Al-Ándalus: Auge y Declive del Poder Musulmán en la Península Ibérica (711-1492)

Introducción: El Impacto de la Conquista Musulmana en la Península Ibérica

En el año 710, la historia de la Península Ibérica experimentó un cambio radical cuando parte de la nobleza visigoda solicitó el apoyo de los musulmanes asentados en el norte de África. La conquista árabe de la Península Ibérica y la posterior creación de Al-Ándalus se enmarcan dentro del proceso general de expansión del Islam. Al-Ándalus, como denominaron los musulmanes a su nueva conquista, coexistió durante ocho siglos con los reinos cristianos que se formaron en el norte peninsular. Esta convivencia fue fluctuante, alternando periodos de guerra y paz, momentos de intercambio cultural y etapas de hostilidad.

En un primer momento, Al-Ándalus vivió un periodo de esplendor, especialmente durante la etapa del Califato. Sin embargo, las disputas étnicas entre los distintos grupos musulmanes debilitaron su posición frente al avance cristiano. A partir del siglo XI, los reinos cristianos se expandieron hacia el sur, reduciendo progresivamente el territorio musulmán hasta la desaparición del último estado islámico peninsular, el Reino Nazarí de Granada, en 1492.

La Conquista de los Visigodos

La conquista de los visigodos por parte de los musulmanes se produjo entre 711 y 714. La decisión de conquistar la península ya había sido tomada por los gobernadores de Ifriqiya (provincias del norte de África). En el 711, Tariq, terrateniente del gobernador musulmán Musa, desembarcó con un contingente de soldados bereberes cerca de Gibraltar. Meses después, se enfrentó a Rodrigo, rey visigodo, cerca del río Guadalete. La batalla resultó en la muerte de Rodrigo y la derrota del ejército visigodo.

En pocos meses, Tariq conquistó Sevilla, Córdoba y Toledo. Para entonces, el gobernador Musa desembarcó en la península con más soldados, en este caso árabes. Entre el 712 y el 714, conquistaron las principales ciudades visigodas. La conquista fue relativamente fácil debido a la escasa resistencia encontrada. En las ciudades que sí opusieron resistencia, como Zaragoza y Toledo, se produjeron importantes matanzas. Sin embargo, la mayoría de las ciudades optaron por someterse o firmar pactos de rendición. Solo algunos visigodos decidieron huir al norte, abandonando sus propiedades. La minoría judía, que había sufrido persecución bajo el dominio visigodo, apoyó a los musulmanes.

El Emirato Dependiente (711-756)

En este periodo se establece un emir (gobernador) dependiente de Damasco, capital de Siria, donde residían los Omeyas. Carlos Martel, abuelo de Carlomagno, frenó el avance musulmán en Francia en la Batalla de Poitiers (732), deteniendo su expansión en Europa.

Existían distintas etnias musulmanas: *quaysíes*, *yemeníes*, *sirios* y *bereberes*. En el reparto de tierras, los bereberes fueron los menos beneficiados, siendo desplazados a Galicia, donde su presencia duró solo una generación. En el 750, los abasíes se hicieron con el califato, asesinando a todos los Omeyas excepto a Abd al-Rahman (Abderramán I), quien logró escapar.

El último gobernador dependiente de Damasco, Yusuf ibn Abd al-Rahman al-Fihri, fue derrotado por Abd al-Rahman en el 756. Este hecho marcó la independencia de la Península Ibérica. Abd al-Rahman I murió en el 788.

El Emirato Independiente (756-929)

La primera medida de Abd al-Rahman I fue crear un ejército poderoso, reformar la administración e iniciar la construcción de la Mezquita de Córdoba, símbolo de su poder. A su muerte, surgieron divisiones internas en el Islam, y las provincias intentaron independizarse.

Más tarde, Abd al-Rahman II, hijo de Al-Hakam, centralizó nuevamente el poder y unificó Al-Ándalus. También amplió la mezquita y creó un nuevo ejército. Además, reorganizó el fin del cristianismo. Abd al-Rahman II, en el 822, no pudo solucionar la cuestión de los mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán), ejecutando a aquellos que blasfemaban contra Alá. Fundó varias ciudades, entre ellas Murcia. Se encontró con problemas con los mozárabes, que iniciaron revueltas en las zonas del norte, impulsando la repoblación cristiana. A su muerte, se produjo una revuelta liderada por Ibn Hafsun.

