ALFONSO XIII – REGENERACIONISMO
INTRODUCCIÓN
El desastre del 98 marcó el inicio del siglo XX, en el que los sucesivos gobiernos practicaron una política reformista, pero sin eliminar las prácticas corruptas de caciquismo y pucherazo.
A partir de la segunda década, la economía española creció gracias a las exportaciones a los dos bandos de la I Guerra Mundial. No obstante, solo las grandes fortunas se beneficiaron, empeorando la situación de los obreros, cuyo descontento desató la crisis general de 1917. Esta ebullición de los obreros durante el reinado de Alfonso XIII (1902-1931) y, paralelamente, la dictadura de Primo de Rivera, provocó la caída del sistema y, con él, de la monarquía.
De Alfonso XIII destacan tres aspectos: su concepción decimonónica de la monarquía, su espíritu castrense, y su espíritu europeísta y modernizador en lo económico.
LOS INTENTOS DE REGENERACIÓN INTERNA DEL SISTEMA (1902-1914) – EL REVISIONISMO
El revisionismo, que consiste en hacer la revolución desde arriba para evitarla desde abajo, fue la idea seguida por los gobiernos de la época, por la cual establecieron una serie de mejoras para la clase trabajadora. Los conservadores (hasta 1910) tomaron medidas laborales como la Ley Protectora de Accidentes de Trabajo, la Ley de Huelgas y la Ley de Descanso Dominical. Destaca la creación del Instituto Nacional de Previsión, que establecía seguros sociales para la vejez de los obreros, seguros que se hicieron obligatorios en 1919 con cuotas tripartitas obreros-patronos-Estado. Se aprobó la Ley de Reforma Electoral que acabó con el pucherazo, pero que establecía que cuando solo hubiera un candidato en cada circunscripción, se prescindiría del proceso electoral, lo que provocó las presiones de los candidatos oficialistas para que no hubiera rivales.
A partir de 1910, los liberales, presididos por Canalejas, promulgaron leyes sociales como la jornada de 9 horas para los mineros, la regulación del trabajo femenino, la abolición de tributos especiales a los productos de primera necesidad y la Ley de Reclutamiento.
El turnismo fue el principal causante de la debacle del sistema, pues los partidos del régimen no fueron capaces de sumar el apoyo de los otros, además de por la ruptura del pacto por parte de Maura en 1912, siendo tanto este como Canalejas incapaces de mantener la unidad de los partidos. La situación se vio acrecentada por el asesinato de Canalejas en 1912.
LA CUESTIÓN DE MARRUECOS
La pérdida del imperio de ultramar fijó las pretensiones de España en el norte de África, siendo reconocidos en la Conferencia de Algeciras (1906) sus derechos sobre el norte de Marruecos, lo que supuso el equilibrio en el Estrecho, no dejar a Francia como única potencia en la zona y la seguridad fronteriza de Ceuta y Melilla, además de aumentar el prestigio internacional.
SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA (1909)
La ocupación de Marruecos favoreció a España por el prestigio y los beneficios de las minas del Rif. No obstante, las masas obreras se oponían a esta ocupación, ya que veían cómo los jóvenes eran enviados a la guerra, no siendo así en el caso de los hijos de los ricos.
El embarco de reservistas en el puerto de Barcelona desató una revuelta dirigida por sindicatos socialistas y anarquistas, que entre el 26 y el 31 de julio de 1909 incendiaron edificios religiosos. La dura represión (más de 1000 detenciones y 5 ejecuciones, entre ellos Ferrer Guardia, fundador de la Escuela Moderna) provocó la protesta de la comunidad internacional y la dimisión de Maura.
La Semana Trágica de Barcelona sacó a relucir el anticlericalismo de las masas urbanas, que identificaban a la Iglesia como sostén ideológico de la represión y el capitalismo. La desorganización del anarquismo provocó la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910.
QUIEBRA DEL SISTEMA POLÍTICO (1914-1923)
Esta fase del reinado de Alfonso XIII se inició con el crecimiento económico durante la P.G.M., que tuvo su clímax en 1917 con revueltas y terminó con una crisis que se solventó con la dictadura de Primo de Rivera.
La posición oficial de España en la P.G.M. fue de neutralidad, pero tanto la prensa como el pueblo se decantó entre aliadófilos (formaciones de izquierdas que veían a los aliados como defensores de los valores democráticos) y germanófilos (partidos dinásticos que alababan el orden de Alemania y Austria-Hungría). En materia económica, el aumento de la demanda exterior aumentó la inflación y disminuyó los salarios, aumentando la desigualdad.
CRISIS GENERAL DE 1917
El malestar provocado por la desigualdad desembocó en una huelga general convocada por anarquistas y socialistas el 13 de agosto del 17, duramente reprimida por el gobierno. Por otro lado, la rebelión de las Juntas Militares de Defensa y la Asamblea de Parlamentarios conforman, junto con la huelga, la Crisis General de 1917.
Las Juntas Militares de Defensa eran asambleas de jefes y oficiales que defendían los intereses de sus miembros, incitados por la pérdida de capital, la política de ascensos y una medida que pretendía establecer pruebas de aptitud para estos ascensos. El rey apoyó las pretensiones de los militares, dimitiendo el liberal Romanones.
La Asamblea de Parlamentarios fue iniciativa de la Lliga Regionalista, integrada por catalanistas, republicanos y socialistas, y buscaba convocar elecciones a Cortes Constituyentes para acabar con el modelo de la Restauración y conceder mayor autonomía a Cataluña. Esta Asamblea constó de dos fases, una catalana y otra nacional. A pesar de parecer, a priori, una amenaza al sistema, se disolvió por la oposición de las Juntas Militares de Defensa y por las diferencias entre los catalanistas (monárquicos y conservadores) y republicanos y socialistas.
La Crisis General revitalizó el poder político de los militares, hizo a la UGT virar hacia posiciones más moderadas y alejadas de la CNT y provocó la creación de un gobierno de concentración nacional junto con los catalanistas de Cambó.
FINAL PARLAMENTARIO DEL SISTEMA (1917-1923)
En un último intento por mantener el sistema canovista, se constituyeron varios gobiernos de concentración, que fracasaron al carecer los partidos turnistas de líderes y programa político, además de por la radicalización militar del rey. La revolución rusa incendió a las masas obreras, que veían factible hacerla en España.
Así, se invadieron campos en Andalucía, creció la afiliación anarcosindicalista a la CNT en Cataluña y se pasó a la acción violenta, provocando huelgas, atentando contra patronos y saboteando fábricas. En respuesta, se contrató a pistoleros que asesinaron a dirigentes obreros, y se aplicó la Ley de Fugas, que permitía asesinar al detenido si intentaba escapar. El malestar continuó a pesar de la Ley de la Jornada de ocho Horas (1919) o la creación del Ministerio de Trabajo (1920). Finalmente, se produjo la división del marxismo en socialistas (PSOE) y comunistas (PCE) en el marco de la Tercera Internacional.
CONCLUSIÓN
El reinado de Alfonso XIII consolidó el proceso modernizador de la sociedad y la economía españolas con el crecimiento de la población urbana, el crecimiento industrial y el fin de las crisis de subsistencia, acercando al país a la realidad europea, si bien las desigualdades entre clases sociales y el veto al socialismo frenaron el avance en materia social.