La Revolución Rusa y la Primera Posguerra: Del Zarismo al Tratado de Versalles

La Revolución Rusa

El Régimen Zarista y la Oposición

A finales del siglo XIX y principios del XX, Rusia se encontraba bajo el régimen zarista, donde una nobleza hereditaria gozaba de privilegios bajo el amparo del zar. La industrialización, que comenzó a fomentarse a partir de 1890, consolidó una burguesía y una creciente clase obrera. Este régimen autocrático se basaba en la represión, imponiendo la cárcel, el exilio o la muerte a sus opositores.

El descontento popular crecía. Los pueblos sometidos no aceptaban la política de «rusificación», la imposición de la lengua y cultura rusas. El fomento de los pogromos, matanzas generalizadas de judíos, provocó la emigración de muchos de ellos hacia América. A nivel social, los campesinos se hallaban acosados por la miseria, los altos impuestos, los bajos precios de la producción agrícola y la pérdida de mano de obra debido al reclutamiento de hombres jóvenes como soldados.

El Partido Socialdemócrata Ruso

En 1898, los marxistas organizaron el Partido Socialdemócrata Ruso de los Trabajadores. En 1903, debido a diferencias políticas, el partido se dividió en dos facciones: los mencheviques, de tendencia socialista moderada, y los bolcheviques, de principios revolucionarios, liderados por Vladimir Ilich Lenin.

El Fin del Zarismo

En 1904, la política imperialista de Rusia en el Lejano Oriente la llevó a la guerra con Japón. Las derrotas sufridas desprestigiaron aún más al régimen zarista. A comienzos de 1905, la represión de una manifestación pacífica de trabajadores en San Petersburgo, conocida como el «Domingo Sangriento», causó miles de muertes y agravó la agitación contra el zar.

La entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial en 1914 intensificó el descontento. El reclutamiento masivo, las derrotas en el frente oriental, la penetración del ejército alemán en territorio ruso y la escasez de alimentos y combustibles aumentaron la presión sobre el régimen. Finalmente, en 1917, el zar Nicolás II abdicó a favor de su hermano Miguel, quien también renunció a la corona, marcando el fin del zarismo.

El Tratado de Versalles y la Primera Posguerra

El Tratado de Versalles

Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, las potencias vencedoras se reunieron en París para establecer las condiciones de la posguerra. El Tratado de Versalles, firmado el 28 de junio de 1919, estableció:

  • La culpabilidad de las Potencias Centrales como causantes de la guerra, imponiendo a Alemania el pago de indemnizaciones exorbitantes a los aliados, especialmente a Francia.
  • El reparto de las colonias alemanas y territorios bajo control turco entre las grandes potencias aliadas.
  • La reorganización del mapa europeo, con el surgimiento de nuevos estados a partir del desmembramiento de los imperios Alemán, Austro-Húngaro y Ruso, y la anulación de la Paz de Brest-Litovsk.
  • La formación de la Sociedad de Naciones, destinada al mantenimiento de la paz mundial.
  • El desarme alemán, limitando su ejército, aboliendo el servicio militar obligatorio y prohibiendo la construcción de fortificaciones en la frontera con Francia. Alemania también tuvo que entregar barcos, tanques y aviones a los aliados.

El Tratado de Versalles, en lugar de ser un nuevo comienzo, acentuó las rivalidades, exacerbó los nacionalismos, dejó sin resolver problemas que habían causado la guerra y creó nuevos conflictos que llevaron al surgimiento de regímenes autoritarios y a la gestación de la Segunda Guerra Mundial.

La Primera Posguerra

La primera posguerra, iniciada en 1919, se caracterizó por la organización de nuevos estados europeos, el surgimiento de movimientos autoritarios en los países afectados por los resultados de la guerra y el ascenso de Estados Unidos como primera potencia mundial. En contraste con las sociedades capitalistas, en la Unión Soviética se consolidó el modelo comunista.

El Nazismo en Alemania

Los países vencidos se sintieron humillados por no participar en las negociaciones y por las duras condiciones impuestas. Esta situación alentó posiciones nacionalistas extremas que promovieron el revanchismo y dieron lugar al surgimiento de movimientos autoritarios, como el nazismo en Alemania.

El Autoritarismo en Europa

En algunos países, el revanchismo, el militarismo, la debilidad de los gobiernos y la crisis socioeconómica dieron lugar al surgimiento de movimientos autoritarios. En 1920, el fascismo italiano llegó al poder y el nazismo alemán inició su camino hacia el gobierno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *