie de territorios que reivindicaba como propios. A esta situación se sumó la inestabilidad política: los gobiernos no conseguían una mayoría suficiente. Por otro lado, la crisis generó una fuerte tensión social. Se desarrolló un movimiento huelguístico, que fue reprimido, pero el miedo al estallido de una revolución social empezó a preocupar a las clases más conservadoras.

El ascenso del fascismo

En esta situación de crisis apareció Benito Mussolini, quien creó los Fasci di Combattimento. Eran grupos paramilitares que pretendían frenar el auge del movimiento obrero, oponiéndose violentamente. Los fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista. Su programa se basaba en la construcción de un Estado fuerte, que garantizase el orden social y la propiedad privada, y contó con el apoyo de la pequeña burguesía. El Partido Fascista solamente consiguió 22 diputados en un Parlamento de 500. Pero ese mismo año, Mussolini exigió al rey que le entregara el gobierno. En octubre, el monarca, presionado por las fuerzas conservadoras, nombró a Mussolini jefe del gobierno.

La dictadura fascista

Mussolini convirtió el sistema político italiano en una dictadura en dos fases:

  • Entre 1922 y 1924 desarrolló un proceso de restricción de las libertades y de persecución de sus adversarios.
  • Tras las elecciones de 1924, ganadas por Mussolini gracias a la violencia ejercida, anunció un régimen autoritario. El nuevo régimen otorgaba prioridad al Estado. Rechazaba la democracia y el marxismo y defendía un Estado totalitario. Los partidos políticos fueron ilegalizados. Las huelgas fueron prohibidas, y los sindicatos, sustituidos por un sistema de corporaciones. Las elecciones fueron suprimidas y el Parlamento fue sustituido por la Cámara de los Fasci y de las Corporaciones. El estado ejercía un fuerte control de la sociedad. También controlaba la economía y defendía una política económica autárquica. Mussolini prometió la creación de un Imperio italiano que controlaría el Mediterráneo. Con ese objetivo, invadió Etiopía para ampliar las colonias italianas en el Norte de África.

La República de Weimar y el Ascenso del Nazismo

La República de Weimar

Tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, el káiser Guillermo II abdicó de su cargo y se proclamó la República de Weimar. En esa ciudad se reunió una Asamblea que elaboró una constitución democrática para el nuevo régimen político. Los resultados dieron el gobierno a una coalición de tres partidos: socialdemócratas, católicos y liberales. La nueva república tuvo que asumir la derrota militar y aceptar las duras condiciones de paz. El Tratado de Versalles acusaba a Alemania de ser la causante de la guerra, le arrebataba territorios, reducía su ejército y le imponía fuertes reparaciones económicas. Los años de posguerra fueron para Alemania de crisis económica, miseria y paro. Las deudas y las reparaciones provocaron una elevada inflación. La crisis llegó a su punto culminante cuando Alemania no pudo pagar las reparaciones y los franceses ocuparon el Ruhr como garantía de cobro. Por un lado, los movimientos revolucionarios de izquierda aspiraban a desencadenar una revolución obrera y protagonizaron un levantamiento armado. Por otro, los grupos de la extrema derecha, que consideraban ilegítimo y traidor al régimen republicano, pretendían conseguir el poder por la fuerza.

Hitler y el Partido Nazi

Adolf Hitler, un soldado de origen austriaco, se unió al Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania (NSDAP) y en poco tiempo se convirtió en su líder. Escribió desde la prisión el libro Mi Lucha, donde expresó su desprecio por la democracia parlamentaria. Para convencer a las clases trabajadoras, Hitler utilizó una gran demagogia prometiendo trabajo para todos, reducción de los beneficios industriales, mejora de las salarios y una sociedad más solidaria. En sus discursos, arremetió contra los responsables de la crisis alemana: judíos, comunistas y demócratas. El Partido Nazi escogió como emblema la bandera roja con la cruz gamada y se dotó de las Secciones de Asalto (SA) y las Secciones de Protección (SS).

El nazismo al poder

Tras el Plan Dawes y los Acuerdos de Locarno, Alemania vivió un período de relativa mejora. Pero las consecuencias de la crisis de 1929 resultaron muy graves. La retirada del capital americano arrastró a muchos bancos a la quiebra y tuvo como consecuencia el cierre de fábricas y un gran aumento del paro. El malestar social inclinó a la población hacia las propuestas de los partidos extremistas. En las elecciones de 1932, el Partido Nazi consiguió 196 diputados, y los comunistas, 100. Las fuerzas conservadoras presionaron al presidente Hindenburg para que nombrara a Hitler canciller de Alemania. En plena campaña se produjo un incendio en el Reichstag y los nazis acusaron falsamente a los comunistas. Este incidente sirvió de pretexto a Hitler para proclamar el estado de emergencia, perseguir a sus adversarios y recortar las libertades civiles. En 1934, tras la muerte de Hindenburg, Hitler se proclamó Führer y canciller del III Reich. El camino hacia la dictadura había comenzado.

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