La ideología nazi
El ideario de Hitler
El nazismo se inspiró en las ideas que Hitler planteó en Mein Kampf. Sin comprender este programa, es difícil entender cómo era el régimen nazi. El ideario de Hitler recogía muchos rasgos del fascismo: culto al jefe, primacia del estado, exaltación de la violencia y de la juventud. También incorporaba valores tradicionales.
Una ideología racista
El nazismo tenía una concepción racista y racial de la historia, basada en la creencia de la existencia de razas inferiores. El régimen nazi llevó estas ideas hasta sus últimas consecuencias. Los alemanes, según esta ideología, pertenecían a la raza aria, una raza superior que había realizado todas las grandes creaciones de la humanidad y que debía imponerse a las razas inferiores. La presencia de la población judía, según el nazismo, explicaba la decadencia en la que había caído Alemania. Por ello, la prioridad era devolver la pureza racial. Comenzaron los maltratos físicos, como en la Noche de los Cristales Rotos, donde judíos fueron asesinados, tiendas saqueadas, sinagogas incendiadas y 26.000 judíos fueron encerrados en campos de concentración. En 1942, se aplicó la llamada «solución final»: judíos y gitanos de Alemania y de los países conquistados fueron deportados a campos de exterminio.
Un régimen totalitario
Un partido único y un líder indiscutible
El régimen nazi fue un estado totalitario, una dictadura donde no se respetaban las libertades de las personas y estas no intervenían en la elección de los gobernantes. Existía un partido único y un líder indiscutible.
El control de la población: terror y propaganda
El estado policial era el primer medio para controlar a la población. Himmler dirigía dos cuerpos: las SS, guardia personal de Hitler, y la Gestapo, la policía secreta. Los campos de concentración eran otro instrumento de control. La propaganda jugó un papel central.
Política exterior: militarismo y expansionismo
Una ideología expansionista
Una de las prioridades del nazismo era devolver a Alemania su papel de gran potencia. Para ello, se implementó una política exterior belicista y se movilizaron todos los recursos necesarios para financiarla. La ideología expansionista, basada en el pangermanismo y la teoría del Lebensraum (espacio vital), jugó un papel central en el programa nazi. Esta ideología se tradujo en una economía orientada hacia la guerra y en una política de grandes obras públicas.
La expansión exterior de Hitler
Hitler puso en práctica una política exterior agresiva, impulsando una economía orientada a la guerra y políticas de grandes obras públicas.
El fracaso de la seguridad colectiva y la marcha hacia la guerra (1930-1939)
La ineficacia de la Sociedad de Naciones ante los fascismos
La política expansiva alemana no pudo ser frenada por la Sociedad de Naciones ni por la política de apaciguamiento, lo que acabó provocando la Segunda Guerra Mundial. La crisis de 1929 tuvo grandes consecuencias políticas y sociales, como la búsqueda de soluciones a la crisis social mediante el fomento de un feroz nacionalismo y orgullo patriótico. Alemania decidió abandonar la Sociedad de Naciones y, en marzo de 1936, Hitler decidió remilitarizar la región de Renania. Italia invadió Etiopía para ampliar su territorio colonial.
La colaboración entre los fascismos
Italia reorientó su política hacia la Alemania nazi, dispuesta a reconocer la conquista de Etiopía. Alemania e Italia fortalecieron su alianza cuando, en julio de 1936, se inició la Guerra Civil Española.