La Crisis de 1917 y las Desamortizaciones del Siglo XIX en España: Un Análisis Comparativo
La Crisis de 1917: Contexto y Desarrollo
El texto a comentar es de naturaleza histórico-circunstancial y, por su contenido, histórico-político. El autor es colectivo, ya que está firmado por los miembros del Comité de Huelga el 12 de agosto de 1917. Se trata de un texto público, dirigido a toda la nación española con el fin de movilizar a los trabajadores, y constituye una fuente primaria. Fue suscrito por importantes figuras de la época como Largo Caballero, Julián Besteiro, Andrés Saborit y Daniel Anguiano, miembros de los principales partidos y organizaciones obreras, tanto socialistas como anarquistas, que aquí logran una inusual unidad a pesar de sus diferencias.
El contexto histórico se sitúa en la monarquía de Alfonso XIII, un periodo marcado por intentos reformistas liderados por figuras como Antonio Maura y José Canalejas, así como por acontecimientos traumáticos como la Guerra de Marruecos y la Semana Trágica de Barcelona. En 1914, el estallido de la Primera Guerra Mundial, y la consecuente neutralidad de España, generaron grandes beneficios económicos para industriales y comerciantes. Sin embargo, esta situación agravó la pobreza de las clases bajas debido a la disparidad en el aumento de los precios y los salarios. La inestabilidad política se manifestó en la sucesión de gobiernos, la suspensión de las Cortes por Eduardo Dato en 1917 y las protestas de militares y obreros. Los acontecimientos internacionales, como la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa, influyeron en la situación del verano de 1917, creando un clima propicio para el cambio entre los obreros y sus organizaciones.
Desde comienzos de 1917, la UGT y la CNT comenzaron a reunirse para organizar una huelga general, que comenzó el 13 de agosto con un seguimiento masivo en Madrid, Barcelona, Asturias y Vizcaya, aunque con escasa repercusión en zonas rurales. El gobierno reaccionó desplegando tropas y, a finales de agosto, la huelga finalizó con un saldo de setenta muertos y casi dos mil detenidos. Los miembros del comité de huelga fueron condenados a cadena perpetua, pero posteriormente fueron liberados tras ser elegidos diputados.
Ideas Principales y Demandas del Comité de Huelga
La idea principal del documento es movilizar y justificar la acción del proletariado español en su lucha por un cambio político. En el primer párrafo, se exige un cambio de régimen, una demanda respaldada por organismos como las Juntas de Defensa y la Asamblea de Parlamentarios de Barcelona. La adhesión de numerosos ayuntamientos a las conclusiones de la Asamblea refleja el deseo de renovación en el país. Ante esta situación, el proletariado español decide no permanecer pasivo.
En el segundo párrafo, se alude a la huelga de ferroviarios valencianos iniciada el 10 de agosto de 1917, a la que se unirían obreros de toda España. Se demanda la creación de un Gobierno Provisional que asuma el poder ejecutivo y convoque elecciones, sin fraude electoral, para Cortes Constituyentes. Este gobierno tendría la tarea de solucionar los problemas de España. Si no se cumplen estas demandas, la huelga se mantendrá.
Finalmente, critican el calificativo de «instrumentos de desorden» que el gobierno utiliza para referirse a ellos, y presentan su lucha como un sacrificio necesario por el bien común, haciendo un llamamiento a los ciudadanos para que se unan a la huelga.
Causas y Consecuencias de la Crisis de 1917
La crisis de 1917 tuvo múltiples causas:
- La incapacidad para regenerar el sistema de la Restauración (fracaso del revisionismo de Maura y Canalejas).
- Las consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial (inflación y aumento de las desigualdades).
- La influencia de los acontecimientos revolucionarios en Rusia.
- La crisis política interna, agravada por el cierre de las Cortes por parte de Dato.
