Alfonso XIII y la Crisis de la Monarquía Española
Contexto Histórico
El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) estuvo marcado por una profunda crisis política y social que culminó con la proclamación de la Segunda República. Tres grandes crisis definieron su reinado: la Semana Trágica de 1909, la crisis de 1917 y el Desastre de Annual de 1921.
Análisis del Discurso de Despedida
El discurso de despedida de Alfonso XIII, publicado en el periódico ABC el 17 de abril de 1931, justifica su abandono del trono ante la falta de apoyo popular y el temor a una guerra civil. El monarca reconoce errores, pero defiende su intención de buscar el bien de España, incluso en momentos críticos como la Semana Trágica, la crisis de 1917 y el Desastre de Annual. Alfonso XIII se posicionó del lado del orden social, defendiendo los intereses de la oligarquía política y económica. Su figura se vio asociada al Desastre de Annual y a la posterior dictadura de Primo de Rivera.
El Fin de la Monarquía
Tras el fracaso de la Dictablanda de Berenguer y la posterior dictadura de Primo de Rivera, las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 dieron el triunfo a los partidos republicanos en las principales ciudades. Ante la falta de apoyo, Alfonso XIII se exilió, dando paso a la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931.
La Constitución de 1931: Un Nuevo Régimen para España
Contexto y Elaboración
La Constitución de 1931, elaborada por las Cortes Constituyentes elegidas en junio de 1931, representó un cambio radical en el sistema político español. El texto, redactado por diputados de partidos burgueses de izquierdas y del PSOE, con la destacada participación de Jiménez de Asúa, recogió las aspiraciones de un amplio sector de la población.
Principios y Contenido
La Constitución de 1931 estableció principios como el trabajo, la libertad y la justicia, proclamando la soberanía popular. Se instauraron Cortes unicamerales, un Tribunal de Garantías Constitucionales, y se adoptaron nuevos símbolos nacionales como la bandera tricolor y el himno de Riego. El artículo 3 estableció el laicismo del Estado y la libertad religiosa, provocando la dimisión de Alcalá Zamora y Miguel Maura. Se reconoció el derecho a la autonomía regional, aunque con la primacía del derecho común del Estado. El polémico artículo 26, que suspendía las órdenes religiosas sujetas a una autoridad distinta del Estado, precipitó la dimisión de miembros de la derecha republicana del gobierno. Se estableció la igualdad de género en el derecho al sufragio, permitiendo el voto femenino. Los artículos 67 y 68 definieron las funciones del jefe del Estado, con la posibilidad de ser cesado por las Cortes antes de finalizar su mandato de seis años.
Consecuencias y Reformas
La Constitución de 1931 transformó España en un estado democrático y laico. Se implementaron reformas como la agraria, que buscaba expropiar tierras con indemnización para repartirlas entre los campesinos más pobres, y reformas laborales como la Ley de Contrato de Trabajo y la Ley de Jurados Mixtos. Se impulsó la educación pública, laica y gratuita, y se implementaron medidas para modernizar el ejército y afirmar el estado laico, como la Ley del Divorcio y la secularización de los cementerios.
La Religión en la Segunda República: El Discurso de Azaña
Contexto Histórico
Durante el primer gobierno provisional de la Segunda República, presidido por Alcalá Zamora, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes. El triunfo de la conjunción republicano-socialista permitió la elaboración de una nueva constitución que incorporaba principios de autonomía y anticlericalismo, así como la ampliación de derechos sociales.
Análisis del Discurso
En su discurso ante el Congreso de los Diputados el 13 de octubre de 1931, Manuel Azaña defendió la necesidad de un Estado laico. Azaña criticó el control de la educación por parte de las órdenes religiosas, argumentando que defendían una enseñanza arcaica contraria a los principios de la ciencia y el estado moderno. El debate sobre el artículo 26 de la Constitución, que regulaba la cuestión religiosa, llevó a la disolución de las órdenes religiosas con voto especial de obediencia a una autoridad distinta del Estado (jesuitas) y a la prohibición del ejercicio de la industria y el comercio para el resto. Azaña propuso la sustitución de la religión nacional por una laica, prohibiendo la enseñanza a las órdenes religiosas.
Consecuencias y Legado
La postura anticlerical de Azaña se enmarca en una corriente histórica presente en España desde el Trienio Liberal. Durante el Bienio Reformador, Azaña impulsó medidas para reducir la influencia de la Iglesia Católica en la sociedad y la educación. Leyes como la confiscación parcial de bienes de la Compañía de Jesús, la Ley del Matrimonio Civil, la Ley del Divorcio y la secularización de los cementerios reflejan esta política. Sin embargo, la influencia de la Iglesia se mantuvo presente en la vida política española, inspirando la creación de fuerzas políticas como Acción Popular, que se convertiría en el núcleo de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA).