El Régimen Político de la Restauración en España (1874-1898)

Introducción

El régimen político de la Restauración consistió en el retorno en 1874 a un régimen monárquico, constitucional y conservador, venido por el rey Alfonso XII, hijo y sucesor de Isabel II. El artífice político de este régimen fue Antonio Cánovas del Castillo, político monárquico procedente de la Unión Liberal y jefe del Partido Alfonsino. Su objetivo era preparar la vuelta a la monarquía borbónica, para lo cual redactó el Manifiesto de Sandhurst. Cánovas esperaba una llegada pacífica de la monarquía y aceptada tras el Sexenio Democrático. Pero el golpe de estado de Martínez Campos aceleró sus planes y se llevó a cabo el pronunciamiento. Esto significó el triunfo de la burguesía conservadora. Cánovas personificó y encauzó las ansias de las clases medias y sus ideales. Posteriormente, perdería los vínculos con el pueblo. Con el estado al servicio de los intereses de los ricos, la farsa no se sostenía más ante el pueblo debido a la diferencia entre la oligarquía terrateniente y el campesinado, y entre la burguesía urbana y los trabajadores.

El Modelo Político de la Restauración

Modelo legal: Constitución de 1876

Para adaptarse, Cánovas intentó un consenso lo más amplio posible respecto a la Constitución, por lo cual las Cortes Constituyentes usaron sufragio universal con alto nivel de abstenciones. Era una constitución breve y flexible, cuya vigencia fue la mayor de la historia de España, debido al compromiso entre el liberalismo doctrinario y el ideario progresista. El sistema político era la monarquía hereditaria y constitucional, cuyos principios partían del liberalismo doctrinario, contemplando de base la soberanía compartida por el rey, con un Senado conservador nombrado por el rey. La Constitución recoge atributos de la monarquía y otras constituciones; los enormes privilegios de la Corona, tanto ejecutivos como legislativos, dejaban al rey con amplios poderes. Los ministros podían ser juzgados por el Senado solamente. El carácter de consenso se refleja en la proclamación de derechos y libertades, declarando el estado como confesional católico pero con libertad religiosa, derechos de expresión y reunión. La Constitución no impone el procedimiento electoral, fijado en leyes electorales (en 1878 se establece el sufragio universal). Otra característica es su carácter centralizador (aboliendo el régimen foral vasco).

El modelo legal: Partidos dinásticos

Cánovas preparó un sistema bipartidista según el modelo inglés, con dos partidos turnándose en las elecciones. Uno era el Partido Alfonsino (conservador), liderado por Cánovas. El otro integraba el nuevo sistema monárquico del Sexenio. Sagasta en 1880 crea el Partido Fusionista (reunificación de progresistas antiguos). En 1882 se formó la Izquierda Dinástica dirigida por Serrano. El propio Sagasta termina por convertirlo en el Partido Liberal.

  • Diferencias:
  • Liberales: con apoyo de clases urbanas.
  • Conservadores: intereses vinculados a los agrarios.

El modelo real: Turnismo y caciquismo

Tras la Restauración, hay una novedad en los mecanismos del gobierno. Uno de ellos es el turnismo: sucesión pacífica de turnos de gobierno entre los dos partidos. Este sistema desvirtuaba las elecciones, también la acción del gobierno, ya que el gobierno no podía hacer nada que le perjudicase al siguiente. El sistema era una democracia al revés: el rey designaba al jefe de gobierno, los ministros organizaban las elecciones. Los caciques eran personas encargadas de controlar el simulacro de elección, en la que el candidato designado (encasillado) ganaba siempre, obteniendo la mayoría de los votos. Todas estas artimañas se conocen como pucherazo. Posteriormente, perdieron importancia las elecciones, sustituidas por favores, especulaciones, etc.

El funcionamiento del sistema canovista

El sistema funcionó. Tras la muerte de Alfonso XII, la paz no era segura, pero fue restablecida por la regente María Cristina.

Los gobiernos conservadores

Se dedicaron a lo militar en aquellos años: la guerra carlista y la insurrección cubana. Tras la pérdida de Sagunto, perdieron apoyos. Los carlistas fueron derrotados en 1876; desde entonces se empezó con la acción política, dividida entre Ramón Cabrera y Carlos VII. Lo primero de la guerra fue la abolición de los fueros vascos (en verdad eran privilegios fiscales). En el conflicto cubano, los insurrectos perdieron al principio; una vez terminado el carlismo, se duplicaron las tropas. Esto acabaría con el conflicto. Así, en 1878, con la firma del Convenio de Zanjón, termina la Guerra de los Diez Años (ya no había esclavitud). Otra característica de los gobiernos conservadores fue la represión, lo que provocó que se fundase la Institución Libre de Enseñanza. En política, los que no aceptaban el sistema no podían votar; algunas libertades quedaron reducidas.

