El Bienio Progresista (1854-1856) y el Desarrollo del Ferrocarril
Legislación Económica
Durante el Bienio Progresista (1854-1856), Espartero se centró en la legislación económica. Mediante la Ley Desamortizadora de 1855, se consiguieron recursos para la hacienda e impulsó la modernización económica de España. Los ingresos se invirtieron en la red de ferrocarriles, pieza clave para fomentar los intercambios y el crecimiento industrial del país. La construcción de las líneas del ferrocarril se inició en 1845 con la Ley General de Ferrocarriles, que ofrecía amplios incentivos a las empresas que intervinieran en ella. De esto se beneficiaron los capitales extranjeros que acudieron al mercado español.
Etapas de la Construcción de la Red Ferroviaria
- Expansión del trazado (1855-1856): Supuso la mayor inversión de capital del siglo XIX, en la cual intervinieron compañías extranjeras. Las líneas más destacadas fueron Madrid-Alicante y Barcelona-Zaragoza.
- Crisis financiera de 1866: Supuso la paralización de la construcción ante la escasa rentabilidad de los ingresos, y el valor de las acciones ferroviarias se desplomó.
- Etapa constructiva a partir de 1873: Se completó el trazado de la red que había quedado paralizado.
Consecuencias Económicas de la Ley de 1855
Desde el punto de vista económico, la Ley de 1855 favoreció la consolidación de una estructura radial en la red ferroviaria con centro en Madrid. Se fijó un ancho de carriles mayor que el de la mayoría de las líneas europeas. Esta decisión se tomó para poder instalar calderas de vapor más grandes, aumentar la potencia de las locomotoras y poder superar mayores pendientes. La ley permitió a las compañías constructoras importar sin aranceles aduaneros todos los materiales necesarios para la construcción de la red ferroviaria.
Impacto del Ferrocarril
El ferrocarril resultó indispensable para que España tuviera un sistema de transporte masivo, barato y rápido que pudiera favorecer el intercambio de personas y mercancías entre diferentes regiones y aumentar el comercio exterior. Su construcción también tuvo efectos beneficiosos en diferentes industrias: favoreció la demanda de productos siderúrgicos, aumentó su producción y los empleos en la industria por la necesidad de aumentar la extracción de materiales como el carbón y el hierro.
La Restauración Monárquica (1875-1898)
Tras el fin de la Primera República Española con el pronunciamiento de Martínez Campos, se inició la Restauración Monárquica (1875-1898) y subió al trono Alfonso XII. Se restauró un nuevo sistema político ideado por Cánovas del Castillo, basado en la alternancia en el poder entre el Partido Conservador y el Partido Liberal.
Objetivos de Cánovas
Cánovas quería un nuevo modelo político que superase los problemas del liberalismo anterior. Se propuso dos objetivos: elaborar una Constitución en la que el sistema político se basara en el bipartidismo y pacificar el país poniendo fin a la guerra de Cuba y el conflicto carlista.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876 estableció el sufragio censitario y la soberanía compartida (Cortes y Rey). Era de carácter conservador, inspirada en los valores tradicionales de monarquía, religión y propiedad. Consideraba a la monarquía como una institución superior, un poder moderador que ejercía como árbitro en la vida política y garantizaba la alternancia entre partidos políticos. Se concedían amplios poderes al monarca: derecho de veto, nombramiento de ministros y poder de convocar Cortes, suspenderlas y disolverlas sin contar con el gobierno. Las Cortes eran bicamerales y se proclamaba la confesionalidad católica del Estado.
El Bipartidismo y la Alternancia en el Poder
Desde el punto de vista político, con el bipartidismo y la alternancia en el poder se aceptaba un turno pacífico de partidos que aseguraría la estabilidad institucional y pondría fin a la intervención del ejército en la vida política.
- Partido Conservador: Defendía el sufragio censitario, la Iglesia y el orden social.
- Partido Liberal: Defendía el sufragio universal masculino y estaba más inclinado a un reformismo social de carácter más progresista y laico.
La alternancia en el poder tenía como objetivo asegurar la estabilidad nacional. Cuando un partido sufría desgaste político y perdía la confianza de las Cortes, el monarca llamaba al dirigente del partido contrario a formar gobierno. Entonces se convocaban elecciones con el objetivo de conseguir la mayoría de diputados para poder gobernar.
El Caciquismo y la Corrupción Electoral
El sistema de turno pacífico se mantuvo durante más de 20 años por la corrupción electoral y la utilización de la influencia y poder económico de individuos de la sociedad: los caciques. El caciquismo fue un fenómeno que se dio en toda España, aunque alcanzó su máximo desarrollo en Andalucía, Galicia y Castilla.
La adulteración del voto constituyó una práctica habitual en todas las elecciones, que se logró mediante el restablecimiento del sufragio censitario, un trato más favorable a las zonas rurales frente a las urbanas y, sobre todo, por la manipulación y las trampas electorales (el pucherazo).
Los caciques eran personas nobles, sobre todo del medio rural, ricos propietarios con gran influencia en la vida social y política de su localidad. Controlaban los ayuntamientos e influenciaban la dirección del voto, agradeciendo con sus «favores» la fidelidad electoral y discriminando a los que no respetaban sus intereses.
Los caciques manipulaban las elecciones continuamente para dar el triunfo al partido pactado previamente mediante la falsificación de los resultados. Para conseguir que el candidato elegido fuera vencedor, no se dudaba en falsificar el censo (incluyendo personas muertas o impidiendo votar a los vivos), manipular las actas electorales, ejercer la compra de votos o amenazar al electorado para aterrorizar a los contrarios.