Al-Ándalus y los Reinos Cristianos: Evolución Política, Económica y Cultural en la Edad Media

Al-Ándalus: Evolución, Sociedad y Legado

Evolución Política: Conquista, Emirato (756-929) y Califato de Córdoba (929-1031)

Durante el reinado de Don Rodrigo, las luchas internas debilitaron a la monarquía visigoda. En el año 711, una incursión islámica, conocida como «razzia», culminó con la victoria de Tariq en la batalla de Guadalete. Aprovechando la situación, el gobernador Muza inició una invasión que, en 716, ocupó casi toda la península, exceptuando algunos reductos en la zona cantábrica. Algunos nobles visigodos pactaron para mantener sus posesiones.

En una segunda etapa (716-732), la conquista se intensificó. En 722, los musulmanes sufrieron su primera derrota en la batalla de Covadonga ante Don Pelayo. Su expansión hacia el norte fue frenada por los francos en la batalla de Poitiers (732). Los invasores musulmanes árabes eran una minoría frente a la mayoría de musulmanes bereberes norteafricanos.

Al-Ándalus se convirtió en una provincia del Califato de Damasco de los Omeyas. Tras ser derrocados por los Abasíes, el último de los Omeyas, Abderramán I (Abd al-Rahman I), se refugió en la Península Ibérica. Superando las luchas internas (árabes, sirios y bereberes no tenían la misma consideración) y las amenazas externas (francos, normandos, reinos cristianos), Abderramán I declaró sus dominios independientes en lo político y militar, pero no en lo religioso, fundando el Emirato de Córdoba (756). Un ejército fuerte, el cobro de impuestos y administradores fieles no evitaron una crisis al final del siglo IX.

Abderramán III se independizó en lo religioso y fundó el Califato de Córdoba (929). Extendió su poder al norte de África e hizo pagar tributos a los reyes cristianos. Su sucesor, Al-Hakam II, convirtió a Al-Ándalus en el foco intelectual, cultural y artístico más importante de la época. Posteriormente, Hixem II quedó eclipsado por su ministro o «hayib» Al-Mansur (Almanzor), quien se hizo con el poder efectivo y sometió duramente a los cristianos (llegó a saquear Santiago de Compostela y Barcelona). A su muerte, el califato se dividió políticamente, dando lugar a la creación de reinos independientes que inician el periodo de los reinos de Taifas en 1031.

La Crisis del Siglo XI: Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos

Al desaparecer el califato, las tensiones entre la aristocracia musulmana estallaron en una guerra civil y desembocaron en la formación de numerosos reinos independientes, los reinos de Taifas (1031-1094). La configuración y el poderío de estos reinos dependió del origen étnico de su población musulmana más influyente, siendo más potentes y ricos los dominados por árabes (Sevilla, Córdoba, Badajoz, Toledo o Zaragoza). En general, fueron brillantes cultural y artísticamente, pero muy débiles política y militarmente, lo que aprovecharon los cristianos para avanzar en la Reconquista (Alfonso VI llegó a Toledo) y pasar de pagar tributos a cobrarlos (parias) a cambio de protección.

El avance de la Reconquista cristiana obligó a los reinos de Taifas a pedir ayuda a los almorávides (1094-1145) del norte de África, quienes recuperaron la línea del Tajo (batalla de Sagrajas en 1086, cerca de Badajoz) y reunificaron Al-Ándalus, incorporándola a su imperio norteafricano.

A mediados del siglo XII, la dominación almorávide terminó debido a dificultades políticas internas (pugna con otros pueblos bereberes) y económicas, así como a la presión de los ejércitos cristianos. Una nueva invasión norteafricana, los almohades (1145-1212), llegó a recuperar parte de los dominios peninsulares (batalla de Alarcos en 1195). La reacción cristiana, alentada por el Papa Inocencio III, unió a los monarcas cristianos y culminó en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), abriendo el avance hacia el Guadalquivir.

Al-Ándalus: Organización Económica y Social

Economía: Se basaba en un mercado interior fundamentalmente urbano y en el mantenimiento de un mercado exterior con el mundo musulmán y con otros países europeos.

  • Agricultura: Predominó la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo), pero también se introdujeron nuevos cultivos y técnicas (extensión del regadío).
  • Sector secundario: Se centró en la industria textil del lino y el algodón, así como en el desarrollo de colorantes y la producción de seda.

Sociedad: Fue consolidándose con diferencias y tensiones. Los árabes y sirios constituían la clase alta y ocupaban los cargos principales y las mejores tierras. Los bereberes norteafricanos quedaban en un nivel inferior. La mayoría de la población era de origen hispanogodo y se diferenciaba entre muladíes (convertidos al Islam) y mozárabes (cristianos que mantenían su fe a cambio de tributos). Los judíos mantenían relaciones distantes pero influyentes con el poder (como en los reinos cristianos).

Bajo la autoridad del califa estaban los visires, entre los que destaca el hayib o primer ministro. La administración de las provincias quedaba a cargo de gobernadores.

Al-Ándalus: Legado Cultural

Con una interpretación abierta pero muy influyente del Islam, la cultura en Al-Ándalus se gestó mediante la combinación de las tradiciones propias, las influencias orientales y la asimilación de las particularidades hispanogodas.