Los gobiernos liberales

Se ampliaron las libertades, se readmitió a catedráticos expulsados, se estableció la libertad de imprenta, se abolió la esclavitud y se aprobó la Ley de Asociaciones, que permitió el desarrollo del movimiento obrero. Otro mérito fue consolidar la aprobación del Código Civil y varias leyes. Finalmente, debemos destacar la supresión del carácter público en las ejecuciones. Las demás reformas fracasaron; de hecho, la mayor parte de este gobierno largo lo hizo Sagasta.

La Oposición al Sistema

Tras todo lo anterior, se crearon diversos grupos políticos.

Regionalismo y nacionalismo

En Cataluña surgió el movimiento regionalista. Sus orígenes hay que buscarlos en un movimiento de tipo cultural, la Renaixença. El catalanismo es, por tanto, el resultado de la defensa combinada del origen cultural y lingüístico, y de intereses económicos específicos. El viraje del gobierno a una política librecambista en 1886, unido al Código Civil, provocó la defensa de la lengua catalana y el derecho a una nación independiente. El grupo Unión Catalanista y las Bases de Manresa son importantes expresiones de este movimiento. En ellos se reclama un régimen de autonomía para Cataluña. En el País Vasco surgió un movimiento regionalista, donde Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV), cuyo lema era «Dios y leyes viejas», con una tradición antigua y culturalista frente al desarrollo económico. La raza y la religión son bases de sus ideales; la lengua será otro signo de identidad. Consideran sus leyes las más puras y antiguas de Europa. Tuvo bastante éxito entre campesinos y clases medias, pero no entre inmigrantes y obreros del socialismo.

El movimiento obrero

Prohibido y perseguido durante la República del general Serrano, y dividido en anarquistas y socialistas, su existencia fue clandestina entre 1874 y 1881. El anarquismo se oponía a la acción política y veía una fuerza en la clase obrera. Después se introdujo la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Por un lado, estaba la corriente bakuninista, que defendía la acción directa para derribar el sistema y la jerarquía, y lograr la emancipación de los trabajadores. La otra era el comunismo anarquista, que rechazaba el sindicalismo, más individualista y extremista, y se basaba en el terrorismo contra los factores de orden social. Las diferencias internas de la FTRE se resolvieron con la Mano Negra. Sus objetivos eran el estado, la iglesia y la oligarquía.

Esto consistió en una espiral de acción-reacción que provocó el alejamiento y ruptura de grupos anarquistas. Una de las causas fue la Ley para la Represión del Anarquismo. El socialismo, menos pujante, se introdujo en 1871. Pablo Iglesias fundó en Madrid la Agrupación Socialista Madrileña, que publicó el periódico El Socialista. Surge el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que luego fundaría la Unión General de Trabajadores (UGT). Su origen está en las «tres clases del vapor». En Cataluña surgió la corriente socialista, menos revolucionaria y más reformista; además, reclamaban la propiedad individual. Estos grupos obreros fueron creciendo al ritmo del desarrollo industrial. No hay que olvidar que el poder político organizó los sindicatos, lo que se conoce como sindicalismo amarillo, como es el caso de los Círculos Católicos de Obreros.

La Crisis del Sistema Canovista

La descomposición del dominio colonial

El imperio colonial español se reducía a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Aparte del nulo papel que hacía España desde 1815 en el exterior, Cánovas se involucraba siempre en conflictos. En Filipinas, José Rizal fundó la Liga Filipina como denuncia a la colonización española. El problema cubano resurge en la última década del siglo. En 1894, José Martí funda el Partido Revolucionario Cubano. Al año siguiente, resurge la insurrección dirigida por Máximo Gómez, Antonio Maceo, etc. Para resolver el problema, se envió a Martínez Campos, aunque los españoles controlaban las ciudades, el campo era de los independentistas. El general Weyler aplicó una táctica antiguerrillera impecable, cortando la movilidad total de la isla. Después, el gobierno norteamericano ofreció 300 millones de dólares por Cuba (la «operación de guerra sucia» era evidente). La negativa española a venderla provocaría una guerra con Estados Unidos, así que en la Paz de París, España se vio obligada a venderla. El proceso descolonizador culminó en 1899 con otras ventas a Alemania.

La crisis de 1898: Regeneracionismo y revisionismo

Originada por las pérdidas ultramarinas, pero sobre todo por una crisis ideológica. No hubo crisis económica ni crisis política inmediata. A pesar de las críticas al gobierno y al ejército, los partidos dinásticos se adaptaron. El principal síntoma de la crisis fue el regeneracionismo, que pretendía provocar un fuerte debate interno en el régimen político. El propio término implica un deseo de superación y renovación. Su mejor exponente es Joaquín Costa.

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