Regencia de María Cristina y la Construcción del Estado Liberal en España

Regencia de María Cristina de Borbón (1833-1840)

Contexto Político

Tras el fallecimiento de Fernando VII, su hija Isabel II, aún menor de edad, hereda el trono. La reina regente María Cristina de Borbón asume la regencia. Su intento de atraer a los carlistas fracasa, obligándola a apoyarse en los liberales, divididos en dos corrientes:

  • Moderados: Asimilan principios del Antiguo Régimen y un sufragio censitario muy restrictivo.
  • Progresistas: Defienden la soberanía nacional y un sufragio censitario de amplia participación.

A pesar de sus diferencias, los liberales compartían la necesidad de una constitución que reconociera la división de poderes y las libertades individuales, defendían el sufragio censitario y la creación de órganos representativos.

El Estatuto Real de 1834

En 1834, la regente encarga a Martínez de la Rosa la elaboración de una carta otorgada, el Estatuto Real. Este documento representó un avance al compartir la soberanía entre el Rey y las Cortes, aunque el soberano concentraba la mayor parte del poder.

Los Progresistas en el Poder: Desamortización de Mendizábal y Constitución de 1837

La Constitución de 1837, impulsada por el Partido Progresista con el consenso del Moderado, permitía la alternancia en el gobierno sin modificar la constitución en cada legislatura. Mantenía el sufragio censitario e impulsaba una reforma agraria basada en:

  • Abolición del régimen señorial
  • Desvinculación de las tierras
  • Desamortización de Mendizábal: Incautación y venta en pública subasta de bienes de la Iglesia y municipios sin indemnizaciones.

Además, incluía medidas liberalizadoras para la industria y el comercio.

Problemas del Estado Liberal

La alternancia entre moderados y progresistas marginaba a demócratas y republicanos. La inestabilidad política, marcada por pronunciamientos militares, fraudes electorales e intromisión de la corona, generaba revueltas populares.

Primera Guerra Carlista (1833-1839)

La Primera Guerra Carlista enfrentó a dos bandos:

  • Carlistas: Defensores del Antiguo Régimen y la monarquía absoluta, apoyados por la nobleza rural, el clero y el campesinado.
  • Isabelinos: Partidarios del Estado Liberal, apoyados por la alta nobleza, funcionarios, burguesía y clases populares urbanas.

La guerra se divide en dos etapas:

  • 1833-1836: Victorias carlistas.
  • 1836-1840: Debilitamiento y derrota definitiva del carlismo.

En 1839, el Abrazo de Vergara sella la rendición del general carlista Maroto al general isabelino Espartero. Los oficiales carlistas se incorporaron al ejército isabelino. La resistencia de algunos carlistas, como el general Cabrera en el Maestrazgo, se prolongó hasta 1840.

Regencia de Espartero (1840-1843)

Tras la renuncia de María Cristina, Espartero asume la regencia. Deroga la Ley de Ayuntamientos, continúa la desamortización de Mendizábal y promueve el librecambismo. La oposición de las industrias textiles catalanas, que exigían proteccionismo, y la respuesta autoritaria de Espartero, llevaron a moderados y progresistas a deponerlo. Espartero se exilia y se adelanta la mayoría de edad de Isabel II.

La Década Moderada (1844-1854)

Bases Ideológicas y Reformas

El liberalismo doctrinario, apoyado por la burguesía terrateniente, la Corona, parte del ejército y la Iglesia, buscaba compatibilizar orden y libertad. Se suprimió la Milicia Nacional y se creó la Guardia Civil. Se implementó un Estado centralista con una nueva división provincial, una reforma fiscal y la firma del Concordato con la Santa Sede.

Constitución de 1845

De carácter moderado, establece la soberanía compartida entre el rey y las cortes, negando la soberanía nacional. Se suprimieron las limitaciones al poder del rey.

Segunda Guerra Carlista (1846-1849)

El fracaso de las negociaciones matrimoniales entre Isabel II y Carlos VI desencadenó la Guerra dels Matiners, una breve contienda en Lérida que culminó con una nueva derrota carlista.

Bienio Progresista (1854-1856) y Vuelta al Moderantismo (1856-1868)

El Bienio Progresista

El moderantismo, debilitado por el favoritismo y la corrupción, da paso al Bienio Progresista tras la fallida Vicalvarada del general O’Donnell. Espartero regresa del exilio para liderar un gobierno de coalición con la Unión Liberal de O’Donnell.

Gobierno de Coalición

Se impulsa un proyecto de nueva constitución (non-nata) y se realiza la desamortización de Madoz, que afecta a bienes eclesiásticos y comunales. Se promueven inversiones extranjeras con la Ley de Ferrocarriles y la Ley Bancaria. El desarrollo industrial y ferroviario impulsa los inicios del movimiento obrero.

Regreso al Moderantismo (1856-1868)

Un nuevo golpe de O’Donnell instaura un gobierno de la Unión Liberal. La alternancia pactada entre moderados y progresistas genera estabilidad y crecimiento económico. Sin embargo, el descrédito de Isabel II, la incapacidad del sistema para responder a las demandas sociales y la crisis financiera culminan en el Pacto de Ostende, que unió a progresistas, unionistas y demócratas contra Isabel II. En 1868, la Revolución Gloriosa, liderada por el general Prim, provoca el exilio de la familia real.

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