1. La Crisis de la Restauración (Regeneracionismo)
El término Restauración se refiere a la situación sociopolítica de España entre el Sexenio Democrático y la Segunda República Española (1874-1931) en los que se produjo la restauración de la monarquía borbónica a través de Alfonso XII y se produjo un cambio político hacia un liberalismo más moderado. La Restauración estaba sostenida por tres pilares que, al ser ideados principalmente por Cánovas, reciben el nombre de sistema canovista y que son:
- La monarquía borbónica
- La Constitución de 1876
- El sistema bipartidista (turno pacífico entre el Partido Liberal y el Partido Conservador)
El sistema canovista comenzó a tambalearse a partir de la última década del siglo XIX debido a varios acontecimientos, como el asesinato del propio Cánovas en 1897 o el auge del movimiento obrero. No obstante, el evento más importante que provocó la crisis de la Restauración fue el llamado desastre del 98, en el que España perdió sus últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) en la guerra hispano-estadounidense, que resultó en una victoria estadounidense decisiva en una guerra que duró muy poco.
El Regeneracionismo
El desastre del 98 hizo que los principales políticos e intelectuales españoles se replanteasen la propia naturaleza de España como nación, ya que la pérdida de las colonias supuso el final definitivo del imperio colonial español. Así, surgió una corriente intelectual denominada regeneracionismo, cuyo máximo exponente es el pensador Joaquín Costa. El regeneracionismo defendía que España olvidase definitivamente su pasado imperial, y concentrase sus esfuerzos en una reforma profunda y estructural del país, modernizando su sociedad y economía, principalmente en materia de educación (el analfabetismo era muy alto en aquella época). El regeneracionismo, entre otras cosas, defendía acabar con el caciquismo y con la oligarquía y extender la alfabetización y la educación primaria por todo el país.
Intentos de aplicación del Regeneracionismo
El regeneracionismo se intentó aplicar de dos formas:
- Por una parte, el Partido Conservador, liderado por Antonio Maura, defendía un “regeneracionismo desde arriba” que intentó acabar con el caciquismo y con los regionalismos; no obstante, las reformas conservadoras no fueron aceptadas.
- Por otra parte, el Partido Liberal, liderado por José Canalejas, quería unas reformas profundas y de carácter social y promulgó la ley del candado (que prohibió el establecimiento de nuevas órdenes religiosas), mejoró las condiciones laborales y trató de acercarse a los catalanistas.
Fracaso del Regeneracionismo
Hay varios factores que explican el fracaso del regeneracionismo como movimiento político:
- Por una parte, el bipartidismo dejó a muchos partidos fuera del sistema (republicanos, socialistas, nacionalistas) y se fortaleció la oposición al sistema. La Semana Trágica de Barcelona de 1909 no hizo más que ahondar esta división entre el sistema bipartidista y las demás fuerzas políticas y terminó con las políticas regeneracionistas.
- Por otra parte, también hubo una marcada resistencia por parte de la oligarquía y los caciques que se negaban a renunciar a su poder; además, el clima político español estaba marcado por una gran inestabilidad política: José Canalejas fue asesinado en 1912 y las huelgas y la resistencia obrera eran cada vez mayores.
Finalmente, el regeneracionismo tuvo que enfrentarse a muchas situaciones negativas y, por tanto, fue incapaz de solucionar los problemas que denunciaba. El regeneracionismo, no obstante, trajo como consecuencia un abandono progresivo de la sociedad tradicional española y una transición lenta hacia la modernidad.
7. La Constitución de 1876
La Constitución de 1876 fue uno de los pilares sobre los que se sustentó la Restauración borbónica en España y fue ideada por Cánovas del Castillo. De ahí proviene el término “sistema canovista” que se refiere al sistema restauracionista. Algunas de las características de la Constitución de 1876 son:
- La soberanía es compartida por el rey y las Cortes.
- La Corona nombra al jefe de Gobierno y al Consejo de Ministros.
- Las Cortes están divididas en el Congreso (elegido por sufragio) y el Senado (elegido por el rey).
- Establece un Estado confesional en el que la religión católica tiene un carácter oficial, aunque se tolera el culto a otras religiones en privado.
- La organización del Estado es centralista: los ayuntamientos y diputaciones están bajo el control del Gobierno central.
Características no especificadas en la Constitución
La Constitución de 1876 no se pronuncia sobre varios temas. Por ejemplo, la Constitución no hace referencia al tipo de sufragio (que pasó a ser universal masculino a partir de 1890) ni al procedimiento electoral. Esto se debe a que se trató de que la Constitución no abordase temas muy políticos para que pudiese conseguir el apoyo de los dos principales partidos políticos (Partido Liberal y Partido Conservador).
Contexto histórico y duración
La Constitución surge en el período inmediatamente posterior al Sexenio Democrático, y por tanto es un reflejo claro del intento de restaurar la monarquía borbónica en España a través de la estabilidad política. La república en la que terminó el Sexenio se tuvo que enfrentar a una gran cantidad de problemas como la rebelión cantonal o la Tercera Guerra Carlista y además terminó con un Gobierno autoritario (dictadura de Serrano). Debido a esto se trató de dotar a España de cierta estabilidad mediante la Constitución de 1876. De hecho, la Constitución de 1876 es la constitución que más tiempo ha estado en vigor en la historia de España, desde 1876 hasta 1923 (aunque técnicamente en vigor hasta 1931).
Suspensión de la Constitución
Fue suspendida y prácticamente derogada con el golpe de Estado de Primo de Rivera. En el momento en el que Primo de Rivera impuso la dictadura, había un descontento generalizado con el sistema restauracionista y el parlamentarismo, por parte tanto de la izquierda (UGT, CNT) como de la derecha, ya que las Cortes se percibían como un elemento corrupto e incapaz de resolver los problemas de los ciudadanos. Muchos elementos de la dictadura de Primo de Rivera se inspiraron en la Italia fascista de Mussolini, y la Constitución de 1876, junto con todos los derechos que amparaba, fue suspendida tras su ascenso al poder.