Elecciones de 1933 y el Bienio Radical-Cedista (1933-1935)
Las elecciones generales de noviembre de 1933 se desarrollaron en un ambiente de fuerte polarización política. Los resultados significaron un triunfo de la derecha, representada por la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) y el Partido Radical. Este triunfo se debió, en parte, a la coalición entre la CEDA y los monárquicos antirrepublicanos, mientras que los socialistas rechazaron la alianza con los partidos republicanos de izquierda.
Los primeros gobiernos del Partido Radical (diciembre de 1933 a octubre de 1934), presididos por Lerroux y Samper, se formaron en coalición con partidos republicanos de centro y con el apoyo de la CEDA. Esto permitió a la derecha modificar aspectos de la política religiosa, laboral y agraria. Se revisaron los jurados mixtos, se devolvieron tierras confiscadas a la aristocracia y se propuso una ley de amnistía.
Estos cambios provocaron la reorganización de la izquierda. El ala izquierda del Partido Radical se unió a los radicalsocialistas para formar la Unión Republicana, mientras que los republicanos de izquierda se unieron en la Izquierda Republicana, liderada por Azaña.
Durante este periodo, se produjeron diversos conflictos sociales:
- Huelga general de campesinos en junio de 1934 por el incumplimiento de la legislación laboral.
- Conflicto con la Generalitat catalana en verano de 1934 por la declaración de inconstitucionalidad de la Ley de Contratos de Cultivo.
- Bloqueo a una nueva propuesta de estatuto de autonomía en el País Vasco.
En 1934, la UGT, bajo el control de Largo Caballero, aprobó un programa revolucionario y en mayo se formó una alianza obrera entre esta y el PSOE. La entrada de la CEDA en el gobierno en octubre, con tres ministros, fue considerada una traición por los republicanos de izquierda, quienes convocaron una huelga general. La huelga fracasó en Madrid y no contó con el apoyo del ejército ni de la policía. En Cataluña, la entrada de la CEDA fue interpretada como una amenaza al Estatuto de Autonomía, lo que llevó al presidente de la Generalitat a proclamar el “Estado Catalán dentro de la República Federal Española”. El intento de rebelión armada fue rápidamente sofocado por el ejército.
La Revolución de Asturias
En Asturias se produjo una auténtica revolución social gracias a la alianza obrera entre UGT, CNT y comunistas. Para sofocar la rebelión, el gobierno recurrió al ejército de Marruecos, que junto a la Guardia Civil, llevó a cabo una fuerte represión.
Crisis del Bienio Radical-Cedista y Elecciones de 1936
La represión de la CEDA en Asturias dominó el debate político durante 1935, originando una crisis del gobierno radical-cedista. Lerroux formó un nuevo gobierno con mayoría de ministros de la CEDA, iniciando un proceso de rectificación de las reformas republicanas. Se desmantelaron las reformas sociales y laborales, Gil Robles realizó cambios en los mandos militares y se planeó una reforma constitucional.
Una crisis en el Partido Radical brindó a Gil Robles la oportunidad de acceder al poder en solitario, pero Alcalá Zamora se negó y disolvió las Cortes. Se convocaron nuevas elecciones para febrero de 1936.
El resultado de las elecciones mostró un equilibrio entre los dos bloques antagónicos en que se había dividido España. El Frente Popular, con un programa moderado basado en una amnistía general para los presos de los sucesos de octubre de 1934, resultó vencedor. Las derechas y el centro se presentaron desunidas.
El Gobierno del Frente Popular y el Golpe de Estado
Alcalá Zamora encargó a Azaña la formación de un gobierno compuesto solo por republicanos de izquierdas, ya que los socialistas rechazaron participar. Se concedió la amnistía, se restableció la autonomía de Cataluña y se reanudó el proceso reformista en los ámbitos agrario, religioso, social y militar. El enfrentamiento entre la Iglesia y la República resurgió.
Las Cortes destituyeron a Alcalá Zamora, quien fue sustituido por Azaña. Este formó un nuevo gobierno de republicanos de izquierda presidido por Casares Quiroga. El gobierno se enfrentó a una crisis económica (aumento de precios y caída de la peseta) que evidenció su debilidad. El PSOE y la CEDA, con una gran representación en las Cortes, contribuyeron a la inestabilidad.
Algunos militares de extrema derecha y la Unión Militar Española conspiraron para dar un golpe de Estado. El gobierno republicano intentó desarticular la trama golpista, por ejemplo, enviando a Franco a las Islas Canarias, pero estas medidas no lograron frenar el golpe.