La Reconquista y Repoblación de la Península Ibérica

La Reconquista

A partir del siglo X, la expansión cristiana se centró en los territorios musulmanes. Este proceso se conoce como Reconquista. Se inició con el control del valle del Duero tras la victoria cristiana en la batalla de Simancas (939).

A partir del siglo XII, los avances de los reinos cristianos se aceleraron de una manera considerable.

La Corona de Castilla

Fernando I, tras unir León y Castilla (1037), dominó toda la cuenca del Duero. Sus incursiones militares por diversas taifas le procuraron numerosos ingresos económicos en forma de parias, que acrecentaron su poder militar. En esta situación, el reino de Castilla y León pasó a convertirse en la potencia hegemónica peninsular. Después de su muerte, el reino se dividió entre sus hijos.

Uno de ellos, Alfonso VI, fue quien unificó todos los territorios de la Corona (1072). Además, tomó Toledo en 1085 y extendió sus dominios hasta el Tajo.

Durante el siglo XII, los problemas sucesorios dividieron y unieron varias veces la Corona. No obstante, los reyes castellano-leoneses conquistaron enclaves estratégicos como Calatrava o Alcántara, para cuya protección se crearon órdenes militares*. Ello permitió a Alfonso VIII avanzar hacia el río Guadiana y el alto Júcar para tomar Cuenca.

El espíritu de cruzada* y la debilidad almohade (dinastía bereber) favorecieron la alianza de los reinos cristianos. Con ayuda de los franceses, vencieron a los musulmanes en Las Navas de Tolosa (1212). Esta victoria inició la conquista del sur peninsular.

La unidad lograda en 1230, durante el reinado de Fernando III, permitió la expansión del reino castellano-leonés por Extremadura, el valle bajo del Guadalquivir y, en el este, Murcia. Cerraba así la posible expansión aragonesa hacia el sur.

Como resultado de estas conquistas, el único territorio musulmán que pervivió fue el reino de Granada.

La Corona de Aragón

El reino de Aragón se interesó por la taifa de Zaragoza, pero la absorción de buena parte del reino de Navarra en 1076 fue insuficiente para enfrentarse a esta.

En el siglo XII la expansión aragonesa se aceleró gracias a la ayuda francesa. Así, Pedro I tomó Huesca (1096), y su sucesor, Alfonso I el Batallador, Zaragoza (1118).

En 1137 se firmó el contrato de esponsales entre el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, y la heredera de Aragón, Petronila (con sólo un año de edad). Este compromiso suponía la unidad entre el reino de Aragón y los condados catalanes (1150). Nacía así la Corona de Aragón.

La nueva Corona orientó su expansión hacia las costas mediterráneas con la toma de Lérida y Tortosa. En el siglo siguiente, Jaime I ocupó las islas Baleares y el reino de Valencia, llegando hasta donde los pactos con Castilla le permitían: la línea Biar-Villajoyosa.

Así, la Corona pasó a estar integrada por Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares.

Repoblación

La repoblación es la acción de poblar territorios con nuevos habitantes, bien porque los anteriores los hayan abandonado o porque los que los ocupan son expulsados o relegados por los nuevos.

Hasta el río Duero, las tierras conquistadas estaban prácticamente despobladas. Fueron ocupadas por campesinos, a los que se les reconocía su propiedad (alodio) con solo cultivarlas, lo que se llamó presura. A este grupo de campesinos se les reconoce como:

  • Repoblación libre.

A partir del siglo XI, las conquistas cristianas posibilitaron la repoblación de amplios territorios con poca población. Para atraer población cristiana se concedieron fueros* y cartas pueblas a los habitantes de las ciudades que se deseaba repoblar. Esto permitió la aparición de grandes comunidades de villa y tierra integradas por una ciudad que actuaba como capital y su territorio circundante, el alfoz, formado por numerosas aldeas y sus términos. A este modelo de repoblación se le denomina concejil.

A partir del siglo XIII se incorporaron amplios territorios y, mediante el sistema de repartimiento, los reyes entregaron grandes lotes (de casas y tierras) entre la nobleza y las órdenes militares como pago por su apoyo militar. La entrega de estos lotes generó los enormes latifundios del sur de la Península.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *