El Sistema Político de la Restauración: Bipartidismo, Caciquismo y Oposición

El Sistema Político de la Restauración (1874-1902)

El Régimen de la Restauración

4. El sistema político oficial: bipartidismo y turnismo

El sistema político de la Restauración se basaba en la existencia de dos grandes partidos, el Conservador y el Liberal, que coincidían ideológicamente en lo fundamental. El Partido Conservador se organizó alrededor de su líder, Antonio Cánovas del Castillo, y aglutinó a los sectores más conservadores y tradicionales de la sociedad. El Partido Liberal tenía como principal dirigente a Práxedes Mateo Sagasta y reunió a antiguos progresistas, unionistas, demócratas y ex republicanos moderados. Las diferencias entre los partidos eran mínimas. Existía un acuerdo tácito de no promulgar nunca una ley que forzase al otro partido a derogarla cuando regresase al gobierno. Para el ejercicio del gobierno se contemplaba el turno pacífico en el poder entre las dos grandes opciones dinásticas. Cuando el partido en el gobierno sufría un proceso de desgaste político, el monarca llamaba al jefe del partido de la oposición para formar gobierno. El fraude en los resultados y los mecanismos caciquiles aseguraban que estas elecciones fuesen siempre favorables al gobierno que las convocaba.

5. El sistema político real: caciquismo y fraude electoral

La alternancia en el gobierno fue posible gracias a un sistema electoral corrupto y manipulador, valiéndose de la influencia y del poder económico de determinados individuos sobre la sociedad (caciquismo). Desde el Ministerio de Gobernación se fabricaban los resultados, adjudicando escaños a partidarios o adversarios en función de los acuerdos que se pactaban con la oposición. A continuación, se conseguía el resultado pactado o programado. Los gobernadores civiles transmitían la lista de los candidatos a los alcaldes y caciques. Si este proceso resultaba insuficiente, se llevaba a cabo un pucherazo: la sistemática adulteración de los resultados electorales. No se dudaba en falsificar el censo. En todo el proceso era fundamental la figura del cacique, que eran individuos o familias que controlaban una determinada circunscripción electoral. Hacían informes y certificados personales, controlaban el sorteo de las quintas, proponían el reparto de las contribuciones y proporcionaban puestos de trabajo.

6. La evolución política (1875-1895)

El régimen de la Restauración se apoyó en dos partidos que aceptaban la legalidad constitucional. El Partido Conservador gobernó desde 1875 hasta 1881, en que Cánovas dimitió y dio paso a un gobierno liberal presidido por Sagasta. En 1884 vuelve otra vez Cánovas. En 1885 vuelven los liberales hasta 1890, durante el llamado «Parlamento Largo». Los conservadores vuelven entre 1890 y 1892. Una crisis interna permitió adelantar el regreso de Sagasta en 1892.

II. La oposición política al régimen (1874-1902)

1. El carlismo

Tras la derrota de 1876, el político Cándido Nocedal representó los intereses dinásticos de Carlos VII. Estaba a favor de los valores religiosos, de la monarquía tradicional y de los fueros. Nocedal no pudo evitar divisiones internas. El peor momento vino en 1888 cuando un grupo de carlistas decidió formar el Partido Integrista. Para ellos lo prioritario era la defensa del catolicismo y no tanto la apuesta por una monarquía. A principios del siglo XX hubo otra división a favor de una dictadura militar.

2. El surgimiento de los nacionalismos periféricos

a) El catalanismo: Hacia 1830 surgió en Cataluña un amplio movimiento cultural y literario conocido como la Renaixença. Su finalidad era la recuperación de la identidad de la cultura catalana. En 1882 se fundó el Centre Català, organización de carácter progresista que pretendía sensibilizar la opinión pública catalana frente al centralismo. Más adelante se funda la Unió Catalanista. Su programa quedó fijado en las Bases de Manresa, que defendían un régimen de autogobierno.

b) El nacionalismo vasco: Surgió en defensa de los fueros. La ley que recortaba sus fueros históricos aportó dos tipos de reacciones: la de los que supieron rentabilizar perfectamente la situación, y la de los que, apelando al tradicionalismo, defendieron la recuperación íntegra de los fueros. Los perdedores de la guerra carlista eran los que se aferraban a un País Vasco tradicionalmente agrario. El propulsor del nacionalismo vasco, Sabino Arana, veía peligro con la llegada de inmigrantes. Pensaba que ponían en peligro el euskera.

3. Los partidos republicanos

El Partido Posibilista es el más moderado. Su líder era Emilio Castelar. El Partido Republicano Progresista de Ruiz Zorrilla, mantuvo su republicanismo más radical. El Partido Republicano Centralista dirigido por Nicolás Salmerón. El Partido Federal de Pi y Margall fue el más coherente. En 1893 se unen Federalistas y Centralistas y se crea la Unión Republicana.

4. El movimiento obrero

Entendido como la actividad política y social de los obreros y campesinos para mejorar su situación y defender sus derechos, se opuso frontalmente a todo el sistema.

a) Anarquistas: Influyeron en la deslealtad de los políticos para cumplir las promesas de mejora social hechas en la revolución de 1868. Contaron con la adhesión de los campesinos sin tierra de Andalucía y con el proletariado textil de Cataluña.

En 1874 la comisión federal anarquista entró en la clandestinidad. En 1881 la legislación del gobierno de Sagasta hizo que el anarquismo retornara a la legalidad. Las nuevas circunstancias trajeron una recomposición y el resultado fue una refundación de la Federación de Trabajadores de la Región Española. La nueva organización se verá afectada por el asunto de la Mano Negra en el campo andaluz y la convirtieron en un prototipo de «organización terrorista secreta». Esta campaña permitió atribuir al anarquismo andaluz toda clase de crímenes y ampliar la culpa a los componentes de la Federación de Trabajadores de la Región Española.

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