  • Literatura: Destaca el interés por la poesía, con tradiciones orientales y una poesía popular vinculada a la realidad social peninsular.
  • Pensamiento, historia y filosofía: Se tradujeron obras de la antigüedad clásica, de los persas y de Extremo Oriente.
  • Medicina, botánica, astronomía y matemáticas: Se realizaron grandes aportaciones.

Intelectuales como Avempace, Averroes o Al-Idrisi forman hoy parte de la cultura mundial.

La Mezquita y el Palacio en el Arte Hispano-Musulmán

La arquitectura alcanzó un especial relieve. Contaba con el conocimiento del arco y la cúpula, así como con abundantes elementos decorativos. La mayor riqueza de materiales (mosaicos, dorados bizantinos) de las etapas más estables no desmerece la decoración posterior, incluso con yeso o madera.

Las mezquitas siguen las trazas habituales, aunque con algunos ejemplos no orientados a La Meca (Córdoba), y con frecuencia usan como cimientos antiguos templos cristianos o romanos. Los palacios combinan la vegetación y el agua como recursos ornamentales con fortificaciones o alcazabas.

  • Época califal: Mezquita de Córdoba y Medinat al-Zahra.
  • Reinos de Taifas: Aljafería de Zaragoza y alcazabas como las de Málaga y Almería.
  • Época almohade: Giralda (alminar transformado en torre cristiana) y Torre del Oro de Sevilla.
  • Granada nazarí: Alhambra, con sus palacios, fuentes y jardines.

La Península Ibérica en la Edad Media: Los Reinos Cristianos

Los Primeros Núcleos de Resistencia

En el noroeste peninsular, tras la batalla de Covadonga (722) ganada por Don Pelayo, la frontera se consolidó en la línea del Duero-Ebro. Alfonso I fundó el Reino de Asturias y, posteriormente, Alfonso III en el siglo IX repobló la «tierra de nadie» del Duero con gente del norte y huidos de tierra musulmana, trasladando la capital a León, con lo que se inició el Reino de León. Al mismo tiempo, fortificó la parte oriental de la Meseta (condado de Castilla). En el siglo X, el conde Fernán González logró independizar Castilla.

En la zona pirenaica, los primeros núcleos de resistencia se vieron sometidos a una triple presión: los carolingios, los cordobeses y los Banu Qasi de la ribera del Ebro. La Marca Hispánica de Carlomagno (condados fronterizos vasallos de los francos) permitió la defensa frente a Al-Ándalus. Sin embargo, en el siglo IX, los condados navarros y los aragoneses lograron independizarse de los francos, surgiendo el Reino de Navarra y el Condado de Aragón, que estuvo unido a Navarra hasta 1035, cuando se convirtió en Reino de Aragón.

Los condados catalanes consiguieron su independencia de los francos en el siglo X, aunque mantuvieron fuertes lazos con ellos durante mucho tiempo.

Principales Etapas de la Reconquista

El predominio del Califato de Córdoba fue tan potente que hasta su desaparición en 1031 no cabe hablar de Reconquista en sentido estricto. Es entonces cuando los reinos cristianos inician una Reconquista cuyo concepto es más para recuperar tierra cristiana que para recuperar las tierras visigodas perdidas. Se pueden distinguir varias etapas:

  • SIGLO XI (1031: caída del califato – 1145: fin de la época almorávide): En Al-Ándalus, la división y las derrotas de los Reinos de Taifas llevan a pedir ayuda a los almorávides, que frenan el avance cristiano en el Tajo y el Ebro. En los reinos cristianos, sobresale el papel del reino de Navarra que, con Sancho III el Mayor, ocupaba Castilla, León y Aragón. Sus hijos, Fernando I en Castilla y Ramiro I en Aragón, separarán las posesiones.
  • SIGLO XII (1145: fin de los almorávides – 1212: derrota almohade en las Navas de Tolosa): En Al-Ándalus, los almohades no consiguen detener el avance cristiano y, a pesar de alguna victoria (batalla de Alarcos), serán derrotados en una de las pocas ocasiones en que los reinos cristianos aparecen aliados: la batalla de las Navas de Tolosa en 1212. De los reinos cristianos, cabe resaltar: el repetido fracaso de una monarquía unida para Castilla y León, la independencia de Portugal (1143), la creación de la Corona de Aragón (1137) tras el matrimonio de Ramón Berenguer IV de Barcelona y Petronila de Aragón y, por último, el bloqueo de Navarra, encerrada hacia el sur.
  • SIGLO XIII (1212: fin de los almohades – crisis del siglo XIV/Baja Edad Media): Al-Ándalus queda reducido al reino de Granada, dirigido por la dinastía nazarí, que se mantiene gracias al pago de tributos. Los reinos cristianos tendrán como grandes protagonistas a Fernando III el Santo, quien crea definitivamente la Corona de Castilla (1230) y ocupa Andalucía occidental, y a Jaime I de Aragón, que conquista Mallorca y Valencia, incorporándolas a la Corona de Aragón. Ambas coronas acordarán en varias ocasiones el reparto de las tierras a reconquistar, destacando el Tratado de Almizra de 1244.

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