En junio de ese año, los militares crearon las Juntas de Defensa, motivadas por los rápidos ascensos concedidos a los oficiales destinados en Marruecos (africanistas), y publicaron un manifiesto con sus reivindicaciones, exigiendo la regeneración de la vida política. Un mes después, diputados y senadores catalanes, apoyados por parlamentarios de otras regiones y regeneracionistas, reclamaron la reapertura de las Cortes y una reforma constitucional. Convocaron la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona, pero Dato declaró la reunión ilegal y la disolvió por la fuerza.
Aunque las Juntas de Defensa y la Asamblea de Parlamentarios se desmarcaron del carácter revolucionario de la Huelga General, los tres movimientos coincidieron en un período de tres meses, compartían algunas reivindicaciones y evidenciaron la crisis del sistema de la Restauración. A pesar de que el gobierno controló la situación, los problemas persistieron con tensiones sociales:
- Trienio Bolchevique en Andalucía (1918-1920): La influencia rusa impulsó revueltas campesinas con quema de cosechas, ocupación de tierras y asaltos a cortijos.
- Pistolerismo en Cataluña: Patronos y sindicatos contrataron asesinos para eliminar a sus rivales.
- Guerra de Marruecos: La sublevación del Rif liderada por Abd el-Krim y la derrota del ejército español en el Desastre de Annual (1921) provocaron críticas a políticos, militares y al rey.
Estos problemas llevaron al ejército a poner fin a la Restauración con un golpe militar en 1923, dando paso a la Dictadura de Miguel Primo de Rivera.
Conclusión (Crisis de 1917): Este documento permite comprender que la CNT y la UGT convocaron la huelga para hacer frente a la grave situación económica y social que vivía España. La mayoría de los historiadores coinciden en que fracasó por varias razones: falta de preparación, represión militar, indiferencia de la burguesía y los partidos republicanos, y la no participación del campesinado. La principal consecuencia de la crisis de 1917 fue el enorme daño causado al sistema de la Restauración.
Las Desamortizaciones del Siglo XIX: Un Análisis Crítico de Flórez Estrada
El segundo texto a comentar es de carácter histórico-circunstancial y, según su contenido, económico y social. Se trata de un fragmento de un artículo publicado por Álvaro Flórez Estrada el 28 de febrero de 1836 en el periódico El Español, en el que expone su pensamiento crítico sobre la desamortización llevada a cabo por Juan Álvarez Mendizábal. La desamortización es un acto jurídico, generalmente a través de un decreto, que consiste en poner en el mercado, mediante subasta pública, bienes y tierras no productivas de «manos muertas» (Iglesia y nobleza), permitiendo que pasen a ser propiedad libre y privada, facilitando su compra y venta. Flórez Estrada, político y economista liberal, fue diputado en las Cortes de Cádiz y se exilió en Inglaterra tras la vuelta de Fernando VII. Es un texto público y una fuente primaria.
Contexto Histórico de las Desamortizaciones
El contexto histórico del texto se sitúa en la Regencia de María Cristina (1833-1840), durante la Primera Guerra Carlista, y los gobiernos progresistas de 1835-1837, que desarrollaron una serie de reformas destinadas a liquidar el Antiguo Régimen. La muerte de Fernando VII y la derogación de la Ley Sálica dejaron el trono en manos de Isabel II, lo que provocó la rebelión de los partidarios de Carlos María Isidro, defensores del Antiguo Régimen, en contra de la sucesión de Isabel y del sistema liberal. La regente María Cristina se apoyó, más por necesidad que por convicción, en ministros liberales, primero el moderado Francisco Martínez de la Rosa y, posteriormente, en los progresistas José María Queipo de Llano, conde de Toreno, y Juan Álvarez Mendizábal.
El contexto de las desamortizaciones es más amplio y se remonta al siglo XVIII. Ilustrados como Pablo de Olavide, Pedro Rodríguez de Campomanes y Gaspar Melchor de Jovellanos propusieron reformas para mejorar el reparto de la tierra. Durante el reinado de Carlos IV, Manuel Godoy desamortizó bienes eclesiásticos para hacer frente a la Deuda Pública. También se llevaron a cabo desamortizaciones durante el reinado de José I Bonaparte, y las Cortes de Cádiz decretaron la desamortización de bienes pertenecientes a afrancesados y conventos destruidos durante la guerra. En el Trienio Liberal (1820-1823), se vendieron bienes de monasterios y conventos arruinados. Sin embargo, el proceso desamortizador alcanzó su mayor desarrollo con las desamortizaciones de Mendizábal y Pascual Madoz, pero, lejos de realizarse con criterios sociales, se abordó con criterios ideológicos liberales.