El Califato de Córdoba (929-1031)

Abd al-Rahman III tomó el poder en el 912. Tras derrotar a Ibn Hafsun, proclamó el Califato en el 929, asumiendo el título de califa. Construyó el palacio de Medina Azahara, símbolo de su poderío.

Tomó una serie de medidas clave:

  • Creación de un gobierno estable con visires y un primer ministro (hachib).
  • Establecimiento de valíes (gobernadores) en las provincias.
  • Implementación de un sistema de correos a caballo.
  • Creación de un cuerpo de jueces (cadíes).
  • Obligación de pagar la *chizya* (impuesto a los no musulmanes) e imposición de la limosna al Estado.

Su ejército estaba formado por esclavos y bereberes. Llegaron embajadas bizantinas a Medina Azahara. Le sucedió su hijo, Al-Hakam II, quien realizó una importante aportación cultural: amplió la Mezquita de Córdoba (construyendo el patio, la *maxura*, el *mihrab* y la *quibla*) y creó una de las bibliotecas más grandes de la época, que sirvió de modelo a toda Europa.

Al-Hakam II murió en el 976, dejando como califa a su hijo Hisham II, que era un niño. El poder real pasó al hachib Almanzor, quien se casó con la hija de un importante militar para consolidar su poder. El califa quedó aislado en el palacio. Almanzor llevó a cabo campañas militares exitosas, llegando a saquear Santiago de Compostela, un acto con una fuerte carga ideológica contra los cristianos. Fernán González, conde de Castilla, se enfrentó en ocasiones a Almanzor, resistiendo hasta su muerte.

Almanzor murió en 1002 en la Batalla de Calatañazor. Se inició una guerra civil que se prolongó hasta 1031, cuando fue depuesto el último califa. Comenzaron los Reinos Taifas, donde los reinos musulmanes debían pagar impuestos a los cristianos. La religión se apoyó en los más ortodoxos, y Almanzor concentró casi todo el poder.

Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra derrotaron a los almohades en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), lo que provocó la caída de toda Andalucía occidental. El último reino musulmán que resistía en la península, el Reino Nazarí de Granada, perduró hasta el 6 de enero de 1492, cuando los Reyes Católicos lo conquistaron.

Cambios Económicos, Sociales y Políticos en Al-Ándalus

Economía

Al-Ándalus poseía una economía urbana. A diferencia del resto de Europa, las ciudades de Al-Ándalus tenían una gran población. El campo producía para las ciudades, gracias a un avanzado sistema de canalización, acequias y norias. Los musulmanes introdujeron cultivos como almendros y albaricoques, desarrollando la agricultura de huerta. También introdujeron especias como la pimienta y la mostaza. La propiedad agrícola era en parte estatal y en parte privada, con fincas de diferentes tamaños.

En cuanto al comercio, destacó la orfebrería islámica y la cerámica cordobesa (cerámica califal). Existían dos tipos de comercio: el comercio exterior, común a todos los musulmanes y con la moneda musulmana (el *dirham*), y el comercio interior, conocido como mercadillo.

Sociedad

A finales del siglo XV, la población urbana de Al-Ándalus alcanzaba los 700.000 habitantes, un porcentaje muy alto en comparación con el resto de Europa. Los grupos étnicos eran:

  • Árabes
  • Bereberes
  • Judíos
  • Hispanovisigodos: divididos en *muladíes* (conversos al Islam) y *mozárabes* (cristianos en territorio musulmán).

En la estructura social, la nobleza acaparaba los principales cargos públicos y poseía la mayor parte de las tierras.

Poder Político

A la cabeza del estado se encontraba el emir o califa, quien concentraba todos los poderes: civil, militar y religioso. Los musulmanes pagaban el *zaqat* (impuesto religioso), mientras que los cristianos y judíos pagaban el *jarach* (impuesto territorial) y la *chizya* (impuesto personal) para garantizar su seguridad.

El Mundo de la Cultura Musulmana

En tiempos del califa Al-Hakam II, Córdoba era una de las ciudades más famosas del mundo, conocida por su esplendor cultural y su espíritu de tolerancia. Durante la época de Ibn Hazm se produjo un nuevo florecimiento cultural. En el siglo XII, destacaron grandes pensadores como Averroes, quien reinterpretó y acercó a Aristóteles a Europa, y el judío Maimónides, autor de tratados de medicina que influyeron notablemente en el mundo cristiano.

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