Abderramán III y el Califato de Córdoba: Esplendor de Al-Ándalus

Abderramán III (Córdoba, 891 – 961) fue el octavo soberano omeya de la España musulmana y el primero que ostentó el título de califa. Accedió al trono en el año 912, con tan solo 21 años, designado por su abuelo para sucederle con preferencia a sus propios hijos. En el 929 se proclamó califa, rompiendo así el último vínculo simbólico que le unía con el califato de los Abasidas.

Dedicó los mayores esfuerzos de su largo reinado a someter el territorio a su autoridad efectiva. Sofocó la rebelión de Andalucía (tras la toma de Bobastro en el 928) y se impuso por la fuerza a los señores locales semiindependientes. Extendió sus acciones al norte de África, donde varios jefes rebeldes se declararon vasallos del califa de Córdoba en lugar de acatar el califato autóctono de los Fatimíes. Con ello consiguió prevenir las tentaciones expansionistas de los Fatimíes, al tiempo que se apoderaba de plazas costeras tan importantes como Tánger, Ceuta y Melilla.

También combatió contra los reinos cristianos del norte, aunque con suerte desigual: fue derrotado por los leoneses en San Esteban de Gormaz (917), venció a leoneses y navarros en Mudania (918), en la campaña de Muez (920) y en Irati (924), volvió a perder y estuvo a punto de morir en la «batalla del foso» de Simancas (939)… Pero, en conjunto, puede decirse que las fronteras permanecieron seguras durante este reinado, y que incluso Abderramán se erigió en árbitro de las disputas internas de los reinos cristianos, convertidos en tributarios suyos desde el 960.

Pacificado el interior y aseguradas las fronteras, el califato vivió una época de tolerancia religiosa y de grandes construcciones (como las de Madinat al-Zahra). El prestigio exterior del califato de Córdoba se tradujo en el establecimiento de relaciones con los emperadores germánico y bizantino y con los reyes de Inglaterra, Francia e Italia.

La Consolidación del Califato de Córdoba

  • Fitna de los emiratos de Muhammad I, al-Mundhir y Abdulá (880-910): La rebelión del muladí Umar Ibn Hafsún provocó una gran inestabilidad. Tras su conversión al catolicismo perdió apoyos y, tras su muerte, la fitna remitió.
  • Abderramán III (912-929-961): Emprendió su reinado sometiendo los focos rebeldes que persistían en Al-Ándalus. Destacan la Campaña de Monteleón, que sometió Andalucía oriental (913), la Campaña de Sevilla (913-914) y la toma de Bobastro (928).
  • Política de aceifas contra los señores del norte: Destaca la batalla de Valdejunquera (920), donde derrotó a navarro-leoneses, el saqueo de Pamplona y la destrucción de los Banu Qasi (924).
  • Proclamación del Califato (929): Abderramán III se proclamó califa, convirtiéndose en el líder religioso de Al-Ándalus. Esto supuso una réplica al Califato fatimí egipcio creado por Ubayd Allah a principios de siglo.
  • Apogeo del poder omeya cordobés: El califato de Abderramán III y el de su hijo al-Hakam II constituyen el apogeo del poder omeya cordobés.
  • Consolidación del aparato estatal: Se creó un cuerpo burocrático palatino y se destribalizó el ejército mediante el nombramiento de oficiales que habían sido esclavos.
  • Aceifas hacia el Norte y el Magreb: Proporcionaron seguridad, riqueza y prestigio.
  • Relaciones internacionales: Abderramán se convirtió en árbitro de las disputas norteñas y estableció relaciones con Bizancio y con el Imperio Germánico de Otón I.
  • Centralización de la fiscalidad: La recaudación pasó a 5,5 millones de dinares.
  • Crisis tras al-Hakam: Califato de ficción con Almanzor y sus descendientes. Fitna de 1031.

Ibiza y Cartagena en la Época Púnica

Ibiza Púnica: Necrópolis de Puig des Molins y Otros Yacimientos

En Ibiza, se encuentra la necrópolis de Puig des Molins. Un objeto interesante hallado allí no era un incensario, como se creía, sino un khálatos, que o bien se usaba para quemar incienso o bien tenía la función de vaso ritual. La necrópolis de Puig des Molins tiene varias fases. La primera data de en torno al año 530 a. C. y en ella se pueden hallar restos fenicios arcaicos. La siguiente se data en el siglo V a. C. y en ella ya se pueden ver hipogeos. Las cámaras están excavadas, sobre todo, en la ladera interior de la isla. Dentro de ellas se puede encontrar una o varias tumbas de tipo sarcófago. Hay en total unos 3.000 hipogeos, siendo la mayoría construidos entre los años 450-350 a. C., aproximadamente.

