La España del siglo XVI: El Imperio de Carlos V
Conflictos internos: Comunidades y Germanías
Con Carlos I (1517-1556) se iniciaba en España la dinastía de los Habsburgo (Casa de Austria) cuyos reyes desarrollarían en Europa una posición hegemónica basada en sus enormes posesiones territoriales. Esta monarquía se organizó como una agrupación de estados bajo un soberano común. La política seguida por los Austrias generó más necesidades que recursos por lo que los proveedores financieros fueron continuos. Carlos I concibió la idea de crear un Imperio Cristiano Universal, pero la oposición de Francia, los enfrentamientos con los turcos y los príncipes alemanes, así como la falta de colaboración del Papado le hicieron abandonar sus pretensiones.
En 1517, a la llegada de Carlos V (nieto de los Reyes Católicos), los castellanos mostraron su descontento por su menosprecio a las leyes castellanas, por la arrogancia de sus consejeros flamencos y por la petición de una cuantiosa ayuda para su coronación en Alemania. Las ciudades castellanas, capitaneadas por Toledo, se aliaron en la Junta Santa en abierta rebeldía contra el Regente Adriano de Utrecht. Basaron su ideario en el apoyo a las instituciones tradicionales (Cortes, Audiencias…) frente al absolutismo real y en defensa del nacionalismo de Castilla frente a los proyectos imperiales de Carlos V. Los comuneros fueron derrotados en Villalar (1521) y sus principales cabecillas, Juan Bravo, Padilla y Maldonado, serían ejecutados. El fracaso del movimiento comunero afirmó definitivamente el absolutismo en Castilla y las Cortes se convirtieron en la institución más fiel a la Corona.
Con un sentido de protesta social estalló simultáneamente el movimiento de las Germanías en Valencia y Mallorca (1519-1521). Se trató de un enfrentamiento de la burguesía y de las clases populares urbanas contra la aristocracia. Los “agermanats” rechazaron al ejército del virrey apoderándose de Játiva y Valencia, pero fueron derrotados por el ejército real. El fracaso de este movimiento reforzaría el poder de las clases nobiliarias.
La España del siglo XVI: La Monarquía Hispánica de Felipe II
La Unidad Ibérica
Durante el reinado de Felipe II (1556-1598) se consolidó la hegemonía española en Europa. Los hechos fundamentales fueron:
- El enfrentamiento con Francia: Felipe II se enfrentó a Enrique II de Francia contando con la alianza inglesa. Las tropas españolas vencieron en San Quintín y Gravelinas. La paz de Cateau-Cambrésis, por la que Francia renuncia a sus pretensiones italianas, consolidará la hegemonía española en Europa.
- Enfrentamiento contra los turcos: en el Mediterráneo se acentuó la presión turca. España, Venecia y el Papa se alían en la Santa Liga. La flota comandada por Don Juan de Austria derrotó a los turcos en la batalla de Lepanto. Esta batalla no acabó definitivamente con el poderío turco, pero significó un equilibrio de fuerzas.
- Guerra contra el protestantismo: Felipe II se enfrentó a Isabel I de Inglaterra que había instaurado el anglicanismo. Felipe II mandó una potente flota, la “Gran Armada” (Armada Invencible), que fracasó en su intento de invadir Inglaterra. Felipe II participó en las guerras de sucesión de Francia a favor de los católicos frente al pretendiente calvinista al trono, el futuro Enrique IV. Su intervención fracasó por la conversión de este al catolicismo.
- A nivel interno, los conflictos más importantes fueron: la Rebelión de las Alpujarras, que tuvo como consecuencias la deportación de los moriscos que se vieron obligados a abandonar Navarra; el levantamiento de los Países Bajos, que se vieron sometidos a una feroz represión por el Duque de Alba a través del Tribunal de los Tumultos; y las alteraciones en Aragón cuya consecuencia fue el recorte por parte de Felipe II de los fueros aragoneses y la ejecución del Justicia Mayor de Aragón, defensor de A. Pérez, secretario del rey con quien este se había enfrentado.
La unidad ibérica: a la muerte del rey de Portugal, Don Sebastián (1578) sin descendencia, Felipe II reclamó sus derechos como nieto del rey de Portugal Don Manuel. El poderoso monarca español no fue aceptado por los portugueses. En 1580 se decidió la invasión de Portugal dirigida por el Duque de Alba que llegó hasta Lisboa sin apenas resistencia. Felipe II fue designado rey de Portugal por las Cortes portuguesas en Thomar (1581), después de jurar respeto a las leyes, usos, costumbres y liberación del pueblo portugués. Con la anexión de Portugal se conseguía la unidad ibérica, viejo sueño de los Reyes Católicos. El Imperio Español amplió sus dominios con las colonias portuguesas de Asia, América y África, controlando la fachada del Atlántico occidental de enorme valor estratégico.
La España del siglo XVI: El modelo político de los Austrias
La Unión de Reinos
La monarquía hispánica del siglo XVI estaba constituida por un conjunto de reinos y territorios muy dispersos y con un alto grado de autonomía. La Corona de Castilla era el territorio más rico y poblado y el que ofrecía al rey más facilidades para ejercer un poder absoluto. El modelo político de los Austrias fue una monarquía multinacional y descentralizada bajo la primacía de la Corona de Castilla. La estructura política era la siguiente:
- El Consejo de Estado: creado por Carlos I e integrado por las personalidades de los distintos reinos. Sus competencias eran la política exterior y todo lo relacionado con las grandes cuestiones de estado. Era presidido por el rey.
- Los Consejos territoriales: para asuntos específicos de cada reino.
- Los Consejos técnicos: para asuntos concretos como la Inquisición, Órdenes Militares…
Dentro de este sistema (sistema polisinoidal) adquirían una gran importancia los secretarios de los Consejos que actuaban como puente entre el rey y el Consejo al que pertenecían. A nivel territorial, algunas instituciones eran similares en varios territorios:
- Virreyes: representaban al rey en Navarra, Cataluña, Aragón, Valencia, Mallorca, Nápoles, Sicilia y Cerdeña.
- Cortes: las de Aragón fueron más reivindicativas que las de Castilla debido al pactismo.
- Audiencias: funcionaban como tribunales supremos de Justicia en sus territorios.