La Guerra Civil Española (1936-1939)
Causas de la Guerra Civil
La Guerra Civil Española (1936-1939) supuso el fin de la Segunda República y el preludio de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de una contienda que confirmó la consolidación de las ideologías fascistas surgidas tras la Primera Guerra Mundial. Cada vez está más en boga la tesis que defiende el desencadenamiento de la guerra civil como consecuencia del fallido golpe militar.
En los meses anteriores al 36, una serie de circunstancias en la España de la Segunda República hacían cada vez más necesaria una sublevación militar para reconducir el país. Entre estas circunstancias se encontraban:
- El mal aceptado triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936.
- El ambiente de inseguridad en las calles, del que eran responsables tanto los pistoleros falangistas como las milicias armadas de izquierdas.
- La violencia en las Cortes.
- La escalada conspiradora de militares antiazañistas como Franco, Mola y Goded.
En años previos ya se habían producido intentos golpistas, pero no es hasta julio de 1936 cuando se produce de forma más directa. El golpe comienza en la tarde del 17 de julio de 1936 en Marruecos, donde Franco, dos días después, se pondrá al frente de la rebelión. Entre el 18 y el 19 se irá expandiendo por la península. En líneas generales, la España rural y atrasada se unió al bando sublevado, mientras que la República conservó su poder en la mayor parte de las principales ciudades y áreas industriales.
Desarrollo de la Guerra Civil
A partir del 20 de julio se puso de manifiesto el fracaso del golpe y la división de España. Era el comienzo de una guerra civil que no concluiría hasta el 1 de abril de 1939. En la contienda civil se sucedieron varias etapas:
1) La Guerra de las Columnas y la Batalla de Madrid
Con la ayuda de los aviones enviados por las potencias fascistas, el ejército de Marruecos pasó a Andalucía y comenzó la marcha hacia el norte. Otra columna, dirigida por Mola, se dirigió desde Navarra hacia Madrid por Somosierra. El gobierno republicano se refugió en Valencia y abandonó la capital. La resistencia de la ciudad, bajo el lema «No pasarán», la protagonizaron las milicias anarquistas y populares al mando de Vicente Rojo.
2) La Batalla del Norte
El fracaso de la ofensiva hacia Madrid provocó un cambio de estrategia. Franco, ya Generalísimo, ordenó el ataque al norte para obtener recursos industriales y mineros. Con la ayuda de la Legión Cóndor alemana, bombardeó ciudades como Guernica. El País Vasco cayó rápidamente. Para frenar la caída, el bando republicano planeó dos maniobras de distracción en Brunete y Belchite. El norte cayó, poniendo en manos de los nacionales toda la base industrial española.
3) Conquistas del Mediterráneo y Batalla del Ebro
Para frenar el asalto a Madrid, la República ensayó una nueva ofensiva sobre Teruel. Los nacionales, tras la reconquista de Teruel, continuaron el camino hacia el Mediterráneo. Los republicanos intentaron ganar tiempo a la espera de un conflicto internacional que les proporcionara la ayuda de las potencias democráticas. Lanzaron un nuevo ataque sobre el Ebro, pero la República perdió sus últimos recursos y el fin de la guerra se anunció.
4) El Fin de la Guerra
Las tropas de Franco tomaron Cataluña, muy dividida y desguarnecida, en enero. El gobierno republicano se exilió. El nuevo presidente del gobierno fue Negrín. En Madrid, el coronel Casado intentó pactar con Franco, pero este demandó la rendición sin condiciones. El 1 de abril se publicó el último parte de la guerra. El gobierno de Negrín, con el apoyo de comunistas y socialistas, proponía la resistencia a la espera de que el conflicto español se integrara en la inminente contienda europea. Franco exigió la rendición incondicional, que se produjo el 1 de abril de 1939. Se aprobó la Ley de Responsabilidades Políticas, que institucionalizó la represión contra los vencidos.
La Regencia de María Cristina
En 1885 murió Alfonso XII y quedó como regente su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo. La necesidad de garantizar la estabilidad del régimen durante una larga regencia llevó a Cánovas y Sagasta a establecer el Pacto del Pardo. Se comprometieron a apoyar a la regencia, a facilitar el relevo en el gobierno y a obtener apoyos en la opinión pública. Ambos partidos cumplieron el acuerdo. Entre 1885 y 1890 gobernó el Partido Liberal durante el llamado Parlamento Largo. Sagasta puso en marcha un programa político bastante aperturista. Se amplió la libertad de expresión, lo que permitió un gran desarrollo de la prensa. Pero la reforma más importante se produjo en 1890 mediante una nueva ley electoral que estableció de forma definitiva el sufragio universal. La alternancia de ambos partidos se prolongó en los años siguientes sin grandes sobresaltos hasta que en 1895 el estallido de la insurrección de Cuba puso a prueba el sistema político canovista.
Los demás partidos tuvieron poco protagonismo durante los primeros años de la Restauración. Pero a medida que la corrupción se hizo más evidente, el descontento creció en la sociedad española y los partidos de la oposición fueron ganando fuerza, provocando la crisis del sistema canovista. Después del fracaso de la Primera República, los partidos republicanos perdieron gran parte de su base social, que empezó a seguir a los partidos obreros y a los partidos nacionalistas. Los partidos obreros se organizaron legalmente a partir de la promulgación de la Ley de Asociación. El partido socialista más importante era el PSOE, fundado por Pablo Iglesias, que quería establecer una dictadura del proletariado. Los anarquistas carecían de una única doctrina, pero tenían en común el rechazo de toda forma de organización estatal.
Regionalismo y Nacionalismo
Debilitadas las corrientes existentes, surgieron movimientos que reivindicaron los derechos históricos catalanes, vascos y valencianos. El movimiento regionalista fue más fuerte en Cataluña y País Vasco, al existir allí una diferenciación lingüística que aumentaba el sentimiento nacional. Si bien en España tuvo caracteres propios, fue un fenómeno común en toda Europa.
En Cataluña, el primer nacionalismo surgió en torno a intelectuales. En 1892, los grupos de estos intelectuales se fusionaron en la Unió Catalanista, cuyo programa constituyó el documento básico del nuevo nacionalismo catalán. El movimiento vasco surgió en fechas más tardías. En 1895, Sabino Arana fundaba el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Aunque en un principio sus planteamientos fueron muy radicales, proponiendo la secesión, poco a poco fue suavizando su postura a medida que ganaba adeptos. Más débiles, ante la falta de una burguesía fuerte que los impulsara, fueron los nacionalismos gallego, valenciano y andaluz.