La Romanización de Hispania: Un Legado Histórico

La Romanización de Hispania

La península Ibérica formó parte del Estado romano desde finales del siglo III a. C. hasta finales del siglo V d. C. Tras un largo proceso de conquista (218 a. C. al 19 a. C.), la población peninsular, formada por celtas, cántabros, astures e íberos, fue sometida a un intenso proceso de asimilación cultural conocido como romanización. El territorio pasó a ser denominado Hispania, y la población asumió la lengua, cultura y estructuras políticas, económicas y sociales de Roma.

Factores que Contribuyeron a la Romanización

Organización Administrativa y Política

Los romanos impusieron su organización política y administrativa para un gobierno y una explotación económica eficaz. Inicialmente, existieron dos provincias: la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior. En tiempos de Augusto, se establecieron tres provincias: Tarraconensis (capital Tarraco), Bética (capital Híspalis) y Lusitana (capital Emérito Augusta). En la época de Diocleciano (297 d. C.), se añadieron Carthaginensis (capital Cartago Nova) y Gallaecia (capital Bracara). En el siglo IV, se añadió la Balearica. Cada provincia era gobernada por un pretor, un consejo (consilium) y un cuestor que controlaba la Hacienda.

Ciudades y Calzadas Romanas

Las ciudades eran el centro político, administrativo, socioeconómico y cultural. Algunas ya existían (Carthagonova, Tarraco, Malaca, Emporiae), mientras que otras fueron fundadas por los romanos. Los órganos de gobierno eran la curia y las magistraturas. Contaban con infraestructuras como el trazado perpendicular de las calles (cardus y decumanus), el foro, acueductos, alcantarillado, teatros, anfiteatros, termas, bibliotecas y arcos de triunfo. Las calzadas, como la Vía Augusta, la Vía de la Plata, la Vía Transversal y la Vía de Astorga a Burdeos, impulsaron el comercio y la comunicación.

Desarrollo de la Economía

La economía de Hispania tenía un carácter colonial, proporcionando a Roma materias primas, alimentos, esclavos y tropas, y recibiendo productos manufacturados. Cuatro rasgos característicos:

  • Esclavismo: Motor de la economía.
  • Impuestos: Sistema fiscal que afectaba a todos.
  • Economía monetaria: Existencia de una moneda única (el denario).
  • Economía urbana: La ciudad como centro productivo y comercial.

Las principales actividades económicas eran:

  • Agricultura: Sector fundamental con la trilogía mediterránea (trigo, vid, olivo). Se introdujeron mejoras como la rotación de cultivo, el regadío y el arado romano.
  • Minería: Explotada con mano de obra esclava, se extraían plata, plomo, cobre, oro, estaño y hierro.
  • Artesanado: Se concentraba en los talleres de las ciudades (collegia), elaborando armas, tejidos, aceites y salazones (garum).
  • Comercio: El comercio interior fue más importante que el exterior, facilitado por la red de calzadas y puertos como Tarraco, Cartago Nova y Gades.

La Sociedad Hispanorromana

La llegada de población romano-itálica y la extensión de la ciudadanía romana por el Edicto de Caracalla (212 d. C.) fueron decisivas. Los ciudadanos romanos tenían derechos políticos y civiles. Entre los honestiores:

  • Orden senatorial: Grandes terratenientes con altos cargos.
  • Equites o caballeros: Poder basado en el dinero y negocios.
  • Decuriones: Oligarquías locales.

Entre los humiliores:

  • Plebe: Urbana (artesanos) y rural (campesinos).
  • Libertos: Esclavos liberados.
  • Esclavos: Sin derechos.

Otros Aspectos de la Romanización

  • Latín: Lengua oficial del Imperio.
  • Derecho romano: Base del derecho occidental.
  • Culto a los dioses romanos: Triada capitolina y culto al emperador.
  • Patrimonio artístico: Acueducto de Segovia, Puente de Alcántara, teatros, arcos de triunfo.

Hispania fue cuna de intelectuales como Séneca, Quintiliano y Marcial, y de emperadores como Trajano, Adriano y Teodosio.

Conclusión

La romanización de Hispania fue extensa, pero algunas estructuras entraron en crisis a partir del siglo III d. C., iniciando la decadencia del sistema socioeconómico romano y el sistema feudal. Las causas fueron la disminución de esclavos, la reducción de ingresos fiscales, la escasez de metales, la ruralización de la economía y las invasiones germánicas. En el 409, suevos, vándalos y alanos penetraron por los Pirineos. En el 476, fue depuesto el último emperador romano de Occidente.

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