Las Revoluciones Liberales (1815-1848)
Entre 1815 y 1848 se produjeron tres oleadas revolucionarias: las revoluciones de 1820, 1830 y 1848. Estuvieron inspiradas en los principios de la Revolución Francesa y tuvieron en común la oposición al sistema de la Restauración y a las monarquías absolutas. Sin embargo, las revoluciones tuvieron diferencias entre sí.
Revolución de 1820
Se centraron en España, Nápoles y Grecia. En los dos primeros países, la revolución fracasó debido a la intervención de las vecinas monarquías absolutas. Solo en Grecia, que se sublevó contra el Imperio Turco, triunfó el movimiento apoyado por Gran Bretaña. En 1829 se reconoció la independencia griega.
Gran parte de las insurrecciones liberales fueron promovidas por minorías muy selectas agrupadas en hermandades secretas, con profundas conexiones internacionales y gran implantación en el ejército. Destacaron los masones y su heredero más activo, los carbonarios. La causa no era un movimiento de masas.
La Revolución de 1830
En Gran Bretaña se aprobó la reforma electoral de 1832, que duplicó la población con derecho a voto. En Francia, los Borbones fueron derrocados por la revolución y subió al trono Luis Felipe de Orleans con un régimen político liberal. En España y Portugal se instauraron monarquías liberales. En Bélgica se independizó de Países Bajos, estableció una monarquía liberal y fue reconocida por Francia y Gran Bretaña. En Polonia, la rebelión fue aplacada por el ejército ruso. Europa central y oriental no tuvieron tanto éxito; en varios estados italianos las rebeliones fueron aplastadas.
Principales novedades:
- El gran descontento social y económico de las clases populares tuvo una enorme influencia.
- No fueron producto de movimientos populares de masas.
- Dieron lugar a un movimiento democrático y republicano más radical que los jacobinos y Rousseau, fruto de la división del movimiento liberal.
Doctrina Monroe
Tenía por objeto advertir a las potencias europeas que no debían intervenir en los asuntos americanos, concretamente de las nuevas repúblicas.
La Independencia Americana
Se producían en España y Portugal; sus colonias americanas se independizaron y dieron lugar a nuevas repúblicas.
El Nacionalismo del Siglo XIX
El concepto de nación como comunidad política con derecho a crear un estado organizado es una de las herencias ideológicas más importantes de la Revolución Francesa, que sustituyó la vieja lealtad personal de los súbditos hacia el señor feudal y al monarca absoluto.
El nacionalismo del siglo XIX fue un fenómeno notablemente ambiguo y complejo. Tuvo dos vertientes:
- Los integradores pretendían atraer a los ciudadanos hacia símbolos comunes.
- Los desintegradores trataban de desestabilizar a grandes estados tradicionales desde áreas más reducidas.
Las Revoluciones del 48: «Primavera de los Pueblos»
Esta fue la última de las tres grandes oleadas revolucionarias del siglo XIX. Su inspiración en los principios de la Revolución Francesa, su expansión e influencia fueron mayores. Sin embargo, la difusión de la revolución fue rapidísima y su fracaso resultó fulgurante.
Se distinguieron por su carácter democrático y social.
Los liberales moderados abandonaron la revolución, se volvieron contra los revolucionarios y pactaron con los sectores más conservadores.
La Revolución en Francia
El protagonismo lo tuvo París, con las barricadas que derrocaron a la monarquía liberal de Luis Felipe de Orleans e impusieron la Segunda República. Se intentó proporcionar trabajo y subsidio a los parados a través de un sistema de talleres y se estableció una jornada de trabajo máxima. El campo y las provincias eligieron candidatos moderados.
Revolución de Carácter Nacionalista
- En la Confederación Germánica, numerosos liberales decidieron convocar un parlamento alemán en Frankfurt elegido por sufragio universal.
- Las rebeliones de Viena y Berlín paralizaron momentáneamente a Austria y a Prusia.
- En Hungría se formó un parlamento y se aprobó una constitución.
- En Roma derrocaron al Papa soberano de los Estados Pontificios e impusieron la república.
Consecuencias de la Revolución del 48:
- Se abandonó el sistema internacional que había surgido en 1815 y se sucedieron los conflictos entre potencias europeas.
- En Alemania, Italia, Hungría y Bohemia apareció un nacionalismo insatisfecho.
- Los liberales moderados consiguieron importantes concesiones económicas y participaron en muchos gobiernos.
- En los años 50 y 60 del siglo XIX se realizaron reformas «desde arriba», es decir, sin presión social.
- La burguesía pactó con los gobiernos y se hizo conservadora.
- Los obreros urbanos, por falta de preparación y su situación minoritaria, comenzaron a organizarse políticamente de forma autónoma y a tomar conciencia de sus circunstancias.
Dos Estados Nacionales Pioneros: Gran Bretaña y Francia
Gran Bretaña
La segunda mitad del siglo XIX es conocida como la era victoriana, presidida por la Reina Victoria. Permaneció inmune a las revoluciones del 48 y vivió una era de prosperidad.
Los rasgos:
- Prosperidad económica: la mayor potencia económica y naval del siglo, dueña del comercio y pionera de la industrialización, gran defensora del liberalismo económico. Sin embargo, ante la competencia de EE.UU. y Alemania, comenzaron a alzarse voces a favor de una mayor protección nacional.
- Gran estabilidad política: posible gracias al parlamentarismo y al bipartidismo. El Parlamento representaba a los ciudadanos y controlaba al gobierno. La reina simbolizaba la unidad nacional y religiosa. La opinión pública participaba a través de sus representantes. En el gobierno se alternaban dos partidos: el Conservador (Benjamin Disraeli) y el Liberal (William Gladstone).
- Reformismo electoral y social: la reforma electoral de 1832 amplió el derecho de voto a los cabezas de familia que pagaban alquiler y la de 1884-1885 extendió el voto a los campesinos. Aún no existía sufragio universal. Las reformas sociales encaminadas a contentar a los obreros y a las clases medias provocaron un aumento de los gastos y la necesidad de aprobar un impuesto progresivo sobre la renta.
- Presencia del nacionalismo irlandés: los irlandeses, mayoritariamente católicos, habían sido sometidos en el siglo XVII por los protestantes ingleses. Carecían de autonomía y el Parlamento británico se negó a concedérsela hasta 1914. Se desarrolló un movimiento republicano radical y nacionalista que buscaba la independencia a través de una insurrección armada.