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RESUMEN TEMA 11 ABSOLUTISMO FRENTE A LIBERALISMO. EL REINADO DE Fernando VII.
Tras la proclamación de la Constitución de Cádiz, comenzó la caída del Imperio Napoleónico en Europa. Con las tropas francesas retirándose de la península, Fernando VII volvíó al trono, gracias a la firma del tratado de Valensay con Napoleón, en el cual se permitía la vuelta del monarca a cambio de la disolución de la alianza hispano Inglesa.
Con la vuelta del Fernando VII al poder, se temía el regreso al absolutismo, algo que sucedíó gracias a que Fernando fue animado a ello. Este firmó el Manuscrito de los Persas, el cual pedía la vuelta al absolutismo, y finalmente con el Decreto Real derogó la Constitución de Cádiz.
Con la vuelta al Antiguo Régimen se adoptaron todas sus instituciones. Esto provocó pronunciamientos militares en su contra, la crisis económica se agravó, y además las potencias europeas reunidas en Viena dieron la espalda a Fernando VII debido a sus conflictos con Inglaterra.
La implantación del absolutismo de la noche a la mañana también provocó problemas en las colonias de América. Debido al descontento anterior, por las ocupaciones francesas, surgieron las Juntas de Gobierno. La situación en América era insostenible, por ello se inició la guerra de Independencia de América (1808-1824). Las causas de esta guerra fueron las ideas de los ilustrados, que los criollos no podían tener relaciones comerciales con G.Bretaña y que Estados Únicos se había independizado. Aunque Fernando VII consiguió controlar el problema durante un tiempo, los conflictos volvieron y finalmente se dio la indecencia de América en 1824. Con ello España perdíó sus colonias y el comercio con ellas.
A la misma vez que se producían estos conflictos en América, en la península se sucedían pronunciamientos militares en contra del absolutismo monárquico. El 1 de Enero de 1820, el teniente coronel Riego, apoyado por liberales y Mendizábal, dio un Golpe de Estado y volvíó a instaurar la Constitución de Cádiz en Cabezas de San Juan. Este fue el primer pronunciamiento que tuvo éxito, por lo que Fernando VII se vio obligado a jurar la constitución, con lo que el poder pasaba a manos de los liberales.
Tras este duro golpe, empezaron a crearse Juntas provisionales de Gobierno, siendo la principal la de Madrid, dirigida por el ejército, la nobleza y el clero.
Tras la implantación de la Constitución de Cádiz y la caída de absolutismo, se intentó crear un Gobierno provisional que estuviera en manos de diputados que hubieran participado en la elaboración de la Constitución. Pero las discusiones internas por ver cuáles de las reformas eran las más adecuadas dividíó el bloque liberal en dos partes: los moderados (sufragio censitario, sistema bicameral, etc.) y los liberales (dirigidos por Riego, sufragio universal masculino, una cámara, etc.).
A pesar de los problemas, los moderados aprobaron reformas como la expulsión de los jesuitas, la libertada de imprenta, la supresión de la Inquisición la desamortización de los bienes del clero, etc. Estas reformas fueron criticadas por la Iglesia y la aristocracia, e incluso por la población española, la cual se veía perjudicada por estas medidas, como por ejemplo los campesinos a los que les perjudicaba el libre contrato.
Las protesta absolutistas se sucedieron, y fue en 1822 cuando la potencias europeas decidieron ayudar a Fernando VII a enviando un ejército francés, llamado los cien mil hombres de San Luis. Por ello en 1823 terminó el dominio liberal y Fernando VII volvíó al poder, persiguiendo a liberales y traidores, rompiendo de esta forma el pacto de Viena, en el que se decía que los perdonaría.
Acabado pues el periodo del trienio liberal, se produjo la vuelta al absolutismo y la supresión de las reformas liberales. Fernando VII apoyado por algunos ministros como Ballesteros y Burgos, llevó a cabo una serie de formas en el ámbito económico, lo que se conoce como despotismo ministerial, que era una forma intermedia entre el absolutismo y el liberalismo. Entre esas medidas estaban la centralización de Hacienda, la fijación de un presupuesto anual, etc. Pero estas medidas fueron insuficientes, e incluso no pudieron llevarse a cabo debido a que los bancos europeos se negaron a conceder un crédito a la monarquía española.
En este entorno, Fernando tenía opositores, que eran: los liberales, que luchaban desde el exilio u ocultos en sociedades secretas, y los ultrarealistas, que eran aristócratas y el clero. Los ultrarealistas se apoyaron en la figura de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII y supuesto heredero al trono debido a la falta de descendencia real. En 1827 se produjo en Cataluña le revuelta de los malcotens, pero fue sofocada por Fernando VII y por ello las clases medias catalanas se lo agradecieron concedíéndole un préstamo. En este ambiente de hostilidades, en 1839, se produjo una revolución en Francia, que dio paso a nuevos pronunciamientos liberales en España.
Finalmente, Fernando VII tuvo una heredera, Isabel, de su esposa Mª Cristina y por ello abolíó la Ley Sálica mediante la Pragmática Sanción, permitiendo de esta forma que Isabel pudiera gobernar. Carlos María Isidro no se resignaba a perder el trono, y cuando Fernando cayó enfermo, sus seguidores, derogaron esta Pragmática sanción, pero cuando Fernando se recuperó volvíó a implantarla.
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, Mª Cristina ejercíó la regencia en nombre de su hija Isabel, hasta que esta tuviera edad para ser para gobernar. Pero Carlos y sus seguidores seguías conspirando para conseguir el trono y ello fue el origen de futuras guerras, como las Carlistas.