La Crítica de Flórez Estrada a la Desamortización de Mendizábal
La idea principal del texto es la crítica al modelo de desamortización propuesto por Mendizábal en 1836, que consistía en la venta de tierras mediante subasta pública. Flórez Estrada argumenta que este método perjudica a todas las clases sociales, excepto a aquellos con mayores recursos económicos, los únicos capaces de comprar las tierras. Como alternativa, propone que las tierras sean entregadas en arriendo enfitéutico (por 50 años prorrogables) a los campesinos, utilizando los ingresos de las rentas para el pago de la deuda pública. De este modo, las familias campesinas serían propietarias del dominio útil de las tierras que cultivaran, lo que aumentaría su interés por apoyar las reformas liberales y a Isabel II.
Además, Flórez Estrada destaca que la enfiteusis, al otorgar al colono una especie de propiedad, fomenta la prosperidad entre los agricultores, ya que los motiva a cultivar la tierra arrendada como si fuera propia, promoviendo así la productividad y un mayor compromiso.
Objetivos y Consecuencias de las Desamortizaciones de Mendizábal y Madoz
Las desamortizaciones se inscriben en el proceso de consolidación del sistema liberal, junto con la desvinculación de mayorazgos y la abolición de señoríos. Los objetivos de la desamortización de Mendizábal (1836) eran:
- Amortizar la deuda pública.
- Financiar la guerra carlista.
- Atraer adeptos a la causa liberal.
- Aumentar la producción agrícola.
Se centró en los bienes eclesiásticos, beneficiando a los grandes compradores de la nobleza y la burguesía, que se convirtieron en terratenientes absentistas. Los perjudicados fueron:
- Los campesinos pobres, que no pudieron comprar estos bienes.
- La Iglesia.
- El patrimonio artístico, expoliado o utilizado como material de construcción.
- La industrialización, ya que muchos capitales se desviaron a la compra de tierras.
Aunque los moderados interrumpieron la desamortización, el general Baldomero Espartero la reactivó. En el Bienio Progresista, la desamortización de Madoz (1855) afectó a los bienes aún no desamortizados de la Iglesia y también a los bienes propios y comunales de los pueblos, afectando a los Ayuntamientos. El mecanismo fue similar al de Mendizábal: expropiación y subastas, con pago en metálico y a plazos, aunque también se permitió el uso de Títulos de Deuda. Los objetivos eran la liquidación de la deuda y la financiación del ferrocarril. Los grandes beneficiados y perjudicados fueron los mismos que en la de Mendizábal, con la diferencia de que se añadieron los Ayuntamientos, que perdieron su capacidad de financiarse. Los campesinos pobres se vieron especialmente afectados al perder los aprovechamientos de los bienes comunales.
En ambas desamortizaciones no se logró solucionar el desigual reparto de la propiedad, eliminar el latifundismo ni mejorar la productividad. Solo se canceló una tercera parte de la deuda pública, provocando un aumento de los jornaleros y la ruina de pequeños propietarios y arrendatarios, incapaces de competir con los grandes productores o pagar las altas rentas impuestas por los nuevos propietarios.
Conclusión (Desamortizaciones): La desamortización muestra que el principal objetivo del Gobierno era conseguir dinero y transferir tierras a la burguesía, dejando de lado la oportunidad de hacer una reforma agraria que mejorara la calidad de vida del campesinado y aumentara la productividad agrícola. Aunque tuvo efectos negativos para los más desfavorecidos, formó parte del proceso liberal que cambió la propiedad de la tierra y marcó la política agraria del siglo XIX y parte del XX.