España y Francia: Guerra y Tratado de Fontainebleau (1793-1807)
El periodo que abarca desde 1793 hasta 1807 estuvo marcado por la guerra entre España y Francia, culminando con la firma del Tratado de Fontainebleau en 1807.
Motín de Aranjuez y la Sublevación del 2 de Mayo (1808)
En 1808, el Motín de Aranjuez desencadenó una serie de eventos que llevaron a la sublevación del 2 de mayo de 1808 en Madrid contra la ocupación francesa.
Tratado de Valençay y la Constitución de 1812 (1812-1813)
En 1812, se promulgó la Constitución de Cádiz, conocida como «La Pepa». Un año después, en 1813, se firmó el Tratado de Valençay.
El Reinado Absolutista de Fernando VII (1814-1820)
Fernando VII regresó a España en marzo de 1814 e instauró un gobierno absolutista que duró hasta 1820.
Pronunciamiento de Riego y el Trienio Liberal (1820-1823)
El pronunciamiento liberal de Riego en 1820 dio inicio al Trienio Liberal (1820-1823), durante el cual se restauraron las reformas y se formó la Milicia Nacional.
La Intervención de la Santa Alianza y la Década Ominosa (1823-1833)
En 1823, la Santa Alianza envió los Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar el absolutismo en España. Durante la Década Ominosa (1823-1833), España perdió gran parte de su imperio americano, Fernando VII se apoyó en la camarilla de amigos y se sucedieron diversos pronunciamientos. Se promulgó la Pragmática Sanción para abolir la Ley Sálica.
Muerte de Fernando VII y la Primera Guerra Carlista (1833-1840)
En 1833, la muerte de Fernando VII desencadenó la Primera Guerra Carlista, que duró siete años y finalizó con el Abrazo de Vergara.
Regencia de María Cristina y el Reinado de Isabel II (1833-1868)
Regencia de María Cristina (1833-1840)
María Cristina de Borbón asumió la regencia y concedió el poder a los moderados. El levantamiento de La Granja en 1836 la obligó a ceder el poder a los progresistas.
Gobiernos Progresistas y la Constitución de 1837 (1836-1837)
Durante los años 1836 y 1837, los progresistas, liderados por Mendizábal, implementaron medidas para abolir los restos del Antiguo Régimen, como la desamortización de las propiedades de la Iglesia. El punto culminante fue la promulgación de la Constitución de 1837, que establecía el sufragio censitario y otorgaba mayores poderes a la corona.
Regencia de Espartero (1840-1843)
En 1840, María Cristina tuvo que dimitir debido a los enfrentamientos con los progresistas. El general Espartero, progresista pero autoritario, asumió la regencia. En 1843, un pronunciamiento obligó a Espartero a dimitir e Isabel II fue declarada mayor de edad.
Década Moderada (1844-1854)
Durante el periodo de 1844 a 1854, el general Narváez presidió varios gobiernos moderados. En 1845, se aprobó una nueva constitución que limitó el derecho al voto a los más ricos y restringió la libertad de prensa. El Estado se organizó de forma centralista. Los progresistas se dividieron en el Partido Demócrata y los republicanos.
Bienio Progresista (1854-1856)
En 1854, el pronunciamiento de Vicalvaró, dirigido por Leopoldo O’Donnell, llevó al poder a los progresistas, liderados por Espartero y apoyados por la Unión Liberal, un partido de centro que integraba a moderados y progresistas templados. Se inició un proceso de desamortización y se aprobó la Ley de Ferrocarriles. La crisis económica y las protestas de obreros y campesinos llevaron a los moderados de nuevo al poder.
Gobiernos de la Unión Liberal y los Moderados (1856-1868)
Entre 1856 y 1866, se alternaron en el poder la Unión Liberal y los moderados de Narváez, marginando a los progresistas. La economía y el ferrocarril experimentaron un notable crecimiento.
Revolución de 1868 y el Sexenio Democrático (1868-1874)
La Revolución de 1868
En 1868, el pronunciamiento de Serrano y Prim llevó a la creación de juntas revolucionarias y la reina Isabel II abandonó España. Se formó un gobierno provisional presidido por Serrano que convocó Cortes Constituyentes.
La Constitución de 1869 y la Regencia de Serrano (1869-1871)
Las Cortes aprobaron la Constitución progresista de 1869, que incluía una declaración de derechos y el sufragio universal masculino. Se estableció una monarquía y Serrano fue nombrado regente. Prim se encargó de buscar un rey y eligió a Amadeo de Saboya.
El Reinado de Amadeo I (1871-1873)
Amadeo de Saboya llegó a España en 1871. Prim fue asesinado poco después. La insurrección en Cuba y la Tercera Guerra Carlista, junto con la inestabilidad política, llevaron a Amadeo I a abdicar en 1873.
La Primera República (1873)
En 1873 se proclamó la Primera República. Los republicanos se dividían entre federalistas y unitarios. Estalló el movimiento cantonalista y se crearon repúblicas independientes en Cataluña, Málaga y Cartagena, que fueron reprimidas. La Tercera Guerra Carlista y la Guerra de Cuba continuaban. El general Pavía dio un golpe de estado y disolvió las Cortes en enero de 1874. La Primera República había durado solo 11 meses.
El Gobierno de Serrano y la Restauración Borbónica (1874)
El general Serrano presidió el gobierno durante un año, manteniendo las formas republicanas pero sin el espíritu de reforma. En diciembre de 1874, un nuevo golpe de estado restauró la dinastía de los Borbones. El general Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII.
La Restauración Borbónica (1874-1931)
El Reinado de Alfonso XII y el Sistema Canovista (1874-1885)
Alfonso XII fue proclamado rey en 1874, instaurándose una monarquía constitucional. Cánovas del Castillo presidió el gobierno. Organizó y estabilizó la situación política, puso fin a la Guerra de Cuba y la Tercera Guerra Carlista. Creó una nueva constitución en 1876 y estableció el sistema de alternancia en el poder entre los partidos conservador y liberal.
El Turnismo: Conservadores y Liberales (1876-1923)
La Constitución de 1876 tenía un carácter conciliador, con una amplia declaración de derechos y libertades, la confesionalidad del Estado y la soberanía compartida entre las Cortes y el rey. El sistema canovista se basaba en la alternancia en el poder entre el Partido Conservador, liderado por Cánovas del Castillo, defensor de la Iglesia y el orden social, y el Partido Liberal, liderado por Sagasta, que desarrolló importantes reformas sociales y aprobó el sufragio universal masculino en 1890. El sistema se caracterizó por la corrupción electoral: caciquismo y pucherazos.
Los Nuevos Movimientos Sociales y Políticos (finales del siglo XIX)
A finales del siglo XIX surgieron nuevos movimientos sociales y políticos: los anarquistas, con gran implantación en Cataluña y Andalucía, perseguidos por el gobierno y organizados en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT); los socialistas, liderados por Pablo Iglesias, que fundaron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879; y los nacionalistas, en contra del Estado centralizado, con mayor fuerza en Cataluña, País Vasco y Galicia.
La Economía Española a Finales del Siglo XIX
La economía española experimentó una serie de transformaciones a finales del siglo XIX: el desarrollo de la industria textil, la siderurgia, la banca moderna y la bolsa, la expansión del ferrocarril, la introducción de la electricidad, el petróleo y la química. La abolición de los mayorazgos en 1837 transformó la propiedad de la tierra, que se concentró en latifundios privados. La desamortización de Mendizábal en 1836 vendió tierras de la Iglesia, y la de Madoz en 1855 vendió tierras de ayuntamientos, hospitales y otras instituciones.