En la zona más baja de la necrópolis se mezclan los hipogeos con las fosas y en la más alta se pueden encontrar unos pozos que sirven de pasillo de acceso para los hipogeos construidos allí. En general, los hipogeos de Puig des Molins son rectangulares y en ellos se puede encontrar uno o varios sarcófagos hechos de piedra local y cubiertos con losas. También hay otros más complejos que poseen 2-3 cámaras.

En cuanto a los ajuares, se ha encontrado cerámica típicamente púnica, con formas propias de Ibiza y con influencia fenicia. Destacan las urnas y las ánforas, siendo las más antiguas las de tipo T10. No se han hallado T11 porque la isla se encontraba fuera del Círculo del Estrecho, ya que estaba más próxima a Cartago y a Cerdeña. En cuanto a ánforas locales, son bitroncocónicas y se conocen con el código T8133. También se han encontrado monedas en bronce, en las que se puede ver la imagen del dios egipcio Bes.

Otro yacimiento importante de la isla era el de Illa Plana, donde hubo un centro pescador y un santuario al aire libre, lo cual se sabe por las dos fosas sagradas halladas en él. En una hay restos de sacrificios animales y en la otra una gran cantidad de terracota cuyo estilo no tiene nada que ver con el de Puig des Molins. No se sabe en qué taller se fabricaron, pero sí que fueron creadas unas con molde y otras con torno. Son figuras masculinas y femeninas de cuerpo entero cuyos mejores paralelos se hallan en Cartago y en Cerdeña.

Otro yacimiento importante es el santuario rupestre de Es Cuieram, situado dentro de una cueva en la que se han hallado más de 600 restos de exvotos que no tienen nada que ver con los vistos anteriormente. Son figuras acampanadas que representan a mujeres de cuerpo entero y están rematadas con un khálatos. Algunas de ellas aparecen cubiertas con dos alas. Se cree que podrían estar asociadas con el culto a la diosa Tanit. En esta cueva se halló también una placa epigráfica que está escrita por ambas caras con textos votivos. Uno de ellos data del siglo V a. C., es un ejemplo de escritura púnica tardía y hace referencia a una divinidad doble de época arcaica. El otro texto es del siglo II a. C., es escritura neopúnica y está dedicada a Tanit-Gad (significa Fortuna).

Cartagena Púnica: Qart Hadshat

Cartagena: Conocida por los romanos como Cartago Nova y por los púnicos como Qart Hadshat, es la muestra púnica más visible que hay en la península de la época prerromana. Estuvo muy influenciada por la Cartago africana. No se sabe si, durante la dinastía Bárquida, la zona fue conquistada por los púnicos o ya había gentes de este pueblo viviendo allí desde antes. Pero la influencia de estos gobernantes se ve aquí a partir del año 238 a. C., cuando Amílcar Barca desembarca en Cádiz y comienza a expandirse por Turdetania hasta llegar al sureste peninsular, donde se encuentra Cartagena.

Sí se sabe que fue fundada como auténtica ciudad por Asdrúbal, hijo de Amílcar, como la nueva capital de Cartago. Esta dinastía explotó las riquezas de oro, plata y plomo que se encontraban en la región. La topografía de la ciudad es bien conocida gracias a la arqueología y a las obras de Polibio. Medía unas 30 hectáreas en época bárquida. Dentro de ella, de lo que menos se sabe es de la parte sur porque fue modificada, pero se ha averiguado que allí hubo grandes monumentos, como el monte del dios Esculapio o el de Cronos. El que más destaca es el conocido como Arx Asdrubalis, donde se cree que estuvo erigido el palacio de Asdrúbal. Muchos edificios de la ciudad tuvieron que adaptarse a la pendiente del terreno.

También se rodeó de murallas que se construyeron con la técnica típica púnica, la del opus africanum, que consiste en construir unos muros transversales y huecos dentro de la muralla. La mejor conservada se encuentra en el Cerro de San José. Otra parte que destaca de la Cartagena púnica es el actual Cerro del Molinete, en donde se han hallado ánforas T11, de Ibiza, de Cartago, de Ática, de la Magna Grecia, etc. Tras la conquista por parte de Escipión en el año 211 a. C., la ciudad cambia, lo que da comienzo a la etapa romana de Cartagena, cuando será conocida como Cartago Nova.

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