Las Guerras Carlistas y la Consolidación del Estado Liberal en España

Las Guerras Carlistas (1833-1876)

Origen y características

Las guerras carlistas fueron una serie de conflictos civiles que tuvieron lugar en España durante el siglo XIX. Se originaron como una disputa sucesoria a la corona española entre los partidarios de Isabel II, hija de Fernando VII, y los de Carlos María Isidro, hermano del rey fallecido. Los carlistas defendían la Ley Sálica, que impedía a las mujeres acceder al trono, mientras que los isabelinos apoyaban la Pragmática Sanción, que permitía la sucesión femenina.

El conflicto se transformó rápidamente en una lucha ideológica entre el absolutismo, defendido por los carlistas, y el liberalismo, apoyado por los isabelinos. Los carlistas representaban el tradicionalismo, el foralismo y el conservadurismo, mientras que los isabelinos abogaban por un sistema político más moderno y liberal.

Desarrollo de las Guerras Carlistas

Se produjeron tres guerras carlistas principales:

  • Primera Guerra Carlista (1833-1840): Se extendió por gran parte del país, especialmente en el País Vasco, Navarra y Cataluña. Los carlistas, liderados por Zumalacárregui y Cabrera, fueron derrotados por el general Espartero, quien firmó el Tratado de Vergara (1839) con el carlista Maroto, poniendo fin a la guerra en el País Vasco y Navarra.
  • Segunda Guerra Carlista (1846-1849): Conocida como la «guerra dels matiners», se desarrolló principalmente en Cataluña. Fue iniciada con el pretexto del fracaso de la boda entre la reina y el pretendiente carlista.
  • Tercera Guerra Carlista (1872-1876): Aprovechando el derrocamiento de Isabel II con la revolución del 68, se extendió por Cataluña, País Vasco y Navarra. Finalizó con la restauración borbónica y la derrota definitiva del carlismo, con la abolición de los fueros navarros y vascos.

La Consolidación del Estado Liberal (1833-1868)

La Minoría de Edad de Isabel II (1833-1843)

Durante la minoría de edad de Isabel II, la regencia de María Cristina se caracterizó por la inestabilidad política y la lucha entre liberales moderados y progresistas. Los progresistas, liderados por Juan Álvarez Mendizábal y José María Calatrava, impulsaron importantes reformas para desmantelar el Antiguo Régimen, como la desamortización de los bienes del clero, la supresión del régimen señorial y la aprobación de la Constitución de 1837, que establecía una monarquía parlamentaria.

La Mayoría de Edad de Isabel II (1843-1868)

Durante la mayoría de edad de Isabel II, se consolidó el Estado liberal bajo el dominio de los liberales moderados y conservadores. Se caracterizó por un régimen autoritario, con la intervención activa de la reina en la vida política y la exclusión de la gran mayoría del país a través del sufragio censitario. Se distinguen tres etapas:

  • Década Moderada (1844-1854): El general Narváez lideró un gobierno conservador y oligárquico que reformó la Hacienda y se aproximó a la Iglesia católica.
  • Bienio Progresista (1854-1856): Se recuperó la Constitución de 1837 y se culminó la desamortización eclesiástica y civil con Pascual Madoz.
  • Gobiernos de la Unión Liberal (1856-1868): Se caracterizaron por las inversiones públicas en infraestructuras y la incapacidad de la Constitución de 1845 para asegurar la alternancia pacífica de las tendencias liberales. La oposición al régimen promovió el Pacto de Ostende (1866), que buscaba el destronamiento de la reina y la convocatoria de Cortes Constituyentes por sufragio universal, lo que facilitó el pronunciamiento del general Serrano y el exilio de Isabel II.

Conclusión

Las guerras carlistas fueron un obstáculo importante para la consolidación del Estado liberal en España. Sin embargo, los liberales, tanto moderados como progresistas, lograron desmantelar el Antiguo Régimen, establecer una monarquía parlamentaria y sentar las bases de un sistema político más moderno. A pesar de las dificultades y la inestabilidad política, el periodo comprendido entre 1833 y 1868 fue fundamental para la construcción de la España liberal.

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