Al-Ándalus: La Conquista Musulmana y el Emirato/Califato de Córdoba
En el año 711, una guerra civil entre los visigodos lleva a uno de los bandos a solicitar la ayuda de Tariq, el gobernador musulmán de Tánger. Tras una victoria inicial en la batalla del Guadalete, los musulmanes avanzan rápidamente hacia Toledo, logrando controlar el antiguo reino visigodo en apenas dos años. El territorio se organiza en provincias dependientes del califato de Damasco.
Al-Ándalus permanece como provincia hasta el año 755, cuando Abd-al-Rahman I llega y se proclama Emir, estableciendo un Estado independiente. Aunque reconoce la autoridad religiosa del califa, el emirato, que dura hasta 929, se caracteriza por la prosperidad económica y la inestabilidad social debido a las tensiones entre mozárabes y muladíes, quienes reclamaban mayores derechos. Durante este período, se establece una administración política eficaz y descentralizada.
El emirato entra en decadencia gradualmente. En 912, Abderramán III asciende al trono y se propone restaurar el poder estatal, proclamándose califa en 929, dando origen al Califato de Córdoba. Este período se caracteriza por la contención de los reinos cristianos, el aseguramiento del comercio y la mejora de la economía. Abderramán también reestructura los lazos sociales para mitigar las tensiones internas.
La descomposición del califato comienza con Hisham II, nieto de Abderramán III. En 978, el ejército da un golpe de Estado, instaurando la dictadura amirí con Almanzor. Éste ejerce el poder efectivo en asuntos militares y civiles, respetando la teórica superioridad del califa en el ámbito religioso. Almanzor potencia el ejército a través de campañas militares contra los reinos cristianos. Tras su muerte en 1002, un intento de usurpación del trono en 1008 desata una guerra civil y la disgregación del califato.
Al-Ándalus: Reinos de Taifas y el Reino Nazarí de Granada
En 1031, se inicia el período de los reinos de taifas, donde la unidad de Al-Ándalus se fragmenta en más de treinta reinos independientes. Cada señor se centra en su propio beneficio y en la protección de su reino, a menudo comprando la paz a través de las parias, impuestos pagados a los reinos cristianos.
En 1086, ante el avance de Alfonso VI de Castilla, varios señores de taifas solicitan la ayuda de los almorávides, una confederación bereber del norte de África. Los almorávides derrotan a los castellanos en Sagrajas (1086), pero se retiran, restando valor a su victoria. Regresan en 1090 y reconquistan ciudades como Valencia. Las continuas guerras les obligan a imponer nuevos impuestos, perdiendo apoyo popular. Las derrotas sufridas a manos de los almohades en el norte de África debilitan a los almorávides, que son expulsados en 1145.
Se abre un período de segundas taifas hasta que, en 1171, se solicita nuevamente ayuda al norte de África, ahora en posesión de los almohades, quienes derrotan a Alfonso VIII en Alarcos en 1195. Sin embargo, carecen de apoyo popular. En 1212, una coalición cristiana los derrota en Las Navas de Tolosa, marcando su decadencia hasta su expulsión en 1231.
En este contexto, el Reino Nazarí de Granada sobrevive gracias a la proclamación de Muhammad I como emir en 1232. Este reino resiste gracias a la habilidad negociadora de sus dirigentes, los fuertes tributos pagados a Castilla y la compleja topografía del reino, que facilita su defensa. Tras un período de esplendor en la segunda mitad del siglo XIV, las luchas internas debilitan el reino, que finalmente es conquistado por los Reyes Católicos tras una larga campaña (1480-1492).
Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura
Al-Ándalus mantuvo las estructuras económicas y de propiedad de la Hispania visigoda. En la agricultura, se introdujeron numerosas especies nuevas y se intensificó el regadío. En la ganadería, se intensificó la explotación de la oveja merina. Las industrias se centraron en cubrir las necesidades básicas (textil, alimentación, construcción), aunque el vidrio y el papel alcanzaron un gran desarrollo. Los musulmanes acuñaron moneda según patrones “internacionales” para facilitar el comercio ultramarino.
El comercio se desarrolló en el zoco, bajo la supervisión de magistrados que velaban por el cumplimiento de las leyes. El mundo musulmán revitalizó la vida urbana. La polaridad social se rompió con el surgimiento de una clase media urbana al servicio de la población. La composición social fue muy variada, incluyendo beréberes, eslavos, mozárabes, muladíes, árabes, sirios y judíos.
La cultura en Al-Ándalus fue impulsada desde el poder central. La lengua árabe cobró una especial importancia. Los sabios de Al-Ándalus conservaron el saber de la Antigüedad Clásica. Además de la lengua y la filosofía, también se cultivó la historia. En las composiciones populares se encuentran los orígenes del romance. El período de taifas trajo consigo un nuevo florecimiento de la expresión cultural, favorecido por la descentralización.
Los Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana y la Reconquista
Uno de los focos de resistencia se inicia cuando un grupo de visigodos liderados por Pelayo derrota a los musulmanes en Covadonga (722), atrayendo a visigodos exiliados y poblaciones del norte peninsular. El reino de Asturias, con Alfonso I, se expande por Galicia. En 910, Alfonso III reparte los territorios entre sus hijos: García I recibe León, Álava y Castilla, constituyéndose el Reino de León. A mediados del siglo X, Fernán González, conde de Castilla, se rebela contra el rey de León, sentando las bases de la independencia de Castilla.
Otros focos se formaron en los Pirineos en relación con la invasión de Carlomagno en 778, que llega hasta Zaragoza, aunque tiene que retirarse. Por un lado, está el condado de Aragón, con una dinastía independiente hasta su absorción en el siglo X por el reino de Navarra. Su rey más representativo fue Sancho III, que conquistó Sobrarbe y Ribagorza. En el Pirineo oriental, los carolingios establecieron la Marca Hispánica, una región fronteriza formada por varios condados.
Etapas de la Reconquista
- Primera etapa (siglos VIII-X): Formación y consolidación de los reinos cristianos, ocupando las franjas de territorio con escasa presencia musulmana, llegando hasta el Duero y la zona pirenaica.
- Segunda etapa (siglos XI-XIII): La disgregación del Califato impulsa el avance. Los principales núcleos cristianos firman los tratados de Tudilén (1151) y Cazorla (1179) para repartirse las áreas de expansión. La derrota de los almohades en Las Navas de Tolosa abre el camino para la expansión por Extremadura, Andalucía y Murcia, liderada por reyes como Alfonso X (1252-1280), mientras la Corona de Aragón llega a Baleares y Valencia con Jaime I (1213-1276).
- Última etapa (siglo XV): Los Reyes Católicos ponen fin al Reino Nazarí de Granada, el último Estado musulmán de la Península, con la capitulación de Granada en 1492.
Modelos de Repoblación
Para repoblar los territorios conquistados, se utilizaron diferentes métodos. En las zonas con escasa población, se aplicó la presura, según la cual la tierra vacía pertenecía a quien la ocupaba y explotaba. A medida que la Reconquista avanzaba hacia lugares más poblados, se implementaron los fueros, conjuntos de leyes que creaban los concejos y organizaban la vida en comunidad. Sin embargo, comenzó el proceso de concentración de tierras en manos de la nobleza, a través de la concesión de encomiendas por parte